Lo único cierto es la falta de certezas a nivel mundial: en algunos países, sobre todo europeos del sur, el virus frena; en otros, como en Estados Unidos y América Latina, la curva de muertes y contagios se dispara y en Pekín se han detectado nuevos casos, mientras algunos desaciertos a nivel de las autoridades mundiales de la salud aumentan la incertidumbre planetaria.

Lunes 8 de junio

Despierto con el ruido de un chubasco que me hizo recordar las lluvias valdivianas en sus mejores tiempos. Una hora después, al salir de mi casa, un sol radiante. Después más chubascos. Y de nuevo sol. A raíz del cambio climático, Roma se ha ido convirtiendo casi en un país tropical...aunque sin las cosas agradables de los países tropicales. En fin, después de la tormenta pandémica que hemos ido dejando atrás, aunque todavía quedan rezagos, empieza a aclarar, aunque todavía hay nubes que insisten en permanecer.

«Disculpen señores, nos equivocamos, ya no es necesario usar guantes». Leo en el diario Il Messaggero esta noticia que llega directamente nada menos que de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es decir, todo lo contrario de lo que se había dicho hasta ahora: «La OMS no recomienda el uso de guantes a nivel masivo (comunitario es el término que emplean), ya que puede aumentar el peligro de infecciones, por ejemplo si se tocan superficies contaminadas y luego el rostro», según se lee en la página de la Organización, sección de preguntas y respuestas sobre guantes y mascarillas.

Por eso, en lugares públicos como supermercados, además de la distancia social, la OMS sugiere «la instalación de distribuidores de alcohol gel para las manos, a la entrada y a la salida», como también que «mejorando ampliamente la práctica de higiene de las manos, los países pueden ayudar a prevenir la difusión del coronavirus». Aunque eso sí, recomiendan siempre «ponerse en contacto con las autoridades locales para informarse sobre las normas vigentes en cada área».

Estamos de acuerdo en que, «al parecer» (porque las certezas flotan inalcanzables) el virus habría entrado subrepticiamente, que al principio no se le habría otorgado la debida importancia, que se habrían encubierto ( o francamente ocultado) informaciones fundamentales, pero no se puede olvidar que ya han pasado ¡casi seis meses desde el estallido en Wuhan! ¿Y recién ahora se vienen a dar cuenta de que los guantes son nocivos, es decir que «el remedio es peor que la enfermedad»?

Martes 9 de junio

Voy temprano al supermercado, con mascarilla, pero sin guantes puestos. Los llevo en la cartera, por si acaso. Apenas entro me dicen que no puedo entrar sin guantes: explico que las nuevas disposiciones de la Organización Mundial de la Salud, etc. etc.; por educación me escuchan, pero son tajantes: ¡sin guantes nos entra!, porque además tampoco tenían el famosos alcohol gel para limpiarse las manos. Cuando abrí la cartera y me los puse, el empleado, siempre en forma educada, pero un poquito alterado me preguntó: «Señora, ¿por qué tanta discusión si traía los guantes?». «Es por trabajo», le contesté. «No se preocupe». Y me fui. Después hice un recorrido por otros cuatro supermercados, pero sin hacer el show de tratar de entrar sin guantes. Y toda la gente los tenía puestos.

Desde este martes es posible entrar a Pompeya, con las debidas medidas de seguridad. Después de la clausura por pandemia, los nuevos itinerarios ofrecen sugestivas visitas a lugares que habían estado cerrados durante años, como las Termas Suburbanas, conocidas porque ahí se encuentran los frescos eróticos del Apodyterium (los camarines), que curiosamente indicaban los armarios donde dejar la ropa.

Por primera vez se podrá seguir un itinerario «verde», es decir, caminar por zonas flanqueadas por árboles frutales (limoneros, cerezos, naranjos), y jardines hasta llegar a la Casa de Octavio Quartio, una mansión rodeada de un canal con fuentes que en algún momento estaban animadas por juegos de agua. Desde aquí se llega a la Domus, denominada «Casa de la Nave Europa», donde se encuentran los viñedos, hay que recordar que en la antigüedad muchas domus pompeyanas eran elegantes mansiones, pero también lugares de producción y comercio, en este caso del vino. Como una curiosidad, el viñedo se ha reconstruido gracias a fuentes históricas e investigaciones botánicas.

El nombre de la casa «De la Nave Europa» se refiere al dibujo de una nave hecho con un instrumento punzante, como clavo o cincel, descubierto en 1957 en una pared del edificio: el nombre lo encontramos en un rectángulo en la parte inferior del diseño y alude, sin duda, al mito de la princesa Europa raptada por el dios Júpiter bajo las semblanzas de un toro blanco.

Miércoles 10 de junio

Que el blanco sea blanco
Que el negro sea negro
Que uno y uno sean dos
Como exactos son los números.
Depende.

Depende.
Depende ¿de qué depende?
De según como se mire, todo depende...

Muchas y muchos de nosotros sin duda han tarareado más de una vez esta canción del grupo español Jarabe de Palo. Nos enteramos de la muerte de Pau Donés, 53 años, cantante del grupo, que no sucumbió al coronavirs, sino a un cáncer con el que luchaba desde hace cinco años, según informó la familia en un comunicado.

Hay canciones simples que se piensa que no van a durar más allá de un breve período, de una estación de nuestra vida, sobre todo en estos tiempos efímeros, pero algunas canciones de este grupo, como la citada De qué depende o La Flaca, han pasado a formar parte de nuestra memoria histórica. ¡Pau, que la tierra te sea leve!

Camino por viale Libia, la arteria principal del denominado «barrio africano». Es un sector de clase media, muy comercial y su nombre no se debe a que vivan muchos africanos. Como fue creado durante el fascismo, respondía a las veleidades imperiales de Mussolini que quería competir con las en ese entonces potencias coloniales. Todas las calles recuerdan países o ciudades del África oriental (Eritrea, Addis Abeba, Asmara, Somalia, etc).

Me llama la atención la gran cantidad de negocios, sobre todo tiendas, cerrados. Algunos de ellos la semana anterior hicieron rebajas, pero se pensaba que era para renovar la oferta. Pero no. La disminución de las ventas durante la cuarentena, a pesar de las subvenciones gubernamentales, no logró amortizar las pérdidas.

Jueves 11 de junio

En medio de la pandemia y sus dramas, hay otras tragedias que pasan casi desapercibidas, como el naufragio en el Mediterráneo, (ese Mare Nostrum de los romanos que tantas víctimas se ha cobrado) de una embarcación que se hundió frente a Túnez con 53 inmigrantes a bordo. Hasta ahora se han recuperado los cuerpos de 34 personas, 22 mujeres, 9 hombres y 3 niños.

Es el Centro Astalli, organización jesuita encargada de los inmigrantes, quien da la noticia a través de un comunicado que me llega directamente, porque ningún medio italiano hasta ahora había informado. Según el director de esta institución, el padre Camillo Ripamonti, «no se puede suspender el socorro en el mar sin un plan alternativo de ingreso a Europa», lamentando que las violaciones por parte de los Gobiernos, tanto del derecho internacional público, como de los principios humanitarios y del derecho del mar son tan frecuentes que ya ni siquiera suscitan reacciones por parte de instituciones nacionales e internacionales.

Sigue lloviendo en Roma. Esta noche tempestad eléctrica. Y ni el tiempo, ni las informaciones que llegan desde todo el mundo contribuyen al optimismo. Esta mañana me llamaron para un segundo aplazamiento del hospital oftálmico «hasta nuevo aviso». Claro, no se trata de enfermedades graves, sino de exámenes que después de una cierta edad conviene hacerse.

Sin embargo, el problema va más allá, porque junto a los exámenes rutinarios como el mío también se han postergado otros, muy importantes y decisivos como los análisis oncológicos: muchos pacientes no han podido hacerse estos exámenes o porque han postergado la cita desde los centros de salud, o porque no se atreven a ir a los hospitales, ni siquiera a las consultas de los médicos de cabecera. Y el cáncer no entiende de coronavirus.

Viernes 12 de junio

Gracias al comunicado del Centro Astalli, hoy la prensa italiana empezó a informar sobre esta nueva tragedia de los condenados de la tierra.

Esta mañana un día maravilloso en Roma, con la primavera en todo su esplendor: el tiempo está muy agradable con el cielo rabiosamente azul, y por allá lejos unas nubes gordotas y muy blancas, que después desaparecen. Aunque en realidad nunca hasta ahora las condiciones del clima me habían afectado tanto, en este período contribuyen a mi estado de ánimo. Por eso me encantó que hubiera bonito día. Además, tengo que ir al centro a una reunión en la Asociación de Prensa Extranjera: hay que decidir los premios del Globo d’Oro, que tal como les he contado es el homenaje de los corresponsales extranjeros en Italia al cine de este país.

Me encuentro con una colega británica que me cuenta que sus padres y hermana viven en un pueblito cerca de Londres y que, como no es obligación la mascarillas, solamente gracias a su insistencia habían empezado a usarlas. Y como allá no se encuentran, les tuvo que mandar una pequeña encomienda desde acá. Estaba incluso preocupada porque no sabía si llegarían o no a sus manos. Me contaba de un colega italiano residente en Alemania que, en el período cuando en Italia escaseaban, le mandó a su familia un paquetito con seis mascarillas; no solo no llegaron nunca a su destino, tampoco se las devolvieron y como una broma pesada, incluso le llegó una notificación judicial por haber tratado de exportar «material sanitario sin las debidas autorizaciones».

Al término de la reunión, para volver ami casa por un momento tuve la intención de tomar movilización colectiva para contarles esta «nueva» experiencia en tiempos de Covid-19. Nueva porque hace más de tres meses que no tomo buses ni metro. Pero como el día estaba tan agradable caminé por una calle muy comercial, y la impresión que había tenido antes en otro sector de la ciudad respecto de las tiendas cerradas se confirmó en la vía Nazionale, en pleno centro. Mucha tienda cerrada, incluso una de la cadena española Desigual. Y en otro negocio, esta vez de la cadena británica Lush, que vende artículos de tocador, mientras antes había no menos de 6 vendedores, y siempre muy ocupados, ahora solo una. Tampoco las necesitan, lamentablemente: durante los 10 minutos que me demoré comprando sólo entró una persona.

Sábado 13 de junio

A pesar de las noticias optimistas, como el paulatino freno del virus en Italia (aunque en Roma se han descubierto en las últimas horas dos focos infecciosos: en una casa de reposo y en un edificio ocupado por inmigrantes) , las informaciones que llegan del resto del mundo son mucho menos alentadoras, sobre todo la gravísima crisis en el continente americano, encabezado por Estados Unidos y la cuasi desconocida, pero no por eso menos grave tragedia en India, con casi 11.000 contagios en las últimas 24 horas.

En este contexto claroscuro, con bastantes tintes grises, una muestra muy esperanzadora: la Galería de los Uffizi ofrece una visita virtual que recorre 15 procesos de sanación representados en obras maestras e Botticelli, el Beato Angélico, Rembrandt, entre otros. Según el Director de los Uffizi, Eike Scmidt, «la experiencia de la enfermedad forma parte de la condición humana, y la sanación nos recuerda muchos motivos por los que vale la pena vivir», palabras claves en este momento.

La pandemia y consiguiente cuarentena nos han hecho relacionarnos con formas inéditas de comunicación como las reuniones on line. Nos encontramos con personas a quienes no veíamos a veces desde hace años y conocemos puntos de vista globales. En este sentido resultó interesante un experimento intercontinental realizado por la sede italiana de la Asociación Mundial de Periodistas y Escritoras (AMMPE): a través de los testimonios de Mariana Díaz, desde Italia y de Karla Siles, desde Ciudad de Panamá, periodistas de habla hispana de Europa y América Latina (de México a Chile) pudieron conocer dos puntos de vista diferentes, y al mismo tiempo homogéneos de la cobertura noticiosa del Covid-19.

Domingo 14 de junio

En la festividad del Corpus Domine, que se celebra hoy, el papa en su homilía se refirió a la importancia de crear una «cadena de solidaridad» para quienes tienen «hambre de comida y de dignidad». Sus palabras me recordaron una entrevista leída hace poco en la que el periodista Roberto Savio, experto en comunicación, fundador y presidente de Other News hace un interesante análisis sobre el papel de algunos movimientos religiosos cristianos, que conocemos con el nombre de «evangélicos», y su irrupción en la política.

Los evangélicos son unos 140 millones en todo el mundo, y su presencia es muy fuerte en Estados Unidos y Brasil. Savio explica que lo digno de atención «es que este movimiento atrae a los pobres prometiéndoles que a través de la religión se convertirán en ricos, porque Dios los ayudará». Este mensaje se subraya en las ceremonias públicas, muy informales y con mucho folclor, hechos que atraen mucho a gran cantidad de gente.

«El resultado es que es que por primera vez en la historia, una religión se dedica a transformar a los pobres en gente de derecha...que hoy constituyen parte del éxito de Trump y Bolsonaro que apenas pueden, exhiben la Biblia, que para ellos es la lectura absoluta de la realidad», afirma Savio.

Recuerda asimismo que si bien las religiones siempre han sostenido al poder (reyes, emperadores, conquistadores), han existido asimismo corrientes como la Teología de la Liberación que acercaban a los pobres a la Iglesia desde una perspectiva social.

Muy interesante sus conclusiones: «es la primera vez en la historia que una religión en vez de predicar la igualdad, la solidaridad, predica el éxito individual y la religión como instrumento para la obtención de la carrera individual».

Esta semana otro paso hacia la normalidad precoronavirus en Italia; se abrirán los cines, los centros de veraneo para niños, los cursos de capacitación, además se podrán realizar ferias, ceremonias y congresos. Por supuesto, siguiendo las normas de distancia y usando mascarillas. A propósito de mascarillas, el leve repunte en Milán instó a dar marcha atrás y a obligar a usarlas incluso en lugares abiertos. También esta semana abrirán las discotecas…aunque hasta julio no se podrá bailar. ¡Este país nunca deja de sorprender!.