Nuestra vida cotidianas han sido azotadas por una pandemia tan contagiosa, y por ende mortal, que recuerda el final de la Guerra de los Mundos de George Wells:
Destruidos por las bacterias de la corrupción y de la enfermedad, contra las cuales no tenían defensa... derrotados — después que fallaron todos los inventos del hombre — por los seres más humildes que Dios...
Nuestro mundo se detuvo. El comercio, los deportes, los servicios religiosos y las escuelas. Todos a su casa, allí a comer, trabajar, estudiar y lo que uno guste. Un virus, un ser que no sabemos si está vivo o no, que solo tiene una hélice de material genético, nos arrancó de lo cotidiano.
Los últimos dos meses he vivido en mi departamento, con mi amada familia. Tiempo glorioso interrumpido por la invasión de mi vida laboral a mi vida personal. Pero incluso en el torbellino que se ha vuelto mi vida, entre el placer de mi familia y las obligaciones de mi trabajo, he encontrado tiempo para escribir una pequeña reflexión desde el encierro.
Mi propio Decamerón.
Debilidad humana
Afecta nuestra autoestima reconocer que las bacterias y virus han afectado la historia de nuestra especie tanto o más que las decisiones de millones de seres humanos. Los resultados de las batallas entre europeos y sus descendientes contra los nativos americanos, a lo largo del continente, fueron definidos mucho antes que los ejercitar encontraron. Las enfermedades del viejo mundo diezmaron a las poblaciones americanas, cuyo aislamiento no les permitió desarrollar sistemas inmunológicos suficientemente fuertes. Al mismo tiempo el surgimiento del capitalismo, la idea de propiedad privada y la revolución industrial fueron, en parte, provocadas por las muertes de la peste negra, viruela y la pequeña edad de hielo del siglo XIV.
El ataque de una nueva enfermedad, una cepa más agresiva que las anteriores o una mutación desventajosa para los humanos han diezmado a nuestras poblaciones a lo largo de nuestra historia. Y lo seguirán haciendo. Somos un simio africano con un sistema nervioso un tanto más sofisticado que el resto, pero tan susceptible a las enfermedades como cualquier otro. Lovecraft creó dioses exteriores, primordiales y grandes razas inteligentes para resaltar la irrelevancia y debilidad humana sin darse cuenta que no se necesitan grandes seres sino pequeños organizamos para destruirnos.
Aristóteles nos definió como el animal racional, donde la racionalidad es la actividad más noble, y el cristianismo nos llamó hijos de Dios. Y las bacterias y virus nos regresaron a nuestra dramática debilidad.
Y sin embargo, aquí seguimos.
Origen, resultado de una dictadura
Es muy importante no olvidar el origen de la actual pandemia, del Covid-19: un Wet Market en la ciudad china de Wuhan. Tienen razón aquellos que piden no nombrar una enfermedad haciendo referencia a su lugar de origen. Pone en riesgo la vida y derechos de personas ante el miedo y paranoia que una pandemia genera. Pero no debemos olvidar el origen y las causas que han desatado la mayor pandemia desde la influenza de 1918.
Las pandemias más peligrosas son provocadas por virus que brincan entre especies. Que originalmente enferman a un animal pero que logran pasar a otras. Hasta donde sabemos el actual Covid-19 paso de murciélagos a pangolines chinos y de pangolines a humanos. Para que estos brincos se den se requieren tres condiciones: convivencia y afinamientos de muchas especies, mala higiene del lugar y que los animales (el humano entre ellos) compartan fluidos corporales.
Los Wet Market de China (WMC) son mercados donde se puede comprar y vender una variedad, no vista en otro lado del mundo, de animales para el consumo humano. A diferencia de los mercados de otros lugares en los WMC se pueden encontrar carne de osos, tigre o murciélago junto con los animales domésticos. En un mismo lugar, sin medidas de higiene y cuidado conviven una gran variedad de animales silvestres y domésticos de todo el mundo por igual, con humanos dedicados a su manejo, comercio y consumo. Una verdadera fábricas de pandemias.
Estos WMC son resultado directo de los fracasos, sistema político y económico de la dictadura de China. En 1970 el sistema comunista había fracasado en la tarea de alimentar a su población: es por eso que en 1978 permitieron el surgimiento de granjas privadas. Mientras que grandes granjas, siempre ligadas al Partido Comunista, surgieron para criar animales domésticos surgieron miles de pequeñas granjas dedicadas a la crianza de animales silvestres. Estas pequeñas granjas privadas eran apoyadas y promovidas por el Gobierno chino.
Los animales silvestres eran vendidos en los mismos WMC que se comercializaban los animales domésticos.
En 1988 el Gobierno chino denominó a toda vida silvestre como un recurso natural propiedad del Estado e impulsó su aprovechamiento. Esta reforma impulsó el comercio de animales silvestres, su confinamiento en los WMC, incrementó la variedad de animales y estimuló el mercado ilegal de animales «protegidos».
El consumo de estos animales y por lo tanto apoyo económico y político de esta práctica viene de la minoría oligárquica ligada al partido Comunista Chino. La industria de animales silvestres es apenas una porción del PIB de China, pero sus consumidores son los hombres más poderosos del régimen y deciden con sus carteras e influencia política mantener estas fuentes de enfermedades, a costa de la salud y vida de miles de personas en China y el mundo.
Hay que añadir que el surgimiento del Covid-19 fue negada y minimizada por los estructuras de censura de China.
No debemos olvidar que la pandemia actual y las muertes que han venido son causadas por las políticas y decisiones de una dictadura: la de la República Popular China.
Gran pregunta de nuestra época
El Covid-19 ha pegado a todas las esferas de la vida humana. En el campo de las ciencias sociales y políticas ha reavivado la pregunta más importante desde la caída del Estado de bienestar: en una sociedad libre, justa y próspera ¿cuál es la relación entre el Estado y el Mercado? ¿Cuáles funciones que competen exclusivamente al Estado, cuáles exclusivamente al mercado y cuáles a ambos?
Algunos desconfían de la competencia y la avaricia del mercado, otros de la ineficiencia y necesidad de controlarlo todo del Estado. Y en las democracias liberales esta fobias y filias guían la discusión política. Desde la izquierda se pide más Estado para disminuir la desigualdad, desde la derecha se pide más mercado para asegurar la libertad. E intelectuales y partidarios de ambos bandos no han tardado en señalar a la actual pandemia como ejemplo del fracaso del opositor.
Unos claman que la tragedia vivida en EEUU es muestra del fracaso de las medidas liberales en sector salud, sin atender que en Corea del Sur, uno de los países que mejor han enfrentado la pandemia, la totalidad del sistema de salud es privado. Otros señalan que la tragedia italiana y española es el resultado de un Estado torpe e ineficiente sin tomar en cuenta que en Francia o Reino Unido, países que han contenido de mejor modo los contagios, ha sido gracias a una pronta respuesta de Gobiernos centrales fuertes.
El periodista americano Jackson Diehl, del Washington Post publicó un análisis de los diversos métodos y resultados con los que las naciones han enfrentado al Covid-19. De su texto podemos concluir que han fracasado las democracias populistas, tiranías y democracia con alta burocracia pero gobiernos débiles. Y han salido avante países con Estados y mercados fuertes.
No existe una sociedad eficiente ni libre, ni justa ni prospera sin Estados y mercados bien estructurados. Fuertes y con la capacidad de controlarse entre ellas en relaciones funcionales. Es importante no negar ni buscar eliminar a alguno de ambos. Algunas funciones son exclusivas de Estado, otras del mercado y algunas son compartidas. Queda por definir criterios concretos para definir la caracterología de cada función. Por ahora ahora podemos marcar tres criterios generales:
- Se debe siempre proteger e incrementar la libertad individual
- Se debe optar por la mayor eficiencia y eficacia
- En general, siempre que no se violenten los dos primeros criterios, actividades colectivas son Estatales, actividades Individuales son del Mercado
Pandemia y mundo moderno
Muchos andan preguntando, incluso deseando, cambios drásticos cuando pase la pandemia. Para algunos el Covid-19 logrará lo que mil revoluciones utópicas no han logrado: traer al hombre nuevo. No más egoísnos mi propiedad privada. No más materialismo y falta de valores.
Yo soy más moderado y creo que el Covid-19 fortalecerá al Estado moderno, al capitalismo de libre empresa y al pensamiento científico. Por una sencilla razón: la peor de las enfermedades humanas, la peste bubónica, la peste negra influyó en el surgimiento de la Modernidad.
El paso entre la Edad Media y la Modernidad se debió a una serie de crisis en los político, religioso, social y científico que trastocan las bases del Medievo. La explicación cotidiana es que el descubrimiento de América, la introducción la pólvora en el campo de batalla, la reforma de Lutero y la superación de la astronomía geocéntrica como las principales causas del paso entre una época y otra. Y tienen razón, sin embargo se olvida, por la ya mencionada arrogancia humana, el papel que jugó la peste bubónica en este proceso.
La plaga bubónica asoló Europa del siglo XIV hasta finales del siglo XIX. Con distintos brotes a lo largo de los siglos. Uno de los peores brotes fue la llamada peste negra, que entre 1348 a 1350 mató entre el la mitad o dos tercios de la población europea. Ciudades como Nápoles casi desaparecen. No hubo persona que no perdiera a un ser querido. Las instituciones de la época, los poderes establecidos y los sistemas de creencia; la fe y la ciencia, fallaron.
Se sobrevino el terror, la violencia y búsqueda de nuevas respuestas. Europa se cubrió de caos social político y religioso.
Pero el espíritu humano se niega a morir. La tendencia de todos los seres vivos para superar la posible extinción es muy fuerte en nuestra especie. Los seres humanos sobrevivieron a la peste bubónica y las sociedades se adaptaron. Grandes cambios se presentaron, me limito a mencionar tres.
En primer lugar las ciudades, sus autoridades aplicaron los primeros servicios médicos públicos. Burócratas dedicados a evitar el contagio de la peste. Con conocimientos médicos erróneos y burdos. Sin embargo, fueron los primeros esfuerzos de sanidad pública. El poder del Estado se incrementó brutalmente. Porque no solo son necesarios los burócratas de sanidad sino fuerzas policiacas o militares que ejecuten las órdenes de las autoridades sanitarias. El poder central se incrementó y con ello la necesidad de crear la organización que permitiera soportar esas nuevas funciones. Las ciudades fueron divididas en cuadrantes o zonas, para intentar contener a los enfermos. Las urbes debieron haber sido organizadas de nuevo método. Nuevas restricciones y mayor cooperación que incrementaron del poder del estado, de la burocracia. Las estructuras políticas medievales debían ser superadas abriendo la posibilidad de nuevas formas de organizar a los gobiernos: dando el impulso al surgimiento del Estado moderno. El Estado moderno ha traído un incremento del poder central y de los controles sobre los individuos. Pero también ha sido un Estado que ha traído una serie de beneficios como controles en higiene y protección de derechos humanos. La inversión en infraestructura como plomería u hospitales públicos, regulaciones en vivienda o cuidado de el manejo de alimentos han traído un mundo más sano, donde la estimación de vida se ha incrementado.
En segundo lugar, a nivel económico la pandemia y la disminución de la población y pro lo tanto de la fuerza de trabajo trajeron un fortalecimiento del comercio individual, propiedad privada y surgimiento del capitalismo. Incremento del precio en los salarios. Los artesanos y campesinos vieron su capital incrementar, por lo tenían más incentivos para invertir en más y mejores herramientas o métodos para producir. Fue la peste negra una entre muchas causas del surgimiento del capitalismo.
En tercer lugar la caída de las explicaciones de la época y la necesidad de buscar nuevas explicaciones, fomenta el surgimiento de nuevos paradigmas científicos. Mismos que terminarían en la actual ciencia moderna.
El mundo puede cambiar, seguro. Lo más probable es que siguiendo la historia fortalezca al Estado moderno, al capitalismo y al pensamiento científico.
Ciencia y esperanza
Los hombres somos pequeños, insignificantes en la gran escala del Universo. Víctimas de el virus de una rata con alas. No somos más que el murciélago que nos contagio. Y sin embargo, tenemos las herramientas para salir adelante. Citando al presidente americano anónimo de la película Armageddon:
And yet, for the first time in the history of the planet, a species has the technology to prevent its own extinction… The human thirst for excellence, knowledge, every step up the ladder of science, every adventurous reach into space, all of our combined modern technologies and imaginations, even the wars that we've fought have provided us the tools to wage this terrible battle. Through all the chaos that is our history, through all of the wrongs and the discord, through all of the pain and suffering, through all of our times, there is one thing that has nourished our souls, and elevated our species above its origins, and that is our courage.
Hoy más que nunca debemos voltearnos hacia nuestra ciencia, la mejor herramienta que tenemos para entender el mundo y sus fenómenos. Son nuestros investigadores, científicos, médicos y académicos en quienes esperamos respuestas.
Abandonar el pensamiento mágico, new age, a quienes confunden términos como energía o cuántico para mezclarlo con espiritualidad. Que la gente deje de confiar en explicaciones simplonas y supersticiones llamándose espirituales. No más antivacunas, curanderos y limpias. Dejar de confiar en la magia.
Ojalá tengamos un resurgimiento del pensamiento científico, de la difusión del conocimiento metódicos. Que los museos cuando abran estén repletos de niños y adultos interesados por entender el mundo. Que la biología, la física, matemáticas y sociología se vuelvan nuestros acompañantes en la tarea de entender y transformar el mundo.