Carlos Otto nació en la capital zuliana el 21 de abril de 1895. Sus padres eran Amelia Baldo Jara, oriunda de Cúcuta pero de familia venezolana, y el comerciante alemán de café Johannes Meyer. Era el quinto hijo y el primer varón de una familia de nueve hermanos. A principios del siglo XX se mudan todos a Caracas antes de irse a vivir a la ciudad de su padre en 1908.
Ya en Hamburgo hubiese seguido la carrera comercial y administrativa de su padre de no ser por el estallido de la Gran Guerra en julio de 1914. Con 19 años se ofrece de voluntarios en la Caballería local, y ese invierno parte a combatir contra los rusos en el frente de Prusia oriental. Así transcurrieron dos años hasta que a mediados de 1916 ingresa a la Escuela de Aviación Militar alemana.
La Primera Guerra Mundial fue la masificación de tres armas modernas: la ametralladora, el tanque y los aeroplanos. La mayoría de los miembros de la caballería alemana se pasaron a la aviación militar, y Meyer Baldo no fue la excepción. Primero fue piloto egresado en febrero de 1917 para los escuadrones de observación, estuvo en el frente occidental con la unidad FAE201.
Carlos en su vida civil en Hamburgo conocía bien una familia amiga de apellido Lûbbert cuyos hijos fueron al combate con este marabino. El mayor de ellos, Eduard, entró primero en el escuadrón más famoso de todos los tiempos: el Jasta 11, mejor conocido como el Circo Volante del Barón Rojo. Lamentablemente Eduard fue derribado en marzo y su capitán (el barón Manfred Richtofen) buscaba reponer los pilotos que perdía: a principios de julio Meyer logra ingresar a esa selecta elite.
Mientras combate para Richtofen, Carlos inicialmente es derribado por el británico Noel Weeb; sin embargo, solo es herido y logra aterrizar su biplano Albatros D.V en su aeródromo. Luego de recuperarse comienzan las mayores victorias aéreas de este venezolano único en Latinoamérica. El 31 de julio a la 1 p. m., derriba un avión de observación ingles RE8 sobre Bélgica donde mueren sus dos tripulantes. El 14 de agosto derriba un Sopwith Camel que no le es confirmado (archivos posteriores acreditan ese día la muerte de ese piloto británico).
El 3 de septiembre de 1917 Carlos Meyer tuvo el reconocimiento de escoltar personalmente al Barón Rojo en su victoria numero 61. Doce días después, con su amigo Georg von der Osten, comparte un derribo donde capturan a los tripulantes de un biplano DH4 de observación. A Georg se le había atascado su ametralladora y antes de que los ingleses escaparan a un banco de nubes, Carlos los remata. En diciembre Meyer pasará al segundo escuadrón mas celebre de la Gran Guerra.
Otro grupo famoso del Circo Volante del Barón Rojo fue el Jasta 4 con su capitán Ernst Udet (el segundo as alemán) quien entablo gran amistad con Meyer. Allí, en el verano de 1918, sobre suelo francés Carlos tripularía el mejor biplano de esos tiempos, el Fokker D.VII con su emblema particular en el fuselaje El boxer babeante logrando tres derribos más contra dos Spads galos, un Camel norteamericano donde sobrevive el piloto y un globo aerostático ingles.
Antes de finalizar la guerra entra en la escuela de entrenamiento JS2 y allí recibe el amargo armisticio para los alemanes del 11 de noviembre. Vendrán años duros de posguerra con la crisis económica y social. Richtofen había sido muerto en combate aéreo cuando Carlos cumplía 24 años. En 1925 se le hizo un memorial en Berlín al celebre capitán, Meyer fue uno de los invitados especiales.
Por sus victorias Carlos recibió, aparte de su insignia de piloto, la cruz Hanseática por su desempeño en la caballería, copa a la Victoria en el Aire y dos cruces de Hierro. En 1926 regresa solo a Venezuela con los Baldo que aún vivían en Caracas donde se residencia en El Paraíso y trabaja en los negocios familiares.
Para 1932 tenia amistades con los Gómez y especialmente más con el precursor de la aviación militar venezolana, Don Florencio Gómez, quien lo acepta en el Cuerpo Aéreo del Ejercito Venezolano. Viaja a Estados Unidos para actualizarse y a su regreso durante un vuelo rutinario el 27 de noviembre de 1933 en Maracay su Stearman pierde el plano superior y cae con su mecánico hasta la muerte de ambos.
Carlos Meyer Baldo es un personaje sin igual en la aeronáutica latinoamericana, se encuentra enterrado en el Cementerio General del Sur en el Panteón familiar. No dejó hijos, ni escritos, y su aparente novia exclusiva conocida en Alemania se la ganó el segundo hermano Lubbert. Sus sobrinos nietos, que lo conocieron de niños, se referían a él como el tío simpático, era de estatura media y de presencia excelente. Un piloto militar venezolano que lo recordó y vio su accidente fatal cuenta que a pesar de lo reservado por órdenes superiores era muy admirado y un aviador de primera. A su memorial, en febrero de 1934, asistieron más de cien personas. En años recientes se han publicado fuera de Venezuela más de cuatro libros que lo destacan y nacionalmente dos textos se han publicado exclusivamente con sus hazañas en detalle.
Como autor de esta minibiografía, le he dedicado más de 17 años de investigación a este fascinante personaje. En 2015 terminé una novela corta donde se ficcionan las partes de su vida que conocemos poco. Sigo buscando una editorial que ayude a publicarla.