El precio de la arena ha subido un 600% estos últimos 25 años y su extracción crece exponencialmente, creando graves problemas ambientales en ríos y playas, de donde se extrae, ya que los granos de arena moldeados por el agua presentan características y formas que la hacen superior a la arena del desierto, que tiende a ser redonda por la influencia del viento, que erosiona los granos al ponerlos en movimiento y hacerlos rodar. Por este motivo no es tan idónea como material de construcción ya que deja espacios mayores entre un grano y otro. Con la arena de playa se fabrica el hormigón, que sirve para las construcciones, el vidrio y esta, la arena, que también se usa como aislante en circuitos y chips electrónicos. Más que el agua o el petróleo, como muchos afirmarían, será la arena la causante de una de las próximas crisis.
Su explotación en zonas costeras crea grandes peligros, ya que la arena sirve como barrera a las mareas y reduce el peligro de erosión. Por otro lado, su extracción en grandes cantidades, vista en perspectiva del calentamiento global y el consiguiente alzamiento del nivel del mar, ha llevado a muchos países a prohibir completamente su extracción, aumentando aún más el precio de esta materia prima, que se considera erradamente inagotable.
Los datos disponibles nos presentan la cruel realidad: el 85% de todos los materiales extraídos por las actividades mineras es arena. La arena de mar, como decíamos, no puede ser sustituida por la arena de desierto, ya que la forma de los granos de esta última limita su adherencia. La arena es usada especialmente en el cemento u hormigón y en estos momentos de fuerte expansión económica y demográfica en las ciudades, el mercado principal es China e India, donde existe un mercado negro en aumento, que no considera los riegos ambientales que la extracción de la misma, en grandes cantidades, presenta.
En Indonesia, por ejemplo, han desaparecido ya decenas de islas y muchas especies marinas y de rio están condenadas al extermino, como resultado de esta enorme explotación. Entre los años 2011 al 2013 China ha consumido más arenas que los EEUU en un siglo, donde el Gobierno afirma de haber construido 32,3 millones de casas y 4,5 millones de kilómetros de camino solamente entre el 2011 y el 2015. La superficie de Singapur ha crecido un 20% desde su independencia el 1965 y un crecimiento similar ha tenido lugar en Japón. Singapur es el primer importador mundial de arena por habitante.
De los 13.700 millones de toneladas de arena extraída el 2017, el 70% fue utilizado en Asia y el 50% en China. El crecimiento de la población urbana a nivel mundial será de mil millones de personas desde hoy al 2030, acrecentando enormemente la necesidad de habitaciones e infraestructuras, que serán construidas usando este material. Desgraciadamente, el consumo de arena supera la capacidad de producción natural de este recurso, creando una escasez, que ya se siente. En India, Italia y otros países, existe una mafia de la arena, que la extrae ilegalmente, ya que es solicitada ávidamente por el «mercado de la construcción».
Las posibles soluciones y alternativas por el momento son el reciclaje del material de construcción resultante de las demoliciones. Europa, por ejemplo, reutilizará el 75% antes de 2050. Otra alternativa podría ser la reelaboración del plástico desechado y, en particular, el que se encuentra en grandes cantidades en los mares. Pero esta posible solución requiere tiempo y costos elevados.
La comunidad internacional ha invertido recursos para estudiar el impacto negativo de la urbanización a nivel ambiental, pero poco se ha hecho, hasta ahora, para cuantificar las dimensiones del desastre, que la enorme extracción de arena ha tenido y tendrá en el ambiente y ecosistemas de costas y ríos. La humanidad vive a crédito y los intereses, léanse consecuencias, que nuestros abusos tendrán son de dimensiones insospechable, basta pensar en el hecho que pocos o casi nadie había considerado la arena como material escaso ni su explotación discriminada responsable de incuantificables daños ambientales.