Lo que sucede cotidianamente en Facebook refleja toda la humanidad y la responsabilidad de las manipulaciones, las falsas noticias y los abusos no es exclusivamente de Facebook. Es como atribuir al Gobierno de un país la responsabilidad directa de todos los crímenes que se comenten en su territorio. Lo que sí podemos esperar de Facebook es que haga lo posible para evitar estas «malas costumbres» y contrarrestarlas, protegiendo la privacidad de los participantes y siendo transparente en sus políticas. Pero tenemos que aceptar que la tecnología no cambiará moralmente el mundo ni las personas y estas últimas, las personas, a su vez alteran la tecnología y, sobre todo, determinan lo que sucede en las redes sociales.
Por mi parte, espero poder contribuir positivamente a la comunidad de las redes sociales y me abstendré, en la medida del posible, de sobreexponer mi vida personal y privacidad, siendo siempre prudente, como se hace en un espacio público abierto con una política y criterios de control poco claros. Lo que pueda hacer será siempre ínfimo, como el colibrí que lleva agua para apagar el fuego del bosque, pero si somos muchos, quizás podremos lograr algunos resultados. No cambiaremos el mundo con nuestro ejemplo y esfuerzo, pero sí ayudaremos a mejorarlo un poco.
Todo lo que uno diga y escriba puede ser interpretado de mil modos y, a menudo, la interpretación se hace en el sentido opuesto al mensaje. Lo que cuenta en estos casos es la intención y la coherencia, junto con el compromiso de ser claros. Mis intereses personales son la poesía, la literatura, el arte en general, la sociedad, la filosofía y la ética. Escribo con frecuencia y trato de evitar ataques personales, respetando las opiniones de otras personas y considero las redes sociales como un posible instrumento de reflexión y diálogo.
Mi objetivo a breve, medio y largo plazo es favorecer la cultura, el intercambio de informaciones y la comunicación para proteger la naturaleza y la humanidad, aceptando siempre, como punto de partida, que mi perspectiva es limitada y que puedo aprender del intercambio. Por otro lado, no puedo ocultar mi curiosidad, siguiendo las opiniones y debates de los demás. Participo en muchos grupos, observo lo que sucede, me esfuerzo por entender y continuamente me sorprendo de la facilidad con que se llegan a ciertas conclusiones y la persistencia de los prejuicios.
Participar y contribuir a la cultura es presentar opiniones fundadas, hablar de métodos, hacer preguntas e invitar a pensar y poner en duda ciertas ideas y premisas poco digeridas intelectualmente. En mi modesta opinión, estos foros pueden contribuir, a través de la diversidad de opiniones y el fácil acceso a las informaciones, a superar lentamente algunas de las barreras que frenan la humanidad y que yo denomino «ceguera mental». Hacer cultura es una invitación a abrirse al mundo, imaginarse posibles escenarios e interpretaciones y pensar. Así pasamos desde las redes sociales a la sociedad y de estas a los problemas de la humanidad, insinuando que en tanto caos y manipulación existen muchas posibilidades de crecer y ensanchar nuestro universo vital, la humanidad.