En la actualidad estamos sometidos a un alto nivel de estrés debido a la situación de la COVID-19 que vivimos, la rápida evolución tecnológica, el deterioro socioeconómico y sobre todo a la exigencia creciente del sistema sobre la población.
Los factores estresantes de la vida pueden convertirse crónicos e influir en las respuestas cardiovasculares, endocrinas e inmunitarias. Además, si a ello sumamos el estrés producido por el ejercicio intenso, pueden afectar gravemente a nuestro estado inmunológico.
El estrés provocado por el ejercicio de alta intensidad es debido a los incrementos en la frecuencia cardíaca, el gasto cardíaco, la presión arterial sistólica, la vasodilatación del músculo esquelético y el consumo de oxígeno, produciéndose respuestas neurohormonales que incrementan la síntesis de catecolaminas y el cortisol, de tal forma que el sistema inmunológico incrementa la síntesis de células natural killer (NK) y linfocitos supresores.
El sistema inmunológico es una red compleja que contribuye a proteger nuestro cuerpo. Su función está dirigida a reconocer antígenos para desarrollar una respuesta eficaz frente a ataques de agentes patógenos o infecciones. La actividad del sistema inmunológico representa una defensa esencial contra las infecciones dependiendo de la activación de linfocitos y la producción de anticuerpos.
La función de las células del sistema inmunológico está regulada por la acción de moléculas específicas llamadas citocinas, siendo estas secretadas por linfocitos y monocitos para controlar la proliferación y diferenciación de las células del sistema inmunológico. Existen alrededor de 50 tipos diferentes de citocinas con diferentes acciones fisiológicas:
- actividad proinflamatoria
- antiviral
- inmunoestimulante
- hematopoyética
- antiinflamatoria
- inmunorreguladora.
El ejercicio físico realizado de forma moderada mejora la capacidad del sistema inmunológico; sin embargo, la realización de ejercicio de larga duración, alta intensidad y elevado volumen de trabajo genera un estrés oxidativo en el organismo, deteriorando la función inmune y, como consecuencia, favoreciendo la aparición de una disfunción inmune.
El músculo esquelético es el tejido responsable de generar radicales libres y especies reactivas de oxígeno (ROS) durante el ejercicio. El ejercicio físico intenso prolongado produce alteraciones en la fisiología muscular. El incremento en la producción de ROS en los músculos durante el ejercicio físico tiene una relación proporcional con el consumo elevado de oxígeno, debido al incremento de la respiración mitocondrial, generándose radicales libres en un nivel superior a la capacidad de los sistemas antioxidantes, lo cual induce un mayor daño muscular.
El ejercicio físico moderado mejora el sistema antioxidante por encima de los niveles en estado sedentario, mientras que los efectos del ejercicio intenso y prolongado no pueden ser soportados por los sistemas antioxidantes, provocando una disminución de la capacidad inmunológica del organismo.
El extracto de Polypodium leucotomos (EXPLY-37®) ha mostrado su efecto inmunomodulador, teniendo una acción amortiguadora sobre los niveles de TNF, reduciendo los niveles de citocinas proinflamatorias e incrementando la concentración de citoquinas antiinflamatorias en sujetos que realizan deporte o ejercicio físico de intensidad media-alta al menos tres veces por semana. Todo ello es debido a la presencia, entre otras, de moléculas bioactivas como polifenoles, terpenoides y flavonoides.
El ejercicio extenuante provoca daño muscular debido a la pérdida prolongada y sostenida de función muscular, incremento del dolor muscular y disminución de proteínas musculares.
En diversas investigaciones realizadas tras la realización de ejercicio intenso, se ha demostrado que aquellos sujetos que realizaron una ingesta de Polypodium leucotomos tuvieron un menor daño muscular, respecto a aquellas personas que ingirieron un placebo.