El 17 de diciembre se debe de llevar a cabo el balotaje o segunda vuelta de la elección presidencial chilena, elección que de todas maneras no significará un cambio de rumbo significativo, porque los dos candidatos que la disputarán no tienen diferencias muy marcadas y de fondo, aunque si de forma, sobre el modelo neoliberal que impera en Chile, desde el golpe de Estado que derrocó al Presidente Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973.

La irrupción del Frente Amplio

Sin embargo, la primera vuelta de la elección presidencial y parlamentaria, provocó un cambio significativo del panorama político chileno, puesto que surgió con fuerza un nuevo movimiento de izquierda, denominado «Frente Amplio», el cual, con su candidata presidencial, la periodista Beatriz Sánchez, obtuvo el 21,5% de los votos, solo 1,5% menos que Alejandro Guillier, el candidato de la centroizquierda que ha gobernado Chile desde 1990 con una sola interrupción, entre los años 2010 y 2014, cuando la derecha llegó al gobierno, al ser Sebastián Piñera elegido presidente de la República. Piñera estará nuevamente en el balotaje, porque fue el candidato más votado con el 36,6% en la primera vuelta realizada el 19 de noviembre pasado.

La sorpresa de la primera vuelta la provocó el Frente Amplio, pero no porque su candidata presidencial haya obtenido el 21,5% de los votos, puesto que en varias elecciones presidenciales anteriores varios movimientos de izquierda habían alcanzado porcentajes similares. El cambio más significativo, electoralmente, es el hecho que el Frente Amplio logró elegir 21 de los 155 diputados que componen el Congreso, lo que ningún partido o movimiento de izquierda había logrado anteriormente, fundamentalmente, porque lo impedía el sistema electoral binominal que impuso la dictadura.

Los efectos del nuevo sistema proporcional

El sistema binominal dividía el país en 60 distritos, donde se elegían 2 diputados por distrito, en una sola vuelta electoral. Ello permitía que la derecha, obteniendo solo 33,4% de los votos, eligiera un diputado, y la Concertación1, con el 66,6% de los votos, también elegía solo un diputado. Este sistema, además, tenía la virtud, de dejar fuera del parlamento a todos los partidos o coaliciones que obtuvieran menos del 25% de los votos.

El sistema binominal, es tan o más inicuo y antidemocrático que el sistema uninominal que rige en Francia y Gran Bretaña. Estos sistemas corrompen la política, porque permiten que los partidos políticos sean los que elijan los parlamentarios, y el pueblo solo tiene derecho a validar con su voto la elección que ya han hecho los partidos políticos.

En el actual Gobierno de la Presidenta Bachelet, el sistema binominal fue cambiado por uno proporcional, que es el que siempre existió en Chile hasta 1972. El país fue dividido en 28 distritos, los más pequeños, en provincias con pocos habitantes, eligen 3 diputados, y los más grandes, eligen hasta 8 diputados, lo que permite en este último caso, que con 10 a 12% se pueda elegir un diputado.

El deseo de cambio del modelo, sobre todo de parte de la juventud chilena, es el factor fundamental que permitió que surgiera este nuevo referente de izquierda, el Frente Amplio, pero es el sistema electoral proporcional el que permitió que este lograra una amplia bancada parlamentaria, que le permite proyectarse para el futuro. Un tercer factor de este éxito fue el hecho de que el Frente Amplio logró unir a diferentes partidos y movimientos de izquierda que en el pasado no habían logrado la unidad electoral.

Es gracias precisamente a esta importante bancada parlamentaria que, cualquiera sea el presidente que sea elegido el próximo 17 de diciembre, no tendrá mayoría parlamentaria para gobernar.

Ahora: ¿quién será el elegido según los resultados de la primera vuelta?

El dilema de la izquierda frenteamplista

Si sumamos los votos de todos los candidatos presidenciales que se declaran de izquierda y de centro, sobrepasan el 55% del electorado, por lo que Alejandro Guillier, de centro izquierda, tendría aritméticamente las mayores chances de ganar la segunda vuelta, frente al candidato de derecha, Sebastián Piñera, puesto que los dos candidatos de derecha apenas llegan al 45%.

Pero la votación de izquierda frenteamplista no es traspasable tan fácilmente a Alejandro Guillier, porque aquella juventud que votó por Beatriz Sánchez y el Frente Amplio no es muy fácil movilizarla para que concurra a votar en la segunda vuelta, teniendo en consideración, por un lado, que el voto es voluntario en Chile y, por otro lado, tampoco es un gran riesgo que gane el candidato de la derecha, porque no cuenta con una mayoría parlamentaria que le permita retroceder en las medidas progresistas que hasta ahora se han aprobado. En ese aspecto no representa un gran peligro.

Lo que sí se podría deducir, es que, si el electorado del Frente Amplio concurre a votar en la segunda vuelta, es impensable que pueda votar por Sebastián Piñera, el candidato de la derecha. Sin embargo, por quién votar no es problema que debe preocuparnos con el electorado del Frente Amplio, sino el que pueda concurrir a votar.

Para que estos votantes se movilicen a votar, es necesario que Alejandro Guillier los convenza que no es lo mismo Piñera que Guillier, en razón que sería un gran retroceso en lo que hasta ahora se ha conseguido, como, por ejemplo, que pueda derogar la recientemente aprobada ley de aborto, como Piñera ya lo había insinuado abiertamente.

Sin embargo, si es elegido Sebastián Piñera, él no podrá aprobar políticas más conservadores o más neoliberales que las actuales, porque no tiene mayoría en el Congreso Nacional, que le permita «revolucionar» las políticas más progresistas que hasta ahora se han aprobado, a menos que consiga el apoyo de una parte de la Nueva Mayoría, lo que no es fácil de alcanzar visto el peso de la bancada del Frente Amplio e incluso de los 8 diputados del Partido Comunista, que hacen parte de la Nueva Mayoría.

Las prerrogativas del presidente

Desde ese punto de vista, al no ser Piñera un peligro en la aprobación de las leyes, una parte del electorado frenteamplista puede pensar que no vale la pena ir a votar, porque no existe un real peligro de vuelta atrás si gana Piñera.

Pero existen numerosas medidas que no pasan por el Congreso Nacional, que dependen únicamente de las facultades del presidente de la República, en razón, que la actual Constitución es muy presidencialista, porque fue hecha para que Pinochet gobernara aunque tuviera minoría en el Congreso Nacional.

Un peligro real es que Sebastián Piñera, puede utilizar la potestad reglamentaria, que le otorga el numero 6° del artículo 32 de la Constitución, que le permite al presidente disponer por decreto supremo, en todas aquellas materias que no son propias de ley, y la Constitución deja bastante margen para el ejercicio de esa potestad reglamentaria.

Entre las facultades del presidente de la República también está la de disponer la administración de las empresas del Estado, y entre ellas, la más importante de todas, Codelco2, que le ha entregado al país más de 120.000 millones de dólares, lo que es más que el impuesto a la renta de primera categoría 3 que han pagado absolutamente todas las empresas privadas que existen o han existido en Chile, desde 1971 a la fecha. Esa es la importancia de Codelco.

La privatización de Codelco

Si bien Piñera no puede privatizar Codelco, -para ello necesita una reforma constitucional con los 3/5 del Congreso Nacional-, sí puede asestarle un golpe mortal, como ya lo hizo entre los años 2010 y 2014, cuando designó un directorio y Presidentes Ejecutivos de la Corporación, a ejecutivos que venían directamente de las transnacionales mineras, que siempre han perseguido la privatización de Codelco. Era como el gato cuidando la carnicería.

Durante la presidencia de Piñera, Codelco se endeudó en más de US$ 10.000 millones, y además se perdieron en subfacturación otros US$ 15.000 millones. ¿Dónde está todo ese dinero? ¿En qué se gastó? Esa es precisamente una de las razones por la que hace dos años interpusimos una querella por malversación de fondos en Codelco, pero la Fiscalía Centro Norte, por motivos que desconocemos, no ha investigado.

Entre los años 2010 y 2014, bajo la presidencia de Piñera, se registraron los más altos precios del cobre, llegando a 5 dólares la libra durante algunas semanas del año 2011, terminando el año con un promedio de 4 dólares la libra, es decir el precio más alto de la historia. Sin embargo, entre los años 2010 y 2014, se registraron los peores resultados de Codelco de toda su historia, a pesar de que era dirigida por ejecutivos expertos, con decenas de años de experiencia de transnacionales mineras, designados por intervención directa del entonces presidente Piñera.

Destruir financiera y económicamente Codelco era el paso necesario para crear la necesidad de su privatización, a la que siempre han aspirado las transnacionales mineras. Si Piñera llega nuevamente a la presidencia, existe un gran riesgo de quiebre de la empresa, y gracias a ese peligro, se pueda lograr que el Congreso apruebe la privatización de algún yacimiento para salvar a la Corporación.

La destrucción y privatización de Codelco, o de alguno de sus yacimientos, es un real peligro si Piñera llega nuevamente a la presidencia de la República.

El riesgo que corre Codelco si Sebastián Piñera es elegido Presidente no fue tomado en consideración por los dirigentes del Frente Amplio al dejar en libertad de acción a sus electores, sin entregar un apoyo explícito a Alejandro Guillier, el candidato de la centro izquierda. Esta decisión, si llega a ganar Piñera, puede costarle caro al Frente Amplio en el futuro cercano.

Piñera no asusta por las leyes que pueda promover, porque no tiene mayoría en el Congreso Nacional, pero sí asusta por las facultades que le otorga la Constitución y la ley, para intervenir en la administración de Codelco, entregando su administración nuevamente, a ejecutivos al servicio de las transnacionales mineras. Ya lo hizo anteriormente, no es una mera especulación.

En razón del peligro real que Piñera representa para la existencia de Codelco, yo tomo partido, y votaré por Guillier, y me permito llamar a votar por él.

Notas

1 La Concertación de Partidos por la Democracia, es la coalición de centro izquierda que gobierna Chile desde 1990, con la sola interrupción de 2010 a 2014. Desde hace 5 años esta coalición se llama Nueva Mayoría, al incorporar al Partido Comunista de Chile.

2 Corporación Nacional del Cobre de Chile (Codelco), creada en 1976, en base a las 5 mineras nacionalizadas por el Presidente Allende, el 11 de julio de 1971, conocido como el Día de la Dignidad Nacional.

3 Impuesto a las ganancias o utilidades de las empresas, actualmente del 25% en Chile.