Ignacio Echevarría, el único español en la lista de víctimas mortales del atentado de Londres. De padre ingeniero y madre abogada, estudió Derecho en la Universidad Complutense e hizo un máster en la Soborna. Desde 2016 residía en Londres, donde trabajaba como analista en el banco británico HSBC. Su trabajo diario era evitar el blanqueo de capitales y su única arma contra los terroristas el pasado sábado 3 de junio fue un monopatín.
Christine, canadiense, pasaba el fin de semana en Londres porque no conocía la capital británica, murió en brazos de su prometido tras ser arrollada por la furgoneta de los terroristas. Puedo seguir, pero escribir sobre ellos sobrepasa la información, es el periodismo del dolor.
El doble ataque registrado en London Bridge y Borough Market es el tercero que ha vivido el Reino Unido en el último año. El Reino Unido sigue sumando errores internacionales: su salida de la UE y su participación en la coalición liderada por EE.UU que combate en Siria e Irak al grupo de Abubaker al Bagdadi.
Los atentados de Mánchester y Londres han supuesto demasiada sangre para las elecciones del Reino Unido. Las urnas debían ayudar a dilucidar la situación de la futura negociación del brexit, y todo lo contrario, el error de Theresa May ha sido mayúsculo.
No hay razones para pensar que el yihadismo global y su amenaza terrorista para el conjunto de Europa Occidental habrán dejado de existir cuando el brexit se complete. Pertenecer o no a la UE es irrelevante para que el Reino Unido sea señalado como blanco de las organizaciones yihadistas basadas en Oriente Medio o el sur de Asia.
Un pretendido mayor control sobre la inmigración procedente de la UE como el demandado por los partidarios del brexit resultaría poco eficaz si de reducir el nivel de la amenaza terrorista en el Reino Unido se trata, pues hace más de una década que su principal componente no es foráneo sino autóctono. No menos de ocho de cada diez de los detenidos en el país durante 2014 y 2015 por delitos de terrorismo eran británicos o contaban con doble nacionalidad, una de ellas la británica.
Hoy el Reino Unido cuenta con uno de los modelos antiterroristas más desarrollados en el mundo occidental. Pero fuera de la UE su comunidad de inteligencia no podrá beneficiarse del acceso a bases multilaterales de datos. Esto es algo que objetivamente limitará sus capacidades de prevención y lucha contra el terrorismo. Por supuesto que las autoridades británicas recurrirán a sus relaciones privilegiadas con EEUU a través del UK-US Intelligence-sharing and Cooperation Arrangement (UKUSA).
Pero el Brexit tendrá para el Reino Unido más consecuencias sobre sus capacidades antiterroristas, sobre todo a medio y largo plazo. Ya no podrá contar con Europol ni con su nuevo Centro Europeo Contra el Terrorismo. Tampoco podrá seguir beneficiándose de la Orden Europea de Detención y Entrega –la Eurorden-, por lo que necesitará recurrir a procedimientos más lentos y complicados de extradición para perseguir a terroristas arrestados en la UE. Quedará privado de Eurojust y de la contribución que esta agencia de la UE hace a la cooperación judicial antiterrorista. Asimismo, dejará de percibir fondos comunitarios para sus iniciativas nacionales de prevención de la radicalización terrorista.
En resumen, el nivel de amenaza terrorista para el Reino Unido se mantendrá con el brexit. Pero es previsible que abandonar la UE afecte a medio y largo plazo a las capacidades antiterroristas del país, especialmente en relación con su comunidad de inteligencia.
La UE pierde a un país que ha sido decisivo en la adopción de la actual Estrategia Europea de Lucha contra el Terrorismo y de numerosas medidas derivadas de la misma, lo que tendrá una innegable importancia a corto plazo. Pero son los ciudadanos británicos los que van a resultar más perjudicados y su aislamiento, o la ilusión de recuperar, fuera de la UE, una soberanía sobre su seguridad nacional que nunca cedieron, no va a protegerlos mejor de la amenaza yihadista.
Los ingleses están políticamente descolocados y con un futuro incierto en las relaciones con sus vecinos europeos, viven acosados por el terrorismo y empiezan a ser conscientes que no hay ningún beneficio en el brexit. May ha perdido su cómoda mayoría y ahora se ve obligada a pactar con el DUP norirlandés, y para colmo de males de la dama británica, el candidato laborista sale reforzado tras las elecciones. Sin duda desde el triunfo del brexit el Reino Unido ha entrado en un periodo de luchas internas y en una desastrosa proyección internacional.
Bruselas tiembla ante la posibilidad de que la primera ministra no dure mucho, y necesita cuanto antes empezar las negociaciones para hacer efectiva la salida del Reino Unido. Eso sí, los británicos pueden hacer reversible su salida, poner sobre la mesa que se trata de un paso mal dado y que se han equivocado. Seguro que la UE, que es el continente, y los europeos, que somos el contenido, perdonamos tanta soberbia nacionalista.
Los errores de peso se los tengo adjudicados a Donald Trump, ¿lo del Reino Unido es un error de perspectiva o es un error de peso?
Fuente: Programa sobre Terrorismo Global en el Real Instituto Elcano