Durante sus últimos 26 años, Juan Naranjo ha ayudado a más de 1.000 familias a pagar la hipoteca en la mitad de tiempo, ahorrar para financiar los estudios de sus hijos y tener el dinero necesario para vivir de los ahorros cuando las personas dejan de tener ingresos laborales.
Este coach financiero formado en las escuelas más prestigiosas y alternativas del mundo, se ha nutrido de grandes mentores y maestros del mundo de las finanzas, disciplina que ha complementado con sus estudios en PNL (Programación Neurolingüística) y Crecimiento Personal.
Estar un rato con Juan Naranjo te despierta, te pone las pilas. Su energía no deja a nadie indiferente. Proyecta la frase «aprende a ahorrar» como algo de lo que te tienes que responsabilizar tú mismo y no depende de ninguna circunstancia externa. A él no le vale la queja, afirmando: «Y si no sabes, aprende… o busca a alguien que te enseñe…».
Según Juan Naranjo, si no vives financieramente feliz es porque tú así lo eliges. A pesar de eso, es consciente de que cambiar hábitos no es fácil y nos propone algunos consejos para conseguir esa felicidad financieramente hablando.
1. Ordenar las finanzas personales
El primer paso que propone es ordenar las finanzas personales, porque este orden nos dará el control.
¿De qué manera podemos ordenar nuestras finanzas? Propone una forma fácil y muy sencilla, a través de una hoja de cálculo.
En la hoja haremos tres columnas que se dividirán en:
- los gastos fijos: aquellos que tenemos cada mes, como la hipoteca, los autónomos, la luz, el agua, etcétera.
En la segunda columna pondremos
- los gastos variables: aquí se incluyen conceptos como la ropa, teléfono, asesoramiento, etcétera;
y, finalmente, en la tercera columna
- los gastos superfluos: todos los relacionados con el ocio, como irse de copas, a cenar, de vacaciones, los regalos….
Esta planificación hay que hacerla a un año, aunque si vemos en un primer momento que vamos realmente muy apurados, se podría plantear a 90 días.
2. Proyectar
Una vez las cuentas están ordenadas, con el control de gastos muy claro, tenemos que proyectar, porque, si no, haríamos simplemente de contable con nuestra economía personal.
Tenemos que proyectar esos 4 meses para ver cuánto gastamos. El problema de la mayoría de las personas es que no proyecta, si no que va tirando de tarjeta.
Para ello, Juan propone abrir 3 cuentas:
Una primera cuenta donde van los gastos domiciliados y los ingresos, como la nómina. En esta cuenta no acumulamos dinero a final de mes, no dejamos sobrantes, es decir que se consume por completo, la dejamos a cero.
Una segunda cuenta, la más importante para todos, la que nos hace felices, es la cuenta del ocio. Esta es la que nos da la calidad de vida. También la tenemos que consumir al 100% a fin de mes.
Al tener ordenadas las finanzas personales en estas dos cuentas, veremos claramente en qué gastamos el dinero y seremos más conscientes de lo que hacemos. Al haber esta consciencia de los gastos, veremos cuáles de ellos son realmente necesarios y cuáles no necesitamos, pero los adquirimos por inseguridades emocionales. Como, por ejemplo, cuando compramos productos que después se quedan en los armarios, como símbolo de ansiedad o tristeza.
Este orden y control nos hará conscientes y en ellos, veremos lo que no necesitamos. Poco a poco nos daremos cuenta de que no consumiremos toda la cuenta de ocio. Este sobrante de la cuenta de ocio lo meteremos en
- una tercera cuenta, que es la cuenta de ahorro. Será la que nos hará crecer nuestros ingresos, pero si ponemos “nuestro dinero a trabajar”, ya que según afirma Juan, la acumulación de dinero, nos hace perder cada año, a causa de la depreciación del dinero, con la subida anual del IPC.
3. Fondos de inversión y acciones
¿Qué nos propone para dejar de acumular ese dinero y hacer que nuestros ahorros se vuelvan rentables? A partir de dos alternativas que son: los fondos de inversión y las acciones. En un primer momento, y sobre todo si no se sabe absolutamente nada del tema, es mejor dejarse asesorar por un asesor financiero, que nos recomendará donde invertir nuestro dinero sin demasiados riesgos.
Los pasos anteriores cobran sentido si proyectamos lo que queremos conseguir con ese dinero. Hay que hacerse preguntas, cómo ¿qué es lo quiero en mi vida? Y a partir de ahí hacer un plan, en el que no hay que improvisar. Lo importante es ser específico con lo que se quiere. Por ejemplo, si lo que se quiere es más tiempo libre, hay definirlo concretamente. Siempre bajo la coherencia. Por ejemplo: necesito dos horas libre a la semana para hacer Pilates.
Hemos visto que dependerá de los objetivos personales de cada uno saber cómo y en qué invertir. Estos objetivos se tienen que definir con todo tipo de detalles para poderlos planificar bien.
Después de esta miniclase magistral que recojo de la conversación de Juan Naranjo, me ha quedado claro, en primer lugar, que no hace falta fastidiarse la vida para ahorrar. Esto sólo ocasionaría frustraciones y haría que el reto se pueda convertir en dolor. La repercusión emocional es enorme cuando recortamos en gastos que nos hacen feliz. Y haría que el cambio no se realizase.
Llevando el control de gastos, con una buena planificación de la proyección de lo que queremos en la vida, e invirtiendo de forma inteligente, podemos ahorrar. Para eso es necesario un cambio, un acto de consciencia, que depende de uno mismo y no del mundo exterior.
¿Te animas a ser financieramente feliz?