La mentira forma parte de nuestra sociedad. Todos los días debemos lidiar con todo tipo de trolas en nuestro trabajo, familia, círculo social, etc. Normalmente, gracias al contexto, la experiencia y pequeños detalles de comportamiento somos capaces de detectar o intuir la mayor parte de estas mentiras. Por supuesto, salvo casos excepcionales, nunca nos lanzamos a delatar al mentiroso abiertamente, simplemente recogemos esa información en nuestro cerebro para actuar en consecuencia y que la vida siga su curso habitual.
Sin embargo, con las nuevas formas de comunicación, resulta más complicado «entrenar» a nuestro cerebro para poder detectar este tipo de comportamientos. En general nos falta información y nuestra tendencia como seres humanos, cuando la balanza no se decanta, es ir hacia la justificación y el pensamiento positivo. La realidad es que las mentiras campan a sus anchas en las comunicaciones online, más incluso que en la vida real, ¿acaso no resulta más fácil incluir una mentira en un email a tu jefe que decírsela mirándole a los ojos?
Recientemente la Universidad de Cornell publicó un interesante estudio en el que se analizaban cómo eran los mensajes CMC (computer-mediated communication) con mentiras y si existían patrones relevantes que nos sirviesen para identificarlos. Aquí vamos a destacar tres, seguro que te suenan.
Demasiadas palabras, alerta
En general los mensajes con más palabras, cuando en realidad se podría contestar de forma breve, suelen indicar que estamos ante un mentiroso. Por ejemplo, ante una invitación a un evento una persona sincera podría responder con una frase del tipo «estoy cansado y no me apetece salir» pero una persona con tendencia a la mentira social argumentaría en un párrafo las grandes razones «de peso» que le impiden acudir a esa cita.
Palabras y frases no comprometidas
Se pueden utilizar con más o menos naturalidad pero la tendencia a utilizar frases o expresiones de bajo compromiso indica que es casi seguro que estemos ante una persona con tendencia a la mentira. La repetición de términos como probablemente, tal vez, posible, prueba a, seguro que... nos indican que la otra persona no está siendo del todo clara y que puede que en realidad esté pensando todo lo contrario a lo que ha escrito.
El tiempo de respuesta
Es bastante evidente que una respuesta inmediata da poco lugar a la mentira. Nuestro cerebro, a no ser que seas un mentiroso patológico, no es capaz de argumentar una mentira convincente de forma instantánea. Los tiempos de respuesta largos sin justificación, las reescrituras de texto, las frases cortas y estudiadas... suelen ser claros indicios de que al otro lado hay una persona que no está siendo sincera.