El macizo de las Guillerías (en catalán Les Guilleries) es un sistema montañoso del noreste de Catalunya, situado entre la cordillera Prelitoral Catalana y la cordillera Transversal Catalana, en el límite de las provincias de Barcelona y Girona. La espina dorsal de las Guillerías es el río Ter, con los grandes embalses de Sau y Susqueda, que se nutren de una intrincada red orográfica que circula en varias direcciones, lo que convierte el macizo en un complejo sistema montañoso.
El punto de más altitud de las Guillerías es la cima de Sant Miquel de Solterra (1.204 m). Por el oeste las Guillerías limitan con la llanura de Vic, mientras que por el este hace frontera con los verdes valles de la comarca de la Garrotxa. Aunque es difícil delimitar los municipios que forman parte de las Guillerías, normalmente se considera que los pueblos barceloneses de Folgueroles, Sant Julià de Vilatorta, Vilanova de Sau, Sant Sadurní d’Osormort, Tavèrnoles, les Masies de Roda, Tavertet, y Rupit, y los pueblos gerundenses de Viladrau, Espinelves, Sant Hilari Sacalm, Susqueda, Amer, Anglès, Arbúcies, Brunyola, Cellera de Ter, Osor, y Santa Coloma de Farners, son los municipios que conforman el macizo de las Guillerías.
De este enorme entorno de gran belleza natural e histórica, únicamente una pequeña parte está protegida bajo la figura jurídica de “Espacio Natural Les Guilleries-Savassona”, que abraza solo 8.376 hectáreas de cinco municipios de la provincia de Barcelona. Este espacio natural protegido fue creado en 1998 por la Diputación de Barcelona, y forma parte de la red de Parques Naturales de Catalunya.
La biodiversidad de flora y vegetación de las Guillerías es muy alta, gracias a la variedad de relieves y a la huella humana con actividad agrícola desde tiempos pretéritos. Los ecosistemas agrícolas de la llanura de Vic están muy cerca de los acantilados del río Ter, así como de una gran variedad de bosques en los que se mezclan vegetaciones mediterráneas y eurosiberianas.
Además de las bellezas naturales de paisajes de grandes bosques robledales, encinares y pinares, el clima mediterráneo húmedo, muy lluvioso en primavera y otoño, el sustrato geológico formado por materiales silíceos y, finalmente, el aprovechamiento silvícola, ha marcado en gran medida el paisaje a lo largo de los siglos. En las zonas de poniente de las Guillerías, el bosque se alterna con prados y cultivos, cada vez más extensos cuando más nos acercamos a la llanura de Vic. En cambio, en los ámbitos especialmente umbríos y húmedos de levante, se instala el fresno, el haya, y el castaño. También encontramos plantaciones silvícolas de abetos entre Sant Hilari, Espinelves y Viladrau. En los torrentes disfrutaremos de bosques de ribera con sauces, alisos y olmos. Singulariza el paisaje los riscos rocosos sobre los embalses de Sau y Susqueda, que nos enamorarán con sus vistas panorámicas, y las leyendas asociadas.
La fauna de las Guillerías es igualmente rica y diversa. Entre los mamíferos encontramos ardillas, conejos, jinetas, jabalís y algún lirón gris. Los zorros han sido de los mamíferos más abundantes, tal manera que han dado nombre al macizo, puesto que les Guilleries significa tierra de “guilles”, nombre catalán de los zorros. Entre los animales de ribera destaca el tritón pirenaico, y por los ríos nada el barbo de montaña. Entre los pájaros destaca el piquituerto, la abubilla, el martín pescador, el carpintero verde, y el grupo de los pájaros carboneros. Pero el grupo faunístico que más enriquece las Guillerías, al menos en mi opinión, es el de las rapaces, entre las que podemos encontrar el alimoche, el halcón, el buitre y el cárabo.
Pero las Guillerías atesora también patrimonio cultural e histórico. Por ejemplo, en el término municipal de Folgueroles podemos visitar un asentamiento ibérico del siglo III a.C., de la tribu de los ausetanos, que tuvo una función defensiva y controlaba el corredor del Ter hacia las tierras gerundenses. Esta ruina ibérica, que responde al nombre de Casol de Puigcastellet, està constituida por una muralla de sesenta y cinco metros de largo y dos y medio de ancho que tiene adosadas, por un lado, una torre central y, por la otra, diez habitáculos.
Otro emplazamiento digno de visitar es el bosque Mágico de Savassona (en el municipio de Tavèrnoles). Se trata de un llano boscoso al pie de la ermita románica de Sant Feliuet de Savassona, donde se hallan unas grandes rocas de hasta 400 toneladas, varadas en medio de la llanura. Cuatro de estas grandes piedras tienen grabados y leyendas, lo que ha dado lugar a que la cultura popular les ponga nombres propios: la Piedra de los Sacrificios, la Roca del Dau, la Piedra de las Brujas, y la Roca del Hombre. De la Piedra de los Sacrificios, la leyenda dice que era un lugar venerado por las brujas, la que no había ejercido el oficio con maldad era ejecutada sobre la piedra y su sangre se recogía por las canales que todavía podemos ver. En estas cuatro piedras monumentales se pueden observar grabados datados entre la Edad de Bronce y la época medieval.
El bandolerismo de los siglos XVI y XVII fue común en las Guillerías, representando la disputa entre dos bandos de terratenientes, llamados nyerros y cadells. El pedernal, el arma que usaban los bandoleros, ha sido uno de los símbolos de la época en el macizo. Entre los bandoleros que aterrorizaron las Guillerías encontramos al llamado Fadrí de Sau, nacido en Sant Romà de Sau, un pueblo hoy sumergido bajo el pantano de Sau. Otros bandoleros célebres en las Guillerías fueron Serrallonga, Perot Rocaguinarda, el Escrivanet, el Toca-sons, y Becaina.
En las Guillerías se pueden visitar una veintena larga de iglesias románicas, puentes medievales y muchas masías históricas, pero también construcciones modernas imponentes, como los embalses de Sau y Susqueda. El pantano de Sau, que se empezó a construir en 1962, acumula hasta 177 hm³ por una presa situada en el municipio de Vilanova de Sau. Junto con el de Susqueda y el pequeño embalse del Pasteral, forma parte de un sistema de tres pantanos de gran importancia en Cataluña. Las tierras negadas por el embalse de Sau se extienden por los términos municipales de las Masías de Roda, Roda de Ter, Vilanova de Sau, Tavertet y l'Esquirol. El embalse tiene una longitud de 17 km y un ancho de 3 km.
En conclusión, las Guillerías son un macizo montañoso de gran valor natural pero también cultural e histórico, situado entre dos grandes áreas urbanas, Barcelona y Girona, a menos de 50 quilómetros de la primera y 20 de la segunda. Es un espacio natural que sólo está protegido en una pequeña porción, y que debería aumentar su superficie de protección para preservar sus características biológicas y paisajísticas. Las Guillerías es una zona boscosa y agraria rodeada por nuestra sociedad cada vez más urbana, que ejerce una presión asfixiante hacia el medio natural. La ciudadanía debemos presionar a los políticos para que comprendan la importancia de salvaguardar espacios naturales como las Guillerías.