Tengo la convicción de que las viejas Internacionales de la política han fallecido-algunas aún no lo saben-porque no hay allí nadie para recibir la notificación oficial y solo existen listas de nombres de quienes se supone las gobiernan en representación de viejos partidos democratacristianos, socialdemócratas, liberales, producto de elucubraciones y luchas post guerras mundiales.
Existen, sí, las viejas internacionales en cualquier búsqueda por Internet, pues aparecen páginas que describen lo que hacen (en realidad lo que hacían), pero muchos de esos partidos allí representados ya no existen, solo están inscritos en registros electorales.
A lo mejor de mi conocimiento, las nuevas internacionales de la política se asientan en los intereses de algunos pocos países que ahora determinan el porvenir del mundo, por razones de economía: Léase: EE UU, Rusia, China.
Y agréguense algunos otros países -muy pocos y muy difuminados aún- que pugnan por sacar cabeza para cambiar lo que sucede, pero todos dominados por el factor comercio que pone la nota final de lo que debe suceder.
La política ya no es filosofía política que se convierte en fórmulas que se llevan a Idearios, de los que se sacan ideas genéricas para aplicar a las realidades. Ese es un esquema del pasado.
Hoy día lo que importa y campea son facts que provienen de la transnacionalización de las ideas, los negocios y las neorrealidades que van surgiendo de forma pragmática.
Los acuerdos patrocinados por agencias de la ONU siguen siendo altisonantes y cargados de intenciones sacadas de su Carta de Principios, pero no para llevarse a cabo, sino para acumularse como pensamiento, no en acciones reales.
La profunda transformación de la forma de trasvasamiento de información ha cedido paso a la facebuquización del conocimiento.
Las transformaciones producto de la tecnologización de todo ha causado en poco menos de veinte años que el email -como representante de la transmisión de ideas-, sea ya el dinosaurio de la información.
La inmensa mayoría de la población mundial que había dominado el pensamiento -con las lógicas excepciones- ya no comunican -solo cumplen el rito del intercambio.
Los jóvenes -junto con las empresas de tecnología cibernética- han decretado la aparición de nuevas formas de comunicación en donde la Historia, los Valores, las Tradiciones no cuentan.
Cuentan sí la novedad, fácilmente visible en aparatos, adminículos electrónicos de ultima generación que sirven para intercambiar fun cibernético (léase envase) por lo que poco importa el contenido.
Hoy día lo que importa no es ya el mensaje sino la forma en que este es comunicado y con prevalencia, solo es prevalente e importante que sea de última generación tecnológica.
Otros centros de poder -entre ellos la Iglesia- han pasado -como los partidos políticos- a formar parte del old establishment, en virtud de sus propios errores y de todo el proceso de cambio relatado.
Los temas de igualdad de sexo, el "fun" y la acumulación de riquezas materiales siguen su propio ritmo al margen de otros valores, creencias, actuaciones del pasado y esperanzas de futuro.
Las viejas ideas de Progreso pertenecen a las bibliotecas -los dinosaurios del conocimiento- y se sustituyen cibernéticamente a velocidad de la luz por nuevas ideas, cuya procedencia, eticidad y perduración alcanzan tan solo al advenimiento de otras ideas, acciones y realizaciones que dependan de la tecnología, no de la axiología.
La tecnología -se ha afirmado-carece de ética, solo se asienta y nutre del éxito de implantación hasta la llegada de nuevos cambios tecnológicos.
La resultante es la sensación que tenemos los que pertenecemos a las viejas generaciones de que ya nada es estable.
Al igual que en el pasado en que la humanidad deja de lado la visión de un universo, fijo, estático por uno transformable, cambiante, en movimiento, hoy día los valores han sufrido esta transmutación y solo es viable vaticinar que seguirá transformándose en periodos cada vez más y más cortos, de allí que pueda afirmarse que lo único estable -como ha sucedido desde siempre- es el cambio que mi generación y sus antecesora han luchado por negar, en virtud de que el cerebro humano tiende a ver estabilidad en todo para sentirse con seguridad...
Y por cierto que para escribir esta breve reflexión, me deja de enseñanza que hay que cambiar el modo en que las computadoras aceptan y modifican el lenguaje-con base en obsoletas reglas de gramática - dado que -al menos en español- es cuasi imposible escribir un articulo que toque el tema aquí expuesto, sin recurrir a anglicismos que ya no lo son, pues forman parte del Establishment dominante…