Durante mucho tiempo viví en armonía con mi cuerpo. El físico y la mente daban forma a los eventos cotidianos en un todo armónico y sin fin. Ahora, esa íntima alianza se ha terminado: mi cuerpo ya no es el compañero fiel de mi espíritu. Miro con un poco de envidia a las personas que caminan, el sueño ha dejado de visitarme, y hasta ponerme los zapatos se ha convertido en un deporte extremo. Por el camino, el "sin fin" ha perdido el "sin". La consciencia de que también yo soy un ser mortal convive con una aceleración de los tiempos que me aniquila. Y sin embargo.... cuando voy en bicicleta por la orilla del río mi mente sigue produciendo ideas, y yo sigo realizándolas.

Himno a la vida

Hace un tiempo llegó a mis manos Inno alla vita (Himno a la vida), el tercer libro de Franco Tozzi, realizado con la colaboración del escritor Fabio Cavallari. Conozco a Franco desde hace mucho tiempo. Franco es un empresario con un pensamiento positivo y una visión racional y "... científica de las razones del hombre y del mundo... ", yo soy una artista un poco nihilista y un poco ecologista. Ahí estamos. Después de haber leído esta larga conversación, puedo decir que nosotros dos somos "tan distintos y tan parecidos al mismo tiempo". Comparto cada uno de los pensamientos de este libro. Lo he leído en tres noches, con una breve parada por una molestísima gripe. Así que ahora hablaré de visiones: de lo que he visto mientras leía; después lo leeré de nuevo siguiendo el recorrido de un capitán contemporáneo y de su buen gobierno.

He visto, en primer lugar, a un hombre, solo y al mismo tiempo vinculado al todo, "...a la búsqueda de cosas nuevas que hacer, mirando siempre hacia adelante, más allá de la dimensión particular de mi persona... ". Cuando digo "solo" pretendo evocar la figura de la persona laica sin Dioses y sin Dios que, rondando los ochenta años, repasa su tiempo, nuestro tiempo, dibujando también el inevitable rostro de la muerte, "... pero, en virtud de esta pasión sin límites por la vida, el pensamiento de la muerte no me asusta, no tiene el poder de apagar mi vitalidad... ". En esta larga e intensa conversación, Franco Tozzi abraza las intrincadas trayectorias de su existencia: las examina, las juzga, con una visión ética que comparto, y no creo ser la única. Mientras leo vuelven a mi mente algunos pasajes de Las memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar y de El banquete de Platón.

Cuando se cuenta una vida, en este caso la propia, en cierto sentido esa vida se hace ejemplar; se escribe para atacar o defender una visión del mundo, para defender un método propio que corresponde a lo que una persona ha creído ser, a lo que ha querido ser, a lo que ha sido. La Yourcenar habla del Emperador Adriano que, ya viejo, escribe una larga carta a Marco Aurelio narrando los episodios de su propia vida, pública y privada. Sé que peco de visionaria, pero en Inno alla vita he encontrado esa misma gran autoridad moral. En sus reflexiones, en tiempos y en modos distintos, nos enseñan a vivir y a morir. No soy una crítica literaria, solo soy una lectora, cosa que en un mundo donde se lee poco o nada comienza a ser algo raro, y precisamente como lectora puedo decir que el Emperador Adriano es un capitán armado, mientras Franco es un capitán desarmado, pero a ambos les ha tocado una suerte que recuerda a la de ciertos campesinos: todo lo que plantan, en un acto ininterrumpido, echa raíces. También comparten el punto de vista del hombre "que no renuncia o que renuncia aquí para aceptar en otro lugar". Como un capitán, Franco evalúa "todos los escenarios posibles con ayuda de sus propias facultades intelectuales y con el patrimonio individual, cultural y humano... " e interviene en la realidad y la cambia. Un ejemplo.

Madagascar

Recientemente he visitado la exposición de fotografía Génesis de Sebastião Salgado en el complejo de los Museos de San Domenico en Forlí. Allí estaban aquellas 245 fotografías de gran formato en blanco y negro que me demostraban la calidad poderosa y absoluta de la relación de armonía entre la humanidad y la tierra en que vive. Frente a aquellas imágenes de Madagascar, me encontré diciéndome: "Aquí está, este es el origen". Y he pensado en Franco y en su gran aventura en aquellas tierras: ha hecho cultivables terrenos desérticos, enriqueciendo así la biodiversidad, ha iluminado las calles, ha llevado el agua donde no había, ha hecho construir un ambulatorio médico y dos escuelas para la infancia, ha creado 1500 puestos de trabajo respetando y enriqueciendo el ambiente natural. De la nada, del desierto, han nacido muchas cosas: el gesto puro del crecimiento a propio riesgo. Olvidaba las abejas y la polinización, signos de retorno a la vida. Y cuando de la nada se crea algo que es bueno y bello a la vez, nos acercamos, nosotros los laicos, al mito de los Dioses y de Dios.

Para el Emperador Adriano, si "Júpiter es el cerebro del mundo, todo hombre encargado de organizar y moderar los asuntos terrenales puede razonablemente considerarse una parte de ese cerebro que todo lo rige". Y en otro pasaje: " ... Atenas volvía a repoblarse, y comenzaba a crecer de nuevo tras un largo período de decadencia: dupliqué su extensión... Había que reordenarlo, reconstruirlo, todo... ". Estos dos capitanes tienen la mirada que prevé, para un bienestar colectivo, el paso del presente al futuro. Estamos atravesando una noche del alma y así como pienso que la sustancia de las personas no cambia, en estas dos figuras vuelvo a ver pensamientos comunes en relación con la paz del mundo y su buen gobierno.

Franco, como empresario y como hombre, ha vivido épocas y comportamientos muy distintos. El suyo, ahora, es el momento del compromiso " ... para favorecer el cambio generacional... Tener una empresa entre las manos, de algún modo me obliga a pensar en qué ocurrirá después de mí... Hasta hace algún tiempo... pretendía que todos adoptasen mi método y mis modos. Después, con el paso del tiempo, he comprendido que no era el camino correcto. Cada uno debe dar el máximo, y esto sigue siendo un principio inderogable, según las propias características, idoneidades y certezas...". Y las palabras del Emperador Adriano: "Todo está por hacer. Quiero que las posesiones africanas se conviertan en modelo de agricultura intensiva; los campesinos... tienen derecho a ayudas después de un invierno tan duro, pero hay que denegar los subsidios a los ricos cultivadores del valle del Nilo...". Y en otro pasaje: "Mi legado imperial está seguro, en manos del pío Antonino y del austero Marco Aurelio; y también Lucio sobrevivirá en su hijo. No había dispuesto mal las cosas... ".

Ahí estamos. En este deseo de disponer personalmente el porvenir, mi mente voló hasta El banquete de Platón, al momento en que Sócrates presenta las reflexiones sobre el Amor que un día le hizo Diotima, una mujer de Mantinea, que era sabia en esta y en otras cosas. Por las páginas del libro Inno alla vita discurre una creatividad difusa: cada acción gobernada por poderosos pensamientos, responde a los enigmas e interrogantes que la vida nos presenta cada día. En estas respuestas nace algo que antes no existía y Diotima, la Sabia, dice a Sócrates en relación con ello: "Tú sabes que crear es una cosa compleja; de hecho, cada paso del no ser al ser es crear, de modo que todas las operaciones usadas en cada una de las artes y oficios forma parte del crear... ". Mi IPad en este momento señala que son las 00:00 y yo estoy aquí y pienso en lo que hay que decir. A medianoche, los argumentos viajan libremente por la memoria y traen a la luz fragmentos del libro.

Querido Franco, comparto profundamente tu elogio de la mano; la asociación de la que formo parte solicita insistentemente la reapertura, en las escuelas, de los talleres donde el uso experto de la mano construía conocimiento, arte y cultura. Comparto tu pasión por la amistad y la buena cocina. Las amigas y los amigos, para mí, siguen siendo milagrosos. Y admiro tu creatividad empresarial, tu visión de la memoria y de la historia como evocación de nuestras raíces. Por último la familia; este gran núcleo heterogéneo y palpitante que todo lo contiene y que nos halla suspendidos en una pasión que supera en gran medida cualquier otra experiencia. Y también aquí, precisamente en la familia, he vislumbrado en ti últimamente la figura del capitán. Sabio.

Traducción por Language Service, Ravenna