Pareciera que el mundo se hubiere detenido durante la crisis sanitaria, postergando innumerables actividades hasta superarla. Sin embargo, ninguna de estas afirmaciones es enteramente real. Cierto es, que muchas han sufrido transformaciones y se han visto reemplazadas por nuevas formas de relacionamiento. La inventiva lo ha hecho posible, auxiliada por la tecnología electrónica y otras modernidades. Algunos países han restringido las vinculaciones interpersonales, y otros las ignoran. Sabemos de autoridades que han minimizado los efectos de la pandemia, y a veces, desafiado. Los efectos están por verse, aunque no muestren resultados esperanzadores, agravándola por ahora.
Lo señalado se podría replicar a las relaciones internacionales, presumiblemente menos aceleradas e intensas actualmente, dadas las urgencias para la salud. Tampoco es así, y prosiguen variadas acciones exteriores como si todo fuere normal, en que algunos, hasta se han aprovechado de la emergencia, para consolidarlas y avanzar sobre otros. Los casos existen y preocupan, por ser contrarios a la presunta solidaridad y colaboración, que tanto se requiere y muchos proclaman.
Se pueden dar algunos ejemplos significativos. En la confrontación entre Estados Unidos y China, de lo comercial ha derivado al prestigio y confiabilidad recíproca, con acusaciones norteamericanas sobre el origen del virus, su control, las cifras de su evolución y efectividad sanitaria, puestas en duda. Y de paso, se extiende a la OMS, que China apoya, desde su director general al incremento de contribución presupuestaria, cuando Estados Unidos anunció su cese. En contrapartida, China ha deslizado que el virus se habría iniciado en Europa y de ahí, pasado a China. Un contragolpe que todavía no prende aunque lo intente. Las alternadas señales de entendimiento y pugna, no son suficientes para darlas por superadas, y los mercados vacilan. Las elecciones presidenciales americanas de noviembre, podrían continuar apelando al factor chino, a favor o en contra, incidiendo políticamente. Paralelamente, China e India se acusan de agredirse en la región fronteriza de Galwan, con militares muertos en un confuso episodio.
No hay que olvidar que Hong Kong, sigue con marchas multitudinarias no autorizadas, y numerosos problemas no resueltos con el poder central, que podrían poner en riesgo su status especial, mediante una Ley de Seguridad China, que atenta contra la pactada Región Administrativa Especial, bajo el lema «un país, dos sistemas».
Corea del Norte sigue desafiante con su programa de misiles nucleares, y la destrucción del recinto destinado a sus diálogos con Corea del Sur, y la consecuente movilización de efectivos. En medio de rumores sobre la salud de Kim Jong-un y la mayor visibilidad de su hermana Kim Yo-jong, podríamos estar en presencia de un reajuste en la dinastía, al no haber una línea sucesoria conocida, o de una nueva purga interna frente a una situación muy deteriorada por las sanciones imperantes; o bien, un aprovechamiento de la epidemia mundial en que las potencias se concentran en ella. Todas son plausibles en un régimen tan impredecible.
El Gobierno de Maduro de Venezuela, en medio de una crisis interna que aumenta, disminución notable de la producción petrolera, y serias dudas sobre los verdaderos efectos de la pandemia por cifras manipuladas, anuncia la designación de nuevos miembros del Consejo Nacional Electoral, con el objetivo claro de poner fin a la Asamblea Nacional que preside Juan Guaidó, para deslegitimizarlo y poder perseguirlo. Asimismo, permite que buques procedentes de Irán con petróleo, accedan a sus puertos, burlando el cerco norteamericano y las sanciones, lo que Irán utiliza nuevamente para provocar, consciente que no habrá una respuesta militar, por el riesgo a la seguridad internacional, mientras aumentan la pobreza y las cifras del virus. Se añade la captura de Alex Saab, como testaferro de Maduro, incriminado por delitos internacionales.
Por su parte, los europeos alternan medidas de confinamiento con regreso a la normalidad, si bien no hay certeza de que hayan logrado erradicar los contagios. Las crisis para la economía de la Unión Europea, duramente afectada, han hecho revisar las restricciones por el riesgo de agudizarla. En cuanto a las negociaciones del Brexit, prosiguen, todavía sin concluir entrampadas en tantos aspectos que considerar. Gran Bretaña busca reemplazar el mercado común con Europa, por otros diversificados extra-zona, a objeto de paliar los perjuicios de su salida, más motivada por un nacionalismo potente, que por estrictas razones de mercado. En definitiva, todo está por verse y buena parte sigue siendo una incógnita.
En medio de sus propias dificultadas gubernamentales, que han logrado un equilibrio político frágil, Israel anuncia nuevas anexiones en territorios palestinos. Las reacciones han sido inmediatas y no sería de extrañar más confrontaciones, como tantas veces ha sucedido. No hay cifras destacadas ni confiables, respecto los efectos de la pandemia en Palestina, donde las condiciones de pobreza y hacinamiento, particularmente en Gaza, son evidentes y podrían añadirse a las territoriales, siempre presentes. Todo factor que se sume a una región en tensión permanente, puede desatar mayores y lamentables consecuencias.
No son las únicas muestras de que las acciones internacionales continúan y en algunos casos, se profundizan, a pesar de que la pandemia se ha generalizado y sigue siendo la mayor prioridad de todos. Una realidad preocupante que de seguir, en nada contribuye a solucionar la enorme crisis sanitaria global.