Debo confesar que cada vez que llego a una ciudad o pueblo donde no he estado anteriormente, e incluso algunos en los que he estado repetidas veces, mi primera intención es visitar alguno de los museos de arte de la localidad. Sin embargo, a pesar de eso he podido visitar numerosos museos de historia natural y he recorrido múltiples exhibiciones educativas, aprendiendo sobre especies que en muchos casos no tenemos los recursos para poder verlas en su hábitat natural. Como desde joven me he podido dedicar al estudio de varios grupos de insectos, he tenido, además, la gran suerte de haber podido visitar unos cuantos museos de diversas partes del mundo, revisando y estudiando entre sus colecciones de insectos, aquellos que son mis sujetos de investigación, ciertas familias de avispas y algunas polillas de vuelo diurno.
Los museos de historia natural tienen como objetivo educar, pero más importante aún, custodiar y proteger ejemplares de los diversos organismos que se encuentran en sus colecciones. Entre aquellos salvaguardados por los museos, tenemos representantes de especies que nos hablan de la diversidad y la distribución de la misma. Nos hablan de los cambios y la dinámica de sus poblaciones, de su presencia en áreas donde hoy ya no se encuentran.
Los investigadores Andrew Suarez y Neil Tsutsui, en su trabajo publicado en 2004, comentan que
... Natural history collections have long been indispensable resources for studies of Earth's biodiversity, and the need to maintain them has recently taken on greater urgency. Museums offer a unique perspective, providing data over a vast time span ranging from millions of years ago (paleontological collections) to the present. Three broad areas of study related to species decline and the loss of biodiversity have become crisis disciplines and depend heavily on the baseline information that museum collections offer: species' response to habitat loss and fragmentation, biological invasions, and the consequences of global climate change.
Cada planta, animal, hongo y en esencia, cualquier organismo viviente, tiene un nombre científico que proviene de una descripción hecha por algún investigador o especialista. Cada especie que se va descubriendo (¡ … y diariamente se descubren unas cuantas!) debe compararse con muestras de organismos similares. Es en los museos de historia natural donde encontramos esos «ejemplares tipo» utilizados para describir y nombrar a la especie en cuestión. Este proceso de investigación y comparación nos asegura que el nuevo organismo encontrado es diferente a aquel que ya ha sido descrito. Razón suficiente para que las colecciones de los museos contengan una cantidad considerable de ejemplares bien guardados y debidamente preservados.
Además de los «ejemplares tipo», los museos también resguardan copiosos ejemplares que consideramos de resguardo o respaldo, denominados «ejemplares voucher» o «comprobantes», obtenidos durante alguna investigación o luego de una recolección sistemática, o no, en algún lugar o región particular. Con todos estos ejemplares, podemos determinar que las especies han sido descritas apropiadamente y la información donde y cuando ha sido recolectada se guarda junto a cada ejemplar, a objeto de tener un registro que servirá a múltiples investigadores en el futuro.
Estas funciones de los museos de historia natural, son particularmente relevantes en estos días en que estamos en el proceso de extinción del Holoceno, conocida también como la sexta extinción en masa o la extinción del Antropoceno, acontecimiento de extinción de especies a consecuencia actividades humanas. En días pasados, mientras trataba de sortear ideas para escribir esta nota, recibí la más reciente publicación de mi amigo el joven entomólogo polaco Pawel Domagała. Pawel y yo, junto a otros investigadores, hemos estado revisando, catalogando y publicando en varias revistas científicas, sobre las mariposas-polilla gigantes de la familia Castniidae preservadas y bajo cuidado en varios museos de su país.
En este nuevo trabajo, Pawel y Roland Dobosz, investigador del Upper Silesian Museum (Museo de Alta Silesia) en Bytom, con quien también hemos publicado, nos presentan su hallazgo de varios ejemplares de la polilla diurna Urania sloanus en diferentes museos polacos. Sobre esta hermosa especie, nativa y endémica de Jamaica, reconocida por algunos entomólogos del siglo XIX como «la mas bella de la creación», ya habíamos escrito luego de haber encontrado un ejemplar bien preservado en el museo en Bytom. Supuestamente había sido recolectado en Venezuela, pero luego de una «detectivesca» investigación descartamos tal posibilidad. La especie es originaria de Jamaica, de donde también es endémica. Lo interesante del hallazgo aquella vez, y este nuevo reporte de Pawel, es que, en varios museos de Polonia se conservan ejemplares de esta especie que hoy está extinta. Sabemos que en el Museo de Historia Natural de Londres — fundado originalmente como una división del Museo Británico y por ello denominado Museo Británico (Historia Natural) — se preservan unos 50 y tantos ejemplares incluyendo los ejemplares tipo.
Como comenté antes, Urania sloanus es una polilla de vuelo diurno endémica de Jamaica. Forma parte de la familia Uraniidae, la cual tiene unas 700 especies distribuidas en 4 subfamilias y unos 90 géneros. Mi recordado amigo, el fallecido entomólogo aficionado italiano Roberto Vinciguerra, con quien también publiqué varios trabajos sobre mariposas-polillas gigantes, describió un par de especies de Alcides, un género asiático de la familia Uraniidae. Fueron estas, Alcides leone, originario de los alrededores de Timika y Sorong, y Alcides privitera, también de Sorong, en Papua Oriental, Indonesia. Luego de la muerte de Roberto y a manera de homenaje, los editores de la revista científica Biodiversity Journal decidieron utilizar una imagen de la segunda especie en la portada del número de junio de 2013, honrándome al pedirme que escribiera el texto de referencia como póstumo homenaje al finado amigo.
El género Urania contiene solo seis especies, todas neotropicales. Urania leilus, Urania brasiliensis y Urania fulgens tienen distribución continental. De las tres restantes, Urania poei y Urania boisduvali están presentes en Cuba, mientras que Urania sloanus solo estaba presente en Jamaica. Cada una de ellas se alimenta de especies particulares del género pantropical de plantas Omphalea, perteneciente a la familia Euphorbiaceae.
Un fenómeno interesante que caracteriza a las especies del género Urania es la emisión de sonidos. Los machos poseen un órgano estridulador en las patas anteriores. El sonido se produce gracias a una estructura formada por escamas especializadas en la coxa (parte de la pata que se conecta con el tórax) generando una serie de resonancias cortos, repentinas y agudas al frotar contra ciertas escamas en el extremo proximal del fémur. Este último es de mayor tamaño en los machos que en las hembras y sirve para amplificar el sonido.
Esta estridulación ocurre durante una serie de sacudidas rápidas hacia adelante de las patas delanteras. El sonido consiste en un pulso de baja amplitud perceptible para los humanos a una corta distancia, sin embargo, tiene fuerte componente ultrasónico. Es posible que sea de utilidad en comunicación inter- e intratextual. Otro fenómeno pertinente a las especies de Urania es la migración y grandes movimientos de un lugar a otro por multitud de individuos.
La polilla del atardecer, también es conocida comúnmente como Urania de Sloane, ya que fue Sir Hans Sloane (1660-1763), 1st Baronet, médico y naturalista irlandés, quien en la segunda edición de su obra Natural History of Jamaica, de 1725, quien presentó la primera ilustración de tan bella especie... ¡54 años antes de ser descrita! Por cierto, Sloane, quien fuera presidente de la Sociedad Real para el Avance de las Ciencias, legó su colección de cerca de 80.000 objetos diversos (incluyendo plantas, animales y minerales), más de 40.000 libros y unas 32.000 monedas y medallas, para formar el núcleo del Museo Británico, creado en 1753 por Decreto del Parlamento de dicha nación. Luego de su visita a Jamaica en 1687, recolectó ejemplares de flora y fauna en la isla, incluyendo esta polilla. Curiosamente, estando en Jamaica probó una bebida típica hecha con agua y cacao que encontró desagradable. Tratando de hacer la bebida más agradable al mezclarla con leche, azúcar y algo de canela, «inventando» así, según algunos, la bebida de chocolate.
Urania sloanus fue descrita por el comerciante y entomólogo Neerlandés Pieter Cramer (~1721-1776) en una publicación póstuma aparecida en 1779. El epíteto especifico asignado honraba a Sloane. Tiempo después, otro naturalista inglés, Philip Henry Gosse (1810-1888) describiría al detalle la historia natural de la especie en dos reportes aparecidos en 1880 y 1881 en el boletín entomológico The Entomologist. Los adultos eran abundantes entre abril y junio, y se veían con frecuencia alimentándose de flores diversas en grandes números. Era normal verlos volar entre las flores de las plantas de aguacates. Estas polillas comenzaban su actividad al salir el sol, posándose a media mañana en plantas que les permitían evitar las horas mas calientes del día, para volver a activarse en horas de la tarde y hasta la caída del sol. Eran frecuentes en la cadena montañosa conocida como las Montañas Azules y en los bosques húmedos de las tierras bajas.
La especie es negra con marcas iridiscentes rojas, azules y verdes. Las escamas iridiscentes de las alas no tienen pigmento. Los colores que observamos en sus alas se originan de la refracción de la luz por sus escamas dispuestas en bandas. Esta especie ha sido considerada «la más espectacular de todas las Urania». Al igual que la mayoría de las especies de la subfamilia Uraniinae, era una polilla que volaba de día, como ya hemos comentado, contrario a la mayoría de las polillas cuya actividad es nocturna. Sus brillantes y aposemáticos colores anunciaban a sus posibles depredadores, a manera de advertencia, el hecho de que también eran tóxicas.
La planta hospedera específica de Urania sloanus era Omphalea triandra, también endémica de Jamaica. Como alternativa, podían alimentarse de Omphalea diandra, común en America Central y del Sur, pero también presente en la isla. Basados en la información que disponemos sobre las otras especies de Urania, es muy probable que las poblaciones de la Urania de Sloane migraran de uno a otro parche de sus plantas hospederas. Las «explosiones» repentinas de sus larvas deshojarían localmente a dichos parches y una vez transformados en adultos, estos volarían a otra zona, donde estuvieran las plantas plenas de hojas. Este comportamiento y relación planta-insecto con seguridad requería la existencia de zonas relativamente amplias e intactas de bosques de tierras bajas en los que se encontraban parches de la planta hospedera en diversos estados de crecimiento.
Como sucede en las diversas especies de Urania, los grupos multitudinarios, producto de esas «explosiones» de larvas de la Urania sloanus, aparecían luego de tiempos de escasez. La consecuente pérdida de hábitat en los bosques de las tierras bajas de Jamaica, talados con la intención de desarrollar agricultura en tiempos coloniales debe haber contribuido a la extinción. Con toda seguridad las poblaciones de la Urania de Sloane comenzaron a disminuir a niveles inferiores a los sostenibles, gracias a la disminución y pérdida de las tóxicas plantas de Omphalea triandra y Omphalea diandra, que alimentaban a sus larvas.
Todavía quedan en la isla varias zonas de bosque primario, que cuentan con la presencia de plantas de Omphalea. Sin embargo, la Urania de Sloane está considerada extinta. Los últimos ejemplares que fueron observados en condiciones naturales en Jamaica datan de 1894 - 1895. Roberto logró conseguir una pareja cuyas etiquetas indicaban la fecha 1908. Igualmente, Pawel y Roland encontraron un ejemplar en el Museo e Instituto de Zoología de la Academia Polaca de Ciencias de Varsovia un ejemplar con la fecha 1917 en una de sus etiquetas. Estas fechas (1908 y 1917) son, sin duda, curiosas e intrigantes. ¿Corresponden a las fechas de recolección? ¿Son estas las fechas de adquisición de esos ejemplares? Quizás solo representan la fecha de entrada a las colecciones que la adquirieron.
El reporte más reciente (2019) de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN por sus siglas en inglés), indica que existen en el mundo unas 26 especies en peligro y unas 800 especies (incluyendo esta polilla diurna) cuya existencia era conocida y suficientemente reportadas, están extintas. El número de estas últimas se incrementará en los próximos años, convirtiendo a las colecciones de los museos de historia natural, en cada vez más importantes depósitos de la diversidad biológica del planeta. Estos ejemplares se convertirán en los portadores de información sobre los cambios genéticos de sus poblaciones, así como sobre su adaptación a cambios ambientales locales y a los efectos que sobre ellas ejerce el cambio climático. La protección apropiada de los ejemplares conservados en los numerosos museos de historia natural del mundo, debe ser relevante y una prioridad.
Nothing will ever replace the taxonomic knowledge and training that museums provide; funding in this area should become a national priority. Otherwise, knowledge of this planet's biodiversity, and of all the potential benefits therein, will be lost.