No sé cómo podría definir, de una manera coherente y positiva, la situación que vivimos a nivel global, mundial. Sin lugar a dudas pienso hacerlo de una manera optimista: todo pasa. Queda menos para vencer a este insolente bicho, que ha cambiado nuestra vida de repente. Ya lo adelantaron otros: la batalla más dura a la que tendría que enfrentarse la humanidad no sería una guerra, sería un virus.
Todos, o casi todos, seguimos al pie de la letra las recomendaciones. Todos estamos en las casas teletrabajando, algunos ya en sus lugares de empleo, tratando que el tiempo no se convierta en enemigo, sino que sea nuestro mayor aliado y amigo.
En momentos como el que vivimos, la clave es el optimismo. No es tiempo de pesimistas o melancólicos. El optimismo es esperanza.
La esperanza es un estado de fe y ánimo optimista, que se basa en la expectativa de resultados favorables, relacionados con circunstancias de la propia vida o el mundo en su conjunto.
Vivimos una de esas adversidades con la que no contábamos. No es la primera, ni será la última, con la que nos crucemos en nuestras vidas. El objetivo, como en todas, es que cada uno de nosotros nos hagamos fuertes, incluso en los peores momentos.
Nuestra fuerza ayudará a los demás a ser más fuertes y así, entre todos, sin esos individualismos a los que estábamos acostumbrados, podremos vencer.
Es tiempo de sanarnos por dentro. En todos los sentidos. Vienen tiempos de restricciones, de modificar costumbres, tal vez de aprender a vivir de verdad.
Creo que hoy, ahora, cualquiera de nosotros daría lo poco o mucho que tenga porque nuestros familiares y seres queridos estén bien y no sufran.
Resistir es Vencer
Cuando la vida regrese a una aparente normalidad, le pediremos, le exigiremos, seguramente, muchas menos cosas.
Una de las emociones que más paraliza es el miedo. El miedo nos hace sufrir más que la causa que lo provoca.
La valentía no es no tener miedo. La valentía, en todo caso, es dominar ese miedo.
Estamos en primavera y la primavera es optimista. Es momento de valorar lo que somos, lo que tenemos y perseguir lo que queremos. Eso se hace únicamente desde el optimismo.
El optimismo siempre es rentable, no hablo de una rentabilidad material. Creo que todos deberíamos apartar de nuestras vidas ese materialismo y consumismo absurdo que nos ha hecho, lo digo sin tapujos, estar donde estamos ahora.
El optimismo, no es otra cosa que la forma o la manera que damos color a nuestro día a día.
Ya estamos donde estamos, no podemos volver atrás, de nada vale quejarnos, miremos el ahora y miremos con esperanza hacia un futuro que será, mañana, tal y como queremos que sea. Todo, en parte, va a depender de nosotros. Porque queridos amigos, habrá un día después, que nadie lo ponga en duda.
Siendo optimistas, viviremos de una manera más agradable los días adversos que nos toca vivir sí o sí. Siendo optimistas, nuestra salud física y mental va a mejorar.
Siendo optimistas, podremos utilizar el tiempo de tal manera que nos preparemos para nuestro día después con ilusión y siempre llenos de esperanza.
Siendo optimistas, mejoraremos nuestra creatividad y llenaremos los días de ideas y proyectos.
Siendo optimistas, además, trasladaremos a todos los que nos rodean un hilo de esperanza del que sin duda se contagiarán.
Sé que en momentos así no es fácil ser optimista. Sé que muchos de nosotros lo estamos pasando realmente mal y miramos al futuro con cierto pesimismo.
Podemos hacer dos cosas: estar amargados todo el tiempo que dure esta situación, o aprovecharla para crecer interiormente y avanzar.
Vive el Ahora y busca lo positivo del futuro. Enfócate en lo que quieres que pase el día después.
No dejes de sacar algo positivo de todo esto. Utiliza el tiempo que este momento pone en tus manos y aprovéchalo.
Aprendamos de esta situación.
¿Qué puedes aprender de esto que nos está pasando?
Sé positivo contigo mismo.
Trata de dormir, las horas justas para el descanso. Ni más ni menos.
Lleva un orden en las comidas, tanto de cantidad, calidad como de horarios.
Practica la meditación. Te ayudará.
Demos cada día las gracias; por cómo nos encontramos y también, por todos aquellos que lo están haciendo posible.
Sé que no es fácil, tampoco, pero trata de relativizar las cosas y piensa en lo bueno de cada día y de lo que vendrá.
Sonríe todo lo que puedas.
Céntrate en mejorar algo en ti en estos días circunstancialmente adversos. En crecer para ti.
Sé, reconozco, que estos escritos pueden parecer absurdos, incluso estúpidos, eso también lo sé. Todos sabemos ya, nos lo han dicho mil veces, lo que aquí escribo; lo conocemos, e incluso muchos han pasado por momentos en sus vidas igual o mucho más duros que estos que vivimos.
Solo trato de aportar un granito de arena a esas personas que me leen, que de alguna manera se sienten identificados, les hace falta un poco de motivación o, simplemente, se identifican con estas humildes palabras.
Es momento de reflexionar, de aplaudir también, los liderazgos internos, los personales.
Hay muchos líderes por ahí. Los estamos viendo cada día.
Cada uno de ustedes, en una situación como esta, es su propio líder.