Lo único que podemos afirmar es que, a menos que se encuentre una vacuna efectiva, la vida de la sociedad de consumo y despilfarro que vivimos se va a acabar, y será muy difícil en especial para los países y personas pobres volver «a la normalidad». La globalización nos había demostrado que ya no teníamos independencia económica, la epidemia con el covid- 19 nos muestra que la sociedad mundial no puede funcionar como islas, ya que la infección no respeta fronteras, no lo hizo ahora ni en el futuro y lo más triste es que no sabemos cómo o cuándo terminará este coronavirus de afectarnos.
El relato de los últimos seis meses
En diciembre del 2019, las autoridades de China señalaron que en la ciudad de Wuhan se encontraron una serie de enfermos con cuadro gripal y neumonías graves de origen desconocido. En enero del 2020 (con retardo) reportaron que era producido por un virus mutado de la familia de los coronavirus que se transmitía de persona a personas por gotas de saliva al hablar, toser o estornudar. Se decía que la compra en una carnicería e ingesta de carne de murciélagos o de otros animales intermediarios como el pangolín, portadores del virus, había contaminado a alguna persona. Los murciélagos que polinizan plantas y comen insectos son portadores silvestres naturales de familias de coronavirus. Al parecer fue así como saltó a la especie humana.
Con cierto retardo, el Gobierno de China hizo entrar en cuarentena a 11 millones de habitantes de la ciudad de Wuhan y a 70 millones de personas de la región. Pero el problema es que esa gran ciudad tiene vuelos semanales a (y/o desde) París, Roma, Londres e incluso con San Francisco y Nueva York y fue así como antes de la cuarentena, salieron turistas a esas ciudades.
Pese a que para finales de enero la enfermedad viral calificada como covid-19 se había diseminado a diferentes países, y para finales de febrero ya Italia y España estaban presentando muchos casos, lamentablemente no fue sino hasta el 11 de marzo que la Organización Mundial para la Salud (OMS) la consideró una pandemia, ya que para ese momento afectaba a 111 países hubo pues un retardo considerable.
De inmediato esta pandemia se convirtió en un reto: los salubristas solicitaron medidas de aislamiento y cuarentena para contenerla; los economistas temían que eso quebraría las economías de los países, y si duraba mucho causaría desempleo masivo y una recesión económica mundial. La realidad es que los ciclos de pandemias infecciosas en la historia humana es lo usual, los mejores ejemplos de esto son las pandemias en el pasado de cólera, peste bubónica, de viruela, de la influenza española, la poliomielitis, el sida, el SARS — un coronavirus se inició en China y propagó por Asia en el 2003 — y además tenemos las gripes estacionales, todas ellas han causado la muerte a cientos de millones de personas a través de los años.
También hay ciclos de crecimiento y contracción económicas, Por ejemplo, en el año 1929, se presentó una «pandemia económica» en los Estados Unidos, llamada «la Gran Depresión» que empobreció a millones de trabajadores y se extendió al mundo. La más reciente fue en el año 2008 y 2009, por los bonos chatarra vendidos por los bancos en USA, y que, al final gracias a la ayuda del Gobierno de ese país, los bancos, los principales responsables se recuperaron y fortalecieron más, pero cuatro millones de estadounidenses perdieron sus hogares. En la actualidad el covid-19 está ya provocando otra grave crisis económica y la recesión mundial hará que permanezcan las grandes empresas, pero muchas pequeñas serán eliminadas.
Es evidente que este coronavirus se disemina a gran velocidad (más rápido que las gripes) por lo que es muy difícil contenerlo. La persona que se infecta es contagiosa a partir del 4º o 5º día, aun antes de que se presenten los síntomas, muchas permanecen asintomáticas y por ello trabajan o andan en la calle contagiando a otras personas. En cambio, en el ébola, una infección viral con alta mortalidad y que causa la muerte del 50% de los afectados, estos son contagiosos hasta que están muy enfermos por lo que tienen muy pocos contactos, pues, usualmente están aislados en su casa o internados en hospitales. El ébola se pudo localizar a pocos países, y por esa razón se afectaron solo 20.000 personas. El covid-19 ha contagiado al 19 de junio del 2020 a 8.520.000 de personas, hasta donde se sabe. Y los datos no paran de crecer día tras día.
Los países que apenas supieron del problema en China, como Corea del Sur, Taiwán, Singapur, Vietnam y Alemania entre otros, habían aprendido la lección dejada por anteriores epidemias como la gripe aviaria, la H1N1, el SARS, y el MERS. Sus autoridades sanitarias habían creado protocolos preventivos y de tratamiento para la siguiente pandemia que tuvieran y que resultó ser el covid-19 del año 2020. Esos protocolos se aplicaron de inmediato. Las medidas que ellos implementaron se deben continuar al presente. A todos los viajeros al ingresar al país se le tomaba la temperatura y se les hacían pruebas (test) de detección para saber si estaban infectados con el covid-19. Se les aislaba por 14 días, aunque estuvieran asintomáticos y a los positivos y enfermos se les ponía en cuarentena. Las personas con las cuales el positivo había estado en contacto, eran localizadas, testadas y puestas en confinamiento. Además, comenzaron otras medidas de protección en la población como: guardar la distancia con otras personas (distanciamiento social), el uso de mascarillas, guantes, lavados de manos, toma de temperatura, cierre de escuelas, colegios y reuniones públicas de todo tipo. Las pruebas se usaron extensamente para lo cual se fabricaron cientos de miles de reactivos. Los hospitales se prepararon en cuanto a camas, respiradores y equipos de seguridad para el personal de salud de atención directa y el de la UCI.
A Italia, España, Francia, Gran Bretaña y los Estados Unidos entre otros, les cogió muy tarde, ya que iniciaron las medidas señaladas a mediados o incluso finales de marzo (USA había prohibido antes los viajes a o de China, pero no del o al resto del mundo). En esas naciones quedó claro una sorprendente falta de preparación inicial para atender un brote infeccioso de estas proporciones. Y, sin embargo, estábamos ante «una crónica de una muerte anunciada», pues entre los años de 1980 y el 2010 el número de brotes epidémicos de enfermedades se había multiplicado por tres.
El contagio del personal de salud en el mundo ha sido muy elevado, por lo menos tres veces más que la población general. En España murieron más de 100 médicos y enfermeras que atendían la pandemia, por eso, hay la obligación de hacer test o prueba de diagnóstico a todo el personal hospitalario pues hay muchos asintomáticos. Tal vez sería conveniente que en el futuro a los hospitales que reciben este tipo de enfermos se les dote de salones con camas y UCI, únicamente para atender este tipo de enfermos separadas de los otros.
Otra razón para ello es que los hospitales generales que atienden estos enfermos se convierten en importantes focos de contagio para una población que va en busca de otros tratamientos, para evitar eso, las clínicas y hospitales deben organizar áreas separadas de consulta externa e internamientos para los enfermos sospechosos por sufrir un problema respiratorio alto. Al fin y al cabo, esta pandemia va para largo, además, esa medida servirá para atender las próximas.
Por cierto, con las medidas relatadas Corea del Sur, Vietnam, Taiwán y Singapur, evitaron la cuarentena de la población y el comercio continuó funcionando con restricciones.
A la fecha, se han presentado más de 8.500.000 de casos positivos en el mundo, con una mortalidad de más 450.000 personas en solamente 4 meses. Bélgica tiene la mayor prevalencia de casos por 100.000 habitantes. Le siguen, por este orden, Reino Unido, España, Suecia, Francia y Estados Unidos, país que — con menos del 5% de la población mundial —, tiene el mayor número de casos y roza ya los 2.200.000 (25% de los casos mundiales) y está a la cabeza también en el número total de muertos, al contabilizar 118.500 fallecidos. Le siguen Brasil (48.000 muertos), Reino Unido (42.300), Italia (34.500), Francia (29.600) y España (28.000). Alemania tiene una mortalidad 7 veces más baja que Italia y España. Suecia, que trató de obtener «inmunidad colectiva» no estableciendo el alejamiento ni otras medidas, ha tenido 10 veces más mortalidad que sus vecinos Noruega y Dinamarca que si aplicaron alejamientos y cuarentenas. Los datos de China son confusos, ya que ha tenido que doblar la mortalidad reportada inicialmente y la cantidad de casos positivos que señalan haber sufrido es muy baja. Esta semana, además, ha notificado un rebrote en Pekín.
El futuro
¿Hacia dónde vamos? El problema es que no se conoce la evolución de este covid-19; si logramos superar esta primera fase, no sabemos si el virus se mantendrá activo o reaparecerá en el invierno, o si se comportará como una gripe estacional, volviéndose endémico. Ni siquiera sabemos si los contagiados obtienen inmunidad permanente. Las pruebas serológicas para ver inmunidad en los infectados ya supuestamente sanos, parecen indicar que una buena parte de ellos si la consigue.
Algunos investigadores creen que el covid-19 con el tiempo y tras una serie de mutaciones se debilitará, pero al presente esto no ha sucedido y aún más, investigadores chinos, creen que la cepa que los afectó, mutó y se volvió más agresiva y letal cuando llegó a Europa y a los Estados Unidos (algo aún por comprobar). Recordemos que la mutación por selección natural es una forma de adaptación de las especies, así fue como sobrevivió la especie humana, en el caso del coronavirus, este lo hace para adaptarse a los cambios del ambiente y sobrevivir.
La Universidad de Harvard de Estados Unidos en un informe de abril del 2020 reportó que este coronavirus se convertirá en una enfermedad estacional y que un único periodo de cuarentena no detendrá al covid-19, por lo tanto, será necesario, si se quiere evitar el colapso de los hospitales, mientras que se extiende la inmunidad en la población, continuar practicando el alejamiento social, mascarillas, guantes y, si los casos de infección se elevan, ir a otra cuarentena.
Lo anterior confirma el temor actual de las autoridades de salud, sobre que, una vez que la incidencia y mortalidad desciendan y se reinicien paulatinamente las actividades sociales y económicas, se arriesgue lo ganado, pues al volver la población a las actividades, inevitablemente habrá un aumento de los contagios de la enfermedad y los hospitales podrían nuevamente ser rebasados en su capacidad de servicios. Un grupo importante de especialistas médicos en el tema creen que una segunda ola será peor, otros no piensan así y creen necesario que se infecte e inmunice la población restante como ya dijimos está tratando de hacer Suecia bajo el sistema de «inmunidad de grupo«, pero con una mortalidad mayor que sus vecinos.
El problema es que a la fecha ni siquiera sabemos cuántas personas han sido contagiadas, se creía que una positiva podría contagiar en promedio entre 1 y 7 personas más, sin embargo, estudios de la Universidad de Stanford (USA) muestran que una persona positiva puede contagiar entre 13 y 85 personas. La buena noticia es que hay entonces miles de contagiados asintomáticos y que no requirieron ningún tratamiento para curarse. Al parecer, de 100 personas con el covid-19 el 80% al 90% son asintomáticos o sufren apenas una leve gripe y solamente requieren tratamiento médico y hospitalización el 10% restante.
La pretensión de cada país es mantener la cifra de positivos(contaminados) por debajo de la tasa R=1 — donde cada enfermo contaminado es remplazado por otro nuevo, o sea, el número de infectados no aumenta ni baja, a eso se le llama control de la epidemia. Sin embargo, para mayo del 2020. muchos países sin tener esa cifra plana han ordenado la apertura gradual de la cuarentena y estamos por ver la posibilidad de un rebote o una segunda “ola” tal vez en setiembre u octubre. Pero ya en junio, Singapur, que antes solo tenía 5.000 casos, ahora reporta en pocos días 9.000. Hong Kong reporta 1.085 casos nuevos en pocos días. Lo mismo sucede en China y Corea del Sur, que han tenido rebrotes y están tomando nuevas medidas restrictivas por regiones debido al aumento de la frecuencia de las infecciones.
Al abrir los aeropuertos y los muelles, a las personas que llegan a las fronteras, habrá que hacerles tomas de temperaturas y test para encontrar los positivos y prohibir su ingreso o exigir confinamiento por 14 días si son asintomáticos y a los sintomáticos cuarentena obligada. Ideal sería que a todas las que vuelven al trabajo, deporte, etc., se le haga antes la prueba para descartar positividad.
Se ha demostrado que las personas inmunosuprimidas, los pobres, los obesos, los diabéticos, los hipertensos son más afectados, pero en cuanto a letalidad se ha visto que, entre los infectados un 75% de los muertos se ven en ancianos de más de 65 años y sube a 80% entre las personas de más de 75 años, considerando que estos grupos en USA y Costa Rica son un 12% a un 15% de la población, se ve lo elevada que es la posibilidad de morir de un anciano si se contagia.
Ha quedado muy claro que, si hay un grupo de héroes en esta epopeya, ese es el personal de los servicios médicos de los hospitales, que atienden directamente a este tipo de enfermos como son los médicos, las enfermeras, los técnicos, y personal auxiliar, incluyendo a los que transportan y lavan la ropa, y como extraordinarios a los que atienden la UCI. Todas son personas muy abnegadas, pues arriesgan no solo su salud e incluso su vida, sino también la de su familia, algo que no sucede con los soldados cuando defienden un país. Por esa razón se requiere tener recursos técnicos, suficientes camas y equipos adecuados de protección personal para ellos. Además, este grupo tiene que mantenerse alerta, no solo para las emergencias usuales, sino para esta pandemia si se alarga o para otras en el futuro.
La especie humana se caracteriza por su creatividad, y así como hemos encontrado tratamientos o vacunas para otras enfermedades, en los próximos meses crearemos medicamentos contra el covid-19 y, esperamos, para el año entrante una vacuna, con el interrogante de que, aún no se ha logrado una contra el sida. Nos ilusiona que hay investigaciones que señalan que al menos 4 de cada 10 personas cuentan con inmunidad previa frente a la covid-19, sin haber sufrido el contagio. Se señala que en casos de infección entre el 80% al 90% son asintomáticos como señalamos o sufren de pocas molestias Todos sabemos qué en crisis como esta, las transnacionales farmacéuticas que producen los medicamentos y las vacunas son las únicas ganadoras, por esa razón para que no especulen con el precio, se deben establecer regulaciones a nivel mundial.
La OMS tiene un grupo llamado «Sistema Mundial de Vigilancia y Respuesta a la Gripe» formado por expertos de todo el mundo, y se reúnen dos veces al año para analizar datos recogidos sobre infecciones virales. Este grupo debe trabajar permanentemente con apoyo mundial (pese a la discrepancia de EE. UU., con la OMS y China), dotándolo de la autoridad suficiente para ingresar a cualquier país donde se detecte un brote infeccioso para estudiarlo y hacer las recomendaciones del caso. Recordemos que se dice: «ante una crisis, los tontos buscan un culpable para esconder su ineficiencia y los inteligentes buscan la manera de resolverla».
Por cierto, no nos llamemos a engaño, se están publicando, diversas estadísticas comparando la enorme mortalidad qué en la sociedad actual, tienen las cardiopatías, los cánceres, los accidentes, etc., de decenas de millones de casos, que, comparados con los millones de infectados del covid-19 este resulta un enanito y por ello, no deberíamos preocuparnos por esta pandemia y su baja mortalidad de apenas 450.000 casos. Pero este virus es un recién nacido, tiene solo poco más de 6 meses de evolución, la mayoría de las cardiopatías, y cánceres, etc. matan después de años de padecerlos. Tenemos la esperanza que esta infección jamás alcance las cifras de mortalidad de las cardiopatías, el cáncer o los accidentes, pero, lo que si logra es separar a las personas y familias, y en el caso de los enfermos hay que aislarlos, lo que no sucede con las otras enfermedades. Lo anterior aparte de los trastornos emocionales y psiquiátricos como: temores, angustias, falta de sueño, etc., que provoca en millones de niños y personas en el mundo. Por esa razón hay que incrementar los cuidados de la salud mental en todo el mundo y posiblemente habrá muchas personas con estrés emocional pospandemia.
Esta pandemia provocada por un minúsculo virus, que ha puesto a temblar a toda la civilización no importa que avanzada se encuentre tecnológicamente; nos ha demostrado que vivimos en un mundo incierto donde el futuro no se puede predecir. Ante este tipo de infecciones todos somos iguales; queda así demostrado que la salud de cada uno depende de la de todos, ya no más abrazos, besos y darnos las manos como saludo.
Lamentablemente persisten las condiciones que dieron lugar a la mutación de este coronavirus, como son, la deforestación de bosques y selvas, con asentamientos de población, el agravamiento del cambio climático, la contaminación de la atmósfera y los ríos, la falta de agua potable para muchos y él exceso de deshechos y basuras; el uso como alimento de animales silvestres en carnicerías en China y otros países. Se agrega a eso, la existencia de una sobrepoblación, exagerada con focos de insalubridad y hacinamiento en todo el mundo, por ello esta pandemia se repetirá a no dudarlo y si no aprendemos la lección y nos preparamos para combatir la próxima, la población mundial puede desaparecer.
Es obvio que hace falta liderazgo, lo que solo será posible si Estados Unidos, China, la Unión Europea, Rusia, etc., logran crear una estrategia común en esta lucha y en las futuras, considerando que estamos en un mismo barco llamado Tierra, en medio de una grave tormenta en la inmensidad del espacio-tiempo del cosmos; donde para sobrevivir, necesitamos actuar solidariamente tratando de vencer las desigualdades sociales, eso permitirá al genio humano encontrar soluciones y derrotar a la adversidad para salir adelante y lograr hacer un mundo mejor para todos.