Hace poco tuve la oportunidad de visitar Roma y quedé encantada con su historia, con su arquitectura y con gente. Algo diferente me ha sucedido cuando fui a la Ciudad del Vaticano y para que no cometas los mismos errores que yo, me he puesto a averiguar cómo es la mejor forma de ir hasta allí.
Sin duda, la mejor forma de visitar el Vaticano es teniendo bastante tiempo y, si se quiere ver todo más a fondo, pagando el precio de la entrada a los Museos Vaticanos. Sin embargo, ese precio no incluye la entrada a la Basílica de San Pedro, porque ésta es gratuita.
Confieso que cometí el error de ir a este sitio sin ningún tipo de investigación anterior, aparte del conocimiento de no pagar por los Museos Vaticanos porque no iba a tener el suficiente tiempo para sacarle todo el provecho.
Existen varios tipos de entradas a la venta para el Vaticano; unos que incluyen los museos y la Capilla Sixtina, otros los museos y un tour guiado por la Basílica, otros que van por sus hermosos jardines, y otros más que dan acceso a sitios arqueológicos y hasta en la noche.
Estos tickets no son baratos y si se quieren saltar las inmensas filas, el precio se incrementa un poco más. Así que mi primera recomendación es que, si se quiere pagar por una de estas entradas, se haga por alguno de los sitios que en realidad se quieran ver y que se tengan varias horas disponibles para disfrutar de cada rincón.
La mayoría de los visitantes escogen alguna de las opciones que incluyen la Capilla Sixtina o Capella Magna. Allí muchos quieren ver su techo, que es el "Juicio Final" de Miguel Ángel, aunque también se pueden observar algunas pinturas al fresco que fueron hechas por artistas como Pietro Perugino, Cosimo Roselli y Sandro Botticelli, entre algunos otros.
Otros se decantan por una visita a los hermosos jardines de la Ciudad del Vaticano, que son espacios diseñados para que la naturaleza se mezcle con ciertas piezas arquitectónicas que allí fueron construidas. En ese recorrido puedes ver estatuas marianas, fuentes, diversos diseños de jardines y colores espectaculares siendo un oasis en medio de tantas multitudes.
El principal problema para los desinformados es llegar tarde, así que lo mejor es ir en la mañana, lo más temprano posible. La fila para entrar en la Basílica es inmensa y fácilmente se puede durar horas esperando el acceso, especialmente considerando que los grupos guiados tienen preferencia a la entrada, lo que hace que algunos opten por esta opción.
Y antes o después no te pierdas la oportunidad de caminar por la Plaza de San Pedro, ver su obelisco de cerca, admirar las estatuas que están en lo alto de las galerías y caminar por en medio de estas columnas históricas. Sin importar la forma de verlo, o lo mucho o poco que se decida recorrer, este es un sitio de gran belleza e importancia que es casi obligado en una visita a la capital italiana.