En los últimos meses ha surgido una polémica con respecto a la mediática adolescente Greta Thunberg, conocida mundialmente por sus reivindicaciones ecologistas, en concreto sobre su padecimiento del síndrome de Asperger, y que eso, de alguna manera, podría mermar la validez del mensaje que defiende.
Indicar que alguien tiene el síndrome de Asperger es un poco confuso, pues se trata de una categoría en desuso, es decir, hoy en día y analizando los manuales de diagnóstico americano (DSM) o de la OMS (CIE) en su quinta y undécima versión respectivamente, lo que se constata en dichos manuales es que no es posible hoy en día dar el diagnóstico de una dolencia o patología denominada síndrome de Asperger.
Esto es debido a que se han dado unas modificaciones en las clasificaciones que anteriormente se empleaban que entre otras ha afectado a este síndrome, perdiendo la «etiqueta» e integrándose en la categoría más amplia de Trastorno del Espectro Autista, es decir, la adolescente Greta Thunberg si es que tiene algo, sería autismo.
Indicar que el autismo va a afectar a distintas áreas de la vida de la persona que lo padece, pudiéndose presentar en forma leve, ya que cuando uno piensa en autismo, quizás lo hace en los casos más severos, o donde los síntomas son tan evidentes que difícilmente queda duda al respecto. Donde suele existir un retraso en el desarrollo de la comunicación, con ausencia de mirada al interlocutor, movimientos repetitivos e incluso en algunos casos autolesiones. Pero este término abarca desde el Autismo en su forma leve hasta el que presenta una mayor sintomatología.
De hecho, la última modificación del sistema de diagnóstico americano DSM-V ha aunado distintos tipos de autismo en uno, denominado Trastorno del Espectro Autista, el cual abarca todas las formas de autismo sin hacer distinción en subtipos como se hacía con anterioridad, separando entre Trastorno Autista, Trastorno de Asperger, Trastorno generalizado del desarrollo no especificado, entre otros.
Sea cual sea el sistema de clasificación empleado, lo que está claro es que sus efectos y consecuencias van a estar ahí incluso si se sufre autismo en su forma leve, lo que va a tener implicaciones tanto en el mundo de las relaciones sociales como en su desempeño profesional y a la hora de formar una familia. Haciendo que estas personas que sufren autismo tengan una mayor dificultad a la hora de desenvolverse en la vida frente a los que no lo sufren.
Una situación que podría corregirse desde la infancia si se obtuviese un adecuado diagnóstico, ya que se podría poner tratamiento neuropsicológico compensatorio que sin duda facilitarían la vida futura del pequeño, pero ¿cómo se sabe si se sufre autismo en su forma leve?
Esto es precisamente lo que se ha investigado desde las universidades de Cambridge y Reading, junto con la Cambridge and Peterborough NHS Trust Fundation (Inglaterra), cuyos resultados han sido publicado en la revista científica PLOS ONE.
Para ello se llevó a cabo un macro estudio a través de la web de la cadena de televisión inglesa Channel 4, en donde los participantes debían rellenar un cuestionario estandarizado autoadministrado denominado Autism-Spectrum Quotient (AQ), el cual sirve para detectar sintomatología de autismo en su forma leve.
Un total de 514.972 adultos rellenaron el cuestionario además de informar de datos sociodemográficos, edad, género, ocupación y lugar de residencia. La edad de los participantes fue entre los 16 y los 89 años, siendo el 66,2% de los mismos mujeres.
Los resultados informan sobre una relación significativa entre los datos proporcionados por el cuestionario y el género, alcanzándose puntuaciones más elevadas en varones frente a mujeres. Algo que concuerda con los estudios previos donde se observa una incidencia del autismo de 4 casos en varones frente a 1 en mujeres.
Igualmente resultó significativo la puntuación alcanzada con la ocupación desempeñada. Así los que mostraron puntuaciones altas en el cuestionario se dedicaban a labores más técnicas, como ingeniería, computación o ciencia. Esto es, profesiones que no dependen tanto del contacto con otras personas, como relaciones públicas, personal sanitario, o la enseñanza. No resultando significativo con respecto a la edad del participante, ni la localidad en donde vive.
Las implicaciones del estudio son varias, primeramente por informar que los hombres están más expuestos a sufrir autismo en su forma leve, pero lo novedoso y más destacable es que, aun sin recibir diagnóstico al respecto, va a tener una incidencia en la vida adulta de la persona, tal y como lo refleja la diferencia con respecto a la ocupación.