Dicen que la historia es cíclica y que todo lo que ha pasado a lo largo de los años volverá a ocurrir. Esto mismo pasa con la moda y con la decoración. He de confesar que yo soy una fan y una adicta a la ropa vieja y de segunda mano. Me pasa con la ropa de mi madre, que cada año le robo de su armario prendas que a ella ya no le valen y a mí me parecen preciosas. Lo cierto es que por mucho que los diseñadores y las distintas marcas intenten imitar el estilo de las décadas pasadas, no es lo mismo que tener uno original.
Es interesante diferenciar las nociones de antiguo, retro y vintage, ya que son tres conceptos parecidos y, por lo general, mal empleados:
Antiguo: se dice de aquellos objetos que tienen más de cien años desde que se creó.
Vintage: son todas aquellas cosas de segunda mano, que se pueden comprar y reutilizar, ya sea ropa o muebles.
Retro: se refiere a todas aquellas prendas de ropa o muebles, que están fabricadas ahora pero que están inspiradas en el pasado, imitando algún estilo antiguo.
Y eso es lo que me gusta de lo vintage, la historia que tiene esa prenda o ese mueble, aunque muchos puedan pensar que es por el precio, la verdad es que las cosas antiguas suelen más caras. Todo este mundo de lo viejo es muy desconocido en España y en ocasiones muy mal visto. Cuando pensamos en segunda mano, nos suele venir a la mente la típica imagen del vestido de la abuela o las sillas feas que se ven en cualquier rastro.
Sin embargo, por toda España existen almonedas y tiendas de antigüedades y por supuesto el Rastro de Madrid, el mercadillo de cosas viejas más famoso e importante de nuestro país. En medio de este barrio, en plena Ribera de Curtidores, se encuentra uno de los edificios dedicados a la venta de muebles y decoración más emblemático de Madrid, las Galerías Piquer.
Aunque se llamen «galerías», no es un centro comercial, sino un edificio que recuerda a un antiguo corral, de patio interior de dos plantas que mezcla viviendas y anticuarios en su interior. Las Galerías Piquer se construyeron sobre lo que se conocía como el Corralón Francés y aunque su nombre original era Galerías Isla de Cuba, terminaron por conocer como Galerías Piquer, en honor a la famosa tonadillera Concha Piquer, que fue quien las inauguró en 1950 y han mantenido este nombre durante más de 60 años.
Pero, aparte del Rastro y la Ribera de Curtidores, se pueden encontrar por toda España tiendas que venden objetos viejos en mejores y peores condiciones. Almonedas, tiendas de antigüedades, y por supuesto y cada vez más tiendas de reparación, restauración y venta de muebles.
Todo este mercado de lo antiguo es más popular de lo que parece, ya que se hacen ferias de antigüedades por toda España, incluido en IFEMA, en Madrid. Pero sin duda las mejores joyas se obtienen de nuestras propias casas, los muebles que están en casa de una tía que a penas y que pagamos a alguien para que vacíe todo de los muebles viejos y feos que nos parecen pasados de moda.
Pero lo que para uno es una silla anticuada y fea, que no nos pega con todos nuestros muebles modernos y de diseño, otro ve el gran potencial que puede tener, ya que sin duda, los muebles de antes tienen mejor calidad que los de ahora. Por eso es importante también saber identificar el estado en que se encuentran las cosas, porque restaurar no es barato. Te puede costar desde 150 euros hasta 500 o más.
Pero, ¿merece la pena gastar tanto dinero en restaurar unos muebles viejos? Eso depende del valor que tenga el objeto para cada uno, ya que el precio es diferente dependiendo de la persona, y por supuesto de la valoración y el presupuesto que haga un profesional restaurador.
Como dice el anuncio de IKEA, aunque los muebles viejos que nos ofrece nuestra madre cuando te mudas a tu primera casa te parece que es lo más horroroso del mundo, puede que tengas en tu poder auténticas joyas sin que lo sepas, y bien cuidadas y colocadas en tu hogar pueden marcar la diferencia entre un trasto viejo o una auténtica joya de la decoración.