Para comenzar quisiera decir que llevo varios días dándole vueltas a la temática del artículo de este mes, de ahí que haya tardado más de lo habitual en escribirlo. Teniendo en cuenta la situación que estamos viviendo actualmente resulta bastante difícil –por no decir casi imposible- hablar de algo que no tenga que ver con la pandemia global. Ahora mismo todo gira en torno a ello y es normal. La vida de todas las personas a lo largo y ancho del planeta ha experimentado un cambio dramático a causa del Covid-19 en todos sus aspectos; ha cambiado la forma trabajar, relacionarnos, hacer la compra e incluso vestirnos, por nombrar tan solo unos pocos ejemplos.
Vivimos constantemente en una situación de estrés e incertidumbre que a cada día que pasa va haciendo más mella en nuestras cabezas; el futuro se presenta ahora como algo completamente impredecible y la sensación de que el mundo no podrá volver a ser como era antes es cada vez más intensa. Seguimos intentando mantener el optimismo pero todos los días nos van llegando noticias que van desde malas a nefastas y poco a poco cuesta más mantener ese optimismo con vida. Donde más se puede sentir esto es en las redes sociales donde la angustia, la frustración, el odio y la mala leche en general se hacen más que palpables.
Infinidad de noticias, artículos de opinión, videos, post en redes y un largo etcétera nos muestran todos los días lo mal que van las cosas y lo mal que se van a poner. Es por ello que he pensado que lo mejor que podía hacer con mi artículo mensual es apuntar a todo lo contrario. Ya recibimos suficiente odio y miseria desde todos los ángulos como para que haga falta añadir más a un montante ya de por sí sobredimensionado. No me entendáis mal, no es que tengamos muchas razones para sonreír durante este temporal de lodo y mierda que estamos viviendo, pero creo que es en estas situaciones tan adversas cuando más necesitamos hacerlo.
Buen humor y buenas noticias
Resulta comprensible que en estos tiempos de confinamiento mucha gente haya dirigido sus miradas hacia los y las astronautas de la ISS – Estación Espacial Internacional- en busca de consejos para sobrellevar el aislamiento, al fin y al cabo es gente que se ha preparado y mentalizado para vivir de forma extrema lo que todo el mundo está experimentando en sus carnes ahora mismo. Me han llamado especial atención algunos datos que develaba la astronauta Jessica Meir durante su entrevista de la semana pasada con el comediante Stephen Colbert.
Mier señalaba que para combatir los efectos psicológicos nocivos del aislamiento es muy bueno hacer ejercicio así como mantener ciertas rutinas pero me ha llamado especial atención el énfasis que ha hecho sobre la necesidad de mantener una actitud positiva. En este sentido la astronauta comentaba durante la entrevista que a la hora de seleccionar astronautas para formar parte de la tripulación de la ISS un aspecto muy determinante era la personalidad, mucho más que las capacidades y conocimientos técnicos que se tuvieran.
Básicamente venía a decir que daba igual la alta cualificación técnica que se pudiera tener ya que si trata de alguien con personalidad complicada sería extremadamente difícil que acabase siendo seleccionada, lo cual tiene bastante sentido; al fin y al cabo si tienes que estar encerrado con alguien durante varios meses en un espacio más bien pequeño y alejado de toda la humanidad es preferible tener a alguien que no sea un gilipollas aunque esa persona tenga una cualificación técnica menor que la de otros candidatos.
En una esfera más terrenal hay quien no ha necesitado esos consejos de los astronautas para darse cuenta de la necesidad de mantener una actitud positiva para poder sobrellevar esta situación de la mejor manera posible como es el caso del actor John Krasinski, quien ha iniciado un canal en Youtube dedicado exclusivamente a dar buenas noticias. Cabe decir que este tipo de iniciativas no es algo nuevo, pues el portal Good News Network lleva haciéndolo desde hace más de veinte años, pero quizá en estos tiempos se ha hecho aún más evidente su necesidad.
No todo el monte es mala hierba
Dejando de lado el tema del optimismo y las buenas noticias también me gustaría poner el foco en todas aquellas iniciativas que se están centrando por hacer cosas buenas. Cierto es que todos los días vemos — y nos llama mucho la atención- todas las acciones negativas que lleva a cabo la gente; personas que se saltan el confinamiento, que se dedican a acaparar bienes de primera necesidad o que les dejan mensajes a los trabajadores esenciales para que se busquen otra vivienda mientras dure la pandemia. Sinceramente, no pienso perder ni un segundo en buscaros los enlaces a las noticias en cuestión pues muy seguramente ya las habréis visto por los diferentes medios y no creo que valga la pena darles más publicidad. Sin embargo sí que quiero poner el foco en todas esas acciones que son todo lo contrario.
Iniciativas como Coronavirus Makers, una red dedicada a la fabricación de material sanitario con impresoras 3D, Solidaridad Sur, quienes se enfocan en la fabricación de mascarillas o CIVIS — European Civil University —, una serie de Universidades interconectadas con objetivos sociales que también están llevando todo tipo de acciones dirigidas a combatir la crisis del Covid-19.
En un ámbito más local me gustaría señalar que en mi propio barrio de Madrid he podido ver cómo los vecinos se están organizando para ayudarse los unos a los otros.
Lo positivo y lo negativo
Quiero terminar este artículo diciendo que, al igual que el resto de la gente, ahora mismo tengo rabia, bilis y mala leche más que de sobra como para despotricar sobre infinidad de cosas, pero a la hora de la verdad sé que eso no va a conseguir que la situación mejore y tampoco me va a hacer más feliz al final del día, sino más bien todo lo contrario. Está claro esta situación invita bastante a descargar toda nuestra frustración sobre las redes sociales, pero me gustaría finalizar este texto lanzando al aire una pregunta bastante sencilla: ¿qué esperamos conseguir con ello?