En esta sala se presentan obras que abordan la violencia, la represión y la descomposición social ejercida por las dictaduras militares sobre los pueblos de América Latina. Estas obras asumen una fuerte posición política, ya sea al desplegar una puesta en acción física del arte y del espacio público, o al utilizar contenidos poéticos que refieren a las atrocidades de la violencia estatal.
Para los artistas de esta sala, el arte es una herramienta para informar y despertar la conciencia en contextos opresivos, y también un arma de resistencia cultural y creativa para la transformación social.
Thomas Bayrle (Alemania) y Ed Ruscha (EE.UU.), en sus obras de la colección del MMK, y sus colegas latinoamericanos León Ferrari, Adolfo Bernal y Cildo Meireles trabajan sobre las nuevas configuraciones poblacionales y hábitats humanos definidos por las grandes ciudades de Alemania, Estados Unidos, Brasil y Colombia en el siglo XX.
A mediados de los años sesenta, en el contexto de una mayor politización y radicalización de las prácticas artísticas en Buenos Aires, las obras del artista argentino León Ferrari enfrentaron la violencia que, según su mirada, caracterizaba a la cultura occidental. Con esta serie, Ferrari emprendió una crítica corrosiva de los vínculos entre el poder político y las instituciones religiosas en Sudamérica, iniciada en 1983 durante su exilio en San Pablo.
En los años sesenta, los artistas pop europeos y norteamericanos ampliaron las posibilidades del arte al incorporar referencias directas a las imágenes de consumo masivo. Así marcaron un hito en la historia de los movimientos vanguardistas al abolir la frontera entre la alta cultura y la cultura popular. Aquí se presentan obras icónicas de los artistas norteamericanos Andy Warhol y Jasper Johns, de la colección del MMK, en diálogo con obras del alemán Thomas Bayrle y de artistas latinoamericanos que utilizaron las estrategias del Pop para denunciar sus contextos políticos y sociales.
Artistas: Thomas Bayrle, Antonio Caro, Ricardo Carreira, Nicolás García Uriburu, Jasper Johns, Jesús Ruiz Durand, Andy Warhol
La construcción del gusto, el deseo y la identidad impuesta por las imágenes de los medios masivos transformó la privacidad del hogar en un campo de batalla público donde se modelan las subjetividades. Las obras de Beatriz González, que articulan los gustos tradicionales de un sector social de clase media urbana conservadora con los grandes temas sociopolíticos, se presenta en diálogo con la obra de Pablo Suárez Patio (1978), de la colección del Moderno; pinturas en las que se puede percibir un tiempo suspendido, con objetos confinados a cierta soledad.
En un mundo aturdido por la violencia de los regímenes totalitarios, Mira Schendel (Brasil), Mathias Goeritz (México) y Liliana Maresca (Argentina) buscaron crear un espacio de espiritualidad. Sus obras utilizan el oro como un elemento simbólico que remite a lo trascendental y a la mercancía, o a la alquimia y sus mutaciones de elementos, que evocan la transformación personal o social. También aludieron a la simbología religiosa, como en el caso de Goeritz y el catolicismo o de Schendel y el taoísmo. Estas obras dialogan con piezas del alemán Joseph Beuys y del norteamericano Walter de Maria que abordan la concentración de energía que se encuentra en la naturaleza. Artistas: Joseph Beuys, Walter De Maria, Mathias Goeritz, Victor Grippo, Liliana Maresca, Mira Schendel.
Con sus cuadros monocromos, Alberto Greco (Argentina), Yves Klein (Francia) y Piero Manzoni (Italia) llevaron la pintura al límite, antes de volcarse a experimentar con el “arte vivo”. A mediados de los años cincuenta, Klein invitaba al espectador a “vivir en color” a través de una inmersión en el monocromo. Más adelante, avanzó en la búsqueda de la inmaterialidad de la obra de arte y la experiencia sensorial del vacío, expresada en el legendario fotomontaje Un homme dans l’espace! Le peintre de l’espace se jette dans le vide! [¡Un hombre en el espacio! ¡El pintor del espacio se arroja al vacío!] (1960), aquí expuesto. De un modo similar y a la vez divergente, el argentino Alberto Greco pasó de experimentar con diversos materiales en sus monocromos negros a señalar espacios y personas en obras de arte.
En la década de 1960, la exploración sensorial y sexual, y el avance de la tecnología y el consumo de masas cambiaron a un ritmo vertiginoso la producción artística de todo el mundo. Artistas como Lygia Clark (Brasil) y Franz Erhard Walther (Alemania) desmantelaban el objeto artístico tradicional, decididos a explorar la corporalidad y la subjetividad. Veían el arte como un encuentro entre el cuerpo y el “no-objeto”, concepto del poeta y crítico de arte Ferreira Gullar, uno de los fundadores del Movimiento Neoconcreto. Artistas: Oscar Bony y Pablo Suárez, Manuel Casanueva y Escuela de Valparaíso, Lygia Clark, Leopoldo Maler, Liliana Porter, Charlotte Posenenske, Timm Rautert