Desde el pasado lunes 21 de Agosto el icono más reconocible de Londres ha enmudecido. Las campanas del Big Ben siguen dando la hora, aunque permanecerán por cuatro años en silencio. Un numeroso grupo de personas se reunió frente a esta construcción neogótica a orillas del rio Támesis para asistir a esta despedida temporal. Hasta su regreso, en 2021, los martillos que vienen repicando en la gran campana principal, desde hace 157 años, serán desconectados del reloj para ser sometidos a reparación y limpieza.
El desmonte de esta obra de la ingeniería victoriana, ideada por Charles Barry, no va a impedir que el reloj en sí continúe funcionando. Para ello se ha instalado un motor eléctrico que sustituye al mecanismo original en reparación aunque en algún punto de los trabajos los operarios van cubrir las cuatro caras de la torre.
Las campanadas del Big Ben han venido acompañando el pulso de la capital británica durante más de medio siglo, si bien no de modo ininterrumpido. Ya fueron silenciadas por anteriores trabajos de renovación entre 1983 y 1985, y de nuevo en 2007 durante un lapso más breve para labores de mantenimiento.
La mayoría de los ingleses, y de los millones de turistas que visitan a diario la capital británica, se refiere a la torre del palacio de Westminster, sede de las dos cámaras del Parlamento inglés, como Big Ben, aunque en realidad ese es sólo el nombre del reloj. Su nombre official es Elisabeth Tower (Torre de Isabel), un nombre que se adoptó en2012 en honor al jubileo de diamantes, los 60 años en el trono , de la reina Isabel II. Anteriormente su nombre era el de Torre del Reloj.
«Big Ben» es la «Gran Campana» y tampoco fue el nombre que le pusieron sus creadores. Algunos historiadores señalan que en realidad se llamaba Victoria Real, en homenaje a la Reina Victoria, pero los londinenses la apodaron Big Ben y el nombre se popularizó. Según la página web del Parlamento británico la explicación más logica es que se nombró en honor a Sir Benjamin Hall, el Primer Comisionado de Obras, cuyo nombre está grabado en la campana
Las campanadas del Big Ben son una tradición británica reconocida en el mundo entero. Durante la Segunda Guerra Mundial, muchos alrededor del mundo se aferraban a sus radios para escuchar el familiar tañido con el que comenzaba sus trasmisiones el Servicio Mundial de la BBC. Las campanadas, transmitidas en vivo, eran señal de que Reino Unido no había caído.
Además de la Gran Campana, el verdadero Big Ben, hay cuatro campanas más, que marcan el cuarto de hora. Para hacerlo, tocan una reconocida melodía llamada Campanadas de Westminster, sonido que viene de una famosa aria del compositor George Frideric Handel Sé que mi Redentor vive, de la obra El Mesías.
El Big Ben sigue funcionando con el mismo, entonces novedoso, mecanismo con el que se creó en 1859, algo que no será alterado con las obras que se están acometiendo. El sistema funciona gracias a la gravedad. Tres veces por semana los ingenieros a cargo del reloj le dan cuerda a unos cables conectados a grandes pesas que cuando caen, activan los trenes de engranaje. El tren central es controlado por un péndulo, que hace girar los engranajes. Para ajustar la velocidad de este péndulo se colocan peniques en su parte superior, lo que altera su centro de masa. Esto tiene el efecto de incrementar la velocidad del reloj 2/5 de un segundo en un período de 24 horas. Si necesitan que el reloj vaya más lentamente, le quitan peniques. Es gracias a este poco sofisticado sistema que el Big Ben se mantiene puntual.
Aunque mucho menos, al igual que la famosa Torre de Pisa, la torre del Big Ben esta torcida de manera ligera. Estudios realizados en 2011, mostraron que la torre de Isabel II, de 96 metros, estaba inclinada 0,26º hacia el noroeste, lo que significaba una desviación de casi medio metro, en su punto más alto, respecto a su eje. Los expertos lo atribuyeron a pequeños movimientos generados por décadas de trabajos de construcción subterránea en la zona donde está el Big Ben.