Junto con otros colegas, que tienen o han tenido responsabilidades en las relaciones internacionales de Chile, en la academia, en el Servicio Público, en las Fuerzas Armadas y de Orden, y en empresas y otras entidades de la Sociedad Civil, fundamos en marzo del año 2010 la Asociación Chilena de especialistas Internacionales (ACHEI)
La Asociación Chilena de Especialistas Internacionales (ACHEI)
Misión y Objetivos
Su Misión es cumplir los siguientes Objetivos:
Constituir un foro e instrumento de diálogo entre los diversos actores nacionales vinculados al quehacer internacional, sean ellos políticos, empresarios, académicos, miembros de las Fuerzas Armadas y de Orden, diplomáticos, funcionarios del Estado, líderes y ejecutivos de instituciones no gubernamentales (Asociaciones Gremiales, Fundaciones, Sindicatos y similares); y, sea que actúan a nivel central, regional o local.
Ser una instancia que impulse y facilite la investigación y el análisis de los fenómenos inherentes a la Globalización y de sus consecuencias para Chile.
Ser un Organismo que facilite los contactos con instituciones similares del exterior y con Organismos Internacionales Intergubernamentales y No Gubernamentales, mediante la realización de Conferencias, Seminarios y desarrollo de actividades de cooperación.
Contribuir al perfeccionamiento y la potenciación de las disciplinas que configuran la formación de especialistas internacionales
Filosofía
Esta se sintetiza en los siguientes elementos fundamentales:
No hay tal cosa como un pensamiento de ACHEI. Por el contrario: se aspira a acoger en su seno a la mayor diversidad de visiones y opiniones respecto a las materias internacionales y que las mismas puedan expresarse plenamente en el marco de un diálogo franco y constructivo.
Como consecuencia, en ACHEI no hay vetos por razones de posiciones políticas, creencias religiosas, o concepciones intelectuales. Mucho menos, obviamente, por cuestiones de género, raza o nacionalidad.
Acción
Cumpliendo sus Objetivos la Asociación:
Es miembro de la International Studies Association’s Cooperating Organization (ISA), del World International Studies Committee (WISC), y de la Federación Latinoamericana de Estudios Internacionales (FLAEI).
Cuenta con colaboradores permanentes en Washington D.C, Houston, Berkeley, Paris, Roma, Bruselas, Madrid, Suiza, Seúl, Buenos Aires, Lima, Montevideo, Caracas, Costa Rica, y Nicaragua, quienes regularmente envían sus propios análisis o referencias sobre informaciones y libros importantes atingentes a fenómenos relevantes en el campo de las relaciones internacionales.
Varios de sus asociados tienen libros y artículos editados en el país y en el exterior, y publican nuevos trabajos frecuentemente.
En su Red se generan sustantivos debates a raíz de algunas de las publicaciones y análisis que se difunden. Por ejemplo, a fines del año pasado hubo dos muy interesantes: uno sobre si convenía que Chile se retire o no del Pacto de Bogotá; y, otro, sobre el Conflicto Palestino-Israelí.
Ha realizado Encuentros que han contado con la participación como Expositores de Cancilleres, Subsecretarios de Relaciones Ministros de Defensa, y Especialistas nacionales e internacionales.
Todo socio o colaborador de la Asociación puede, en cualquier momento, proponer temas a analizar o actividades a realizar
Entre los días miércoles 27 a 20 de septiembre último celebró su Tercer Congreso centrado en la Temática de la Alianza del Pacífico, atendida la relevancia que esta iniciativa de integración subregional latinoamericana está cobrando en el conjunto de esfuerzos para impulsar la integración de América Latina y El Caribe.
Este Congreso fue patrocinado y auspiciado por la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICYT), el Ministerio de Relaciones Exteriores, la Fundación Konrad Adenauer, y la Gran Logia de Chile. Contó con la participación de destacados académicos de Alemania, México, Argentina, Colombia, y Perú; además – obviamente – de los nacionales.
Próximamente se publicará un libro con los anales del Congreso.
El sueño de la integración latinoamericana
- Un primer intento de concretarlo
Desde que los actuales países, que fueron anteriormente colonias de España en América, conquistaron su Independencia, generaciones tras generaciones de sus próceres, líderes, gobernantes, y preclaros intelectuales han planteado el ideal integracionista.
Este ideal se hace aún más urgente de plasmarse en realidad ante las condiciones internacionales actuales en que América Latina desintegrada no pesa como debiera en el concierto mundial
Sin embargo, a diferencia de lo que fueron las colonias inglesas en lo que hoy es Estados Unidos, o las portuguesas en lo que actualmente es Brasil, ese anhelado y valioso ideal no se ha podido concretar.
Es así que el Libertador Simón Bolivar, inspirado por Francisco de Miranda, en 1826 convocó el denominado Congreso Anfictiónico de Panamá, con el propósito de impulsar la unión o la confederación de los nacientes estados de América herederos de los virreinatos hispanos.
Concurrieron a la Convocatoria las entonces llamadas Gran Colombia (comprendía lo que hoy es Colombia, Venezuela, Ecuador, y Panamá) y República Federal de Centroamérica (agrupaba a los que actualmente son Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Honduras, y Guatemala), México, y Perú. Las que se identificaban en la época como Provincias Unidas del Río de La Plata y Chile no asistieron. Paraguay no fue invitado. Bolivia llegó atrasada. Brasil no se interesó. El Reino Unido envió un representante. A título personal asistió un personero de los Países Bajos.
Aun cuando los países representados no lograron ponerse de acuerdo en aspectos fundamentales, como – por ejemplo – convenir aranceles, y que se evidenciaron conflictos por delimitaciones fronterizas, firmaron un Tratado con el ambicioso título Tratado magnífico titulado de la Unión, de la Liga, y de la Confederación perpetua.
A poco andar su contenido fue letra muerta pues los propios países firmantes se desinteresaron de ponerlo en vigor; y, en vez de hacerse más propicia la realidad para ir a un integración, la misma empeoró.
En efecto, la Gran Colombia y la República Federal de Centroamérica se desintegraron; incluso, de las Provincias Unidas del Río de La Plata se separó Uruguay.
Pese a este fracasado intento, la aspiración integracionista se mantuvo latente como veremos en unas pocas líneas más.
- El contraste entre Estados Unidos, Brasil y los Países Hispanoamericanos
Antes de ello cabe preguntarse por qué las colonias inglesas, en lo que hoy es Estados Unidos, se integraron rápidamente y también pudieron hacerlo las lusitanas en Brasil, mientras que los países de América Latina que fueron colonias hispanas aún no lo logran.
Una hipótesis, en relación al contraste con el caso de Estados Unidos, podría radicar en que en su herencia cultural ha primado el realismo, la racionalidad, el pragmático, y la capacidad de visión a largo plazo. (Como es sabido, la Constitución de Estados Unidos, vigente desde 1787, tiene sólo siete artículos y veintisiete enmiendas. Las Constituciones de Hispanoamérica son farragosas. Han sufrido múltiples cambios y algunas han llegado a tener más de 400 artículos por el prurito de creer que colocando buenos deseos en ellas, estos se cumplirán)
En cambio en la cultura de las naciones hispanoamericanas, generada por la herencia de la colonización española y los pueblos originarios, ha predominado el idealismo, la pasión, los sentimientos, y una mirada corta.
Tal diferencia cultural también podría explicar la fragilidad institucional de la mayoría de los países de Hispanoamérica.
En cuanto a la diferencia con Brasil podría explicarse por el hecho de que este fue gobernado por una Monarquía entre 1822 y 1889. (Incidentalmente cabe mencionar que José de San Martín tenía la idea de que, para lograr una institucionalidad estable, en las recién independizadas naciones del dominio español, les era conveniente un régimen de gobierno monárquico, en tanto Simón Bolívar pensaba lo opuesto, imponiendo su visón para los países que liberó o ayudó a liberar).
La percepción de la impronta cultural prevaleciente en las naciones hispanoamericanas motivo la aprensión un Representante, de uno de los países fundadores del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), el cual – cuando Chile solicitó su incorporación - manifestó que temía que, en los debates del Foro, tuvieran que escuchar largas declaraciones líricas que no se traducían en propuestas concretas y prácticas.
- Los nuevos intentos de integración
Como mencionábamos anteriormente, pese al fracaso del Congreso Anfictiónico, el ideal integracionista se mantuvo latente a través del Siglo XIX y buena parte del Siglo XX, hasta que – en los años sesenta comienza a traducirse en iniciativas concretas cuyos resultados son disímiles y sus éxitos en general escasos.
Estas iniciativas comprenden:
1. La Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC)
La Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC). Fue la primera propuesta de integración económica latinoamericana. Se creó en Febrero de 1960 por el Tratado de Montevideo. Posteriormente fue reemplazada por la ALADI (Asociación Latinoamericana de Integración).
Constituida inicialmente por Argentina, Brasil, y México, pronto se incorporan Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, y Paraguay.
El Tratado de Montevideo comprometía a los países firmantes a establecer una zona de libre comercio que debería estar funcionado en un plazo de 12 años).
Por el denominado Protocolo de Caracas de 1969 dicho plazo fue extendido en diez años. El avance a la meta planteada se efectuaría de gradualmente eliminando todas las restricciones, cupos y gravámenes al comercio entre los Estados miembros.
En 1969 el Pacto Andino surge como una contrapropuesta subregional que busca una integración de países con economías similares, planteando que, a partir de una integración subregional, se podrá luego lograr la integración latinoamericana.
Como se señala en la fuente de referencia:
«Si bien con la ALALC hubo un incremento del comercio regional, que coincide con la crisis del modelo "proteccionista" de industrialización por substitución de importaciones y un incremento del comercio entre Europa y EE.UU, así como también coincide con la crisis mundial petrolera de 1973, sus problemas se debieron a una falta de coordinación económica y a la rigidez en los plazos y mecanismos que no permitían otras formas de negociación [...].
»Ante la imposibilidad de cumplir los plazos de creación de la zona de libre comercio (primero en 1972 y luego en 1980), se efectúa una ronda de negociaciones que termina con la firma del Tratado de Montevideo de 1980 que crea la ALADI en reemplazo de la ALALC, en donde todas las concesiones acordadas anteriormente pasan a formar parte del patrimonio histórico del nuevo organismo.
2. El Pacto Andino
Fundado por Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador y Perú en 1969. Venezuela se incorpora posteriormente. Chile se retira en 1976 debido a que su política de liberalización y apertura al exterior de su economía se hacía incompatible con las normas del Pacto.
En la constitución de este Pacto se tuvo una dosis de realismo al reconocerse que era más viable iniciar un proceso de integración con unos pocos países que estuvieren más bien dispuestos, que intentar uno que abarcara a toda la Región Latinoamericana y de El Caribe.
Tras una partida positiva, para las naciones fundadoras y para las que se mantuvieron y Venezuela, en los años ochenta se ve severamente afectado por el incumplimiento de sus miembros debido a graves dificultades que éstos enfrentaron en su comercio exterior.
A fines de los ochenta sus gobernantes convienen darle un nuevo impulso flexibilizando las normas que regulan el Pacto. Esto posibilita aplicar un programa de reducción y eliminación de aranceles entre los países miembros y la adopción de un arancel externo común con el fin de constituir una unión aduanera. Igualmente, se prevé un desmantelamiento progresivo de las listas de excepciones y una gradual armonización de las políticas económicas.
Lo señalado ocurre antes de que en Venezuela empezaran a imperar las concepciones políticas de los regímenes de Chávez-Maduro.
3. La Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI)
Es, como antes se viera, sucesora de ALALC. Promueve la integración de la región. Su objetivo final es el establecimiento de un mercado común latinoamericano.
En 1980, cuando los países integrantes de ALALC habían pasado de los siete fundadores (Argentina, Brasil, Chile, México, Paraguay, Perú y Uruguay), a once, con la incorporación de Colombia, Ecuador, Bolivia y Venezuela, estos once deciden reafirmar la voluntad política de fortalecer el proceso de integración, hacerlo más flexible en su aplicación, y suscriben el nuevo Tratado de Montevideo (TM-80), dando origen así a ALADI, a la cual se incorporan posteriormente Cuba y Panamá.
Utiliza mecanismos como estos para favorecer la integración:
Una Preferencia Arancelaria Regional (PAR) otorgada en forma recíproca, entre todos los países miembros, a sus productos originarios, y aplicada en referencia a los aranceles vigentes para terceros países
Acuerdos de Alcance Regional (comunes a la totalidad de los países miembros). Son 6 los acuerdos regionales vigentes además de la PAR: las Nóminas de Apertura de los Mercados (NAM) a favor de los países de menor desarrollo económico relativo (Bolivia, Ecuador y Paraguay); el Acuerdo de Cooperación Científica y Tecnológica; el Acuerdo de Cooperación e Intercambio de bienes en las áreas educacional, cultural y científica; y el Acuerdo Marco para la Promoción del Comercio mediante la Superación de Obstáculos Técnicos al Comercio
Acuerdos de Alcance Parcial (en los que participan dos o más países miembros). Están vigentes más de 70 acuerdos de este tipo y de naturaleza muy diversa: promoción del comercio; complementación económica; agropecuarios; etc.
El TM-80 también permite que los países miembros de la ALADI firmen acuerdos con otros países en vías de desarrollo.
Al respecto están vigentes 16 acuerdos con países latinoamericanos no miembros como Costa Rica, Guatemala, Honduras, Nicaragua, El Salvador, Trinidad y Tobago, Guyana, etc.
Hay dos agrupaciones subregionales de integración - conformadas íntegramente por países que pertenecen a ALADI – que, a su vez, son miembros de ésta: la Comunidad Andina de Naciones (CAN), de la cual forman parte Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú; y el MERCOSUR
4. El Mercado Común del Sur (Mercosur)
Este proceso de integración subregional fue fundado en Marzo de 1991 por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, aunque los antecedentes de esta iniciativa se remontan a noviembre de 1985, fecha de la Declaración de Foz de Iguazú, que selló un acuerdo de integración bilateral entre Argentina y Brasil.. Posteriormente se incorporan Bolivia y Venezuela. Ésta actualmente está suspendida.
Lo integran también, en calidad de Estados Asociados, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Guyana y Surinam. Estados observadores son México y Nueva Zelandia
Conforme al denominado Protocolo de Ouro Preto, firmado en Diciembre de 1994, se estableció un arancel externo común; y. desde 1999, existe una zona libre de aranceles entre sus integrantes, aunque exceptuando a una serie de productos, entre ellos el azúcar.
EL Mercosur se propuso ir más allá de lo económico adoptando una Carta Democrática, que prohíbe la pertenencia de países no democráticos, y mecanismos de integración social y cultural incluyendo la libre circulación de los ciudadanos del bloque.
La aplicación de esta Carta llevó a la suspensión de Venezuela pues el Régimen de Maduro ha violado todos los principios que rigen un Sistema Democrático.
Si bien teóricamente el Mercosur se orienta la liberalización los intercambios entre sus miembros, éstos tienen un enfoque proteccionista frente al resto del mundo.
Por esta razón Chile se ha mantenido sólo como Estado Asociado, pese a la importancia económica que ha tenido para éste
«no sólo en volúmenes de comercio, sino principalmente porque el intercambio se caracteriza por una elevada proporción de bienes industriales y servicios que agregan valor a la canasta exportadora [...].
»Al mismo tiempo, los agentes que producen y mueven el comercio son medianos y pequeños empresarios. Y en Chile, son precisamente los que generan la mayor parte del empleo [...].
» Además, el movimiento de las inversiones, especialmente desde Chile hacia estas economías ha sido de gran envergadura. En efecto, en el período 1990-2013, las inversiones directas de Chile en el bloque ascendieron a US$41.000 millones, lo que representa casi 50% del total invertido por esta nación en el exterior».
(«Chile y su socio fundamental, el Mercosur», Andrés Rebolledo, Ex Director General de Relaciones Económicas Internacionales de Chile, DIRECON; América Economía, 19/08/2014).
El gran objetivo del Mercosur es llegar a ser un Mercado Común, pero hasta ahora ha sido una mera Unión Aduanera, debido – por una parte – a que, cuando sus dos principales miembros (Argentina y Brasil) han enfrentado agudas dificultades económica internas, han incumplido normas que rigen el Acuerdo.
Por otra parte, las diferencias - en distintos períodos - de las orientaciones políticas de los gobiernos de los países miembros, han impedido resolver algunos aspectos sensibles, como es el que algunos quieren la libertad de negociar independientemente con otras naciones del mundo sus relaciones económicas, en tanto que otros de sus integrantes se han opuesto rotundamente a ello.