En la serie “Gravitación visual”, que presentamos en la Galería Víctor Lope, Patrik Grijalvo (Bilbao, 1984) da un paso más en su proceso de esculturización de la fotografía que comenzó hace ya varios años (2010) con su larga serie recogida bajo el título general de “Photography as object”.
Si en aquellos comienzos quería desarrollar un juego cercano al de las “Gravitaciones” de Eduardo Chillida o el de los estudios con fotografía recortada de Jerry McMillan (con su famosa pregunta “¿Debe la fotografía ser plana?”), pero con el matiz de que la materia prima eran fotografías de arquitectura realizadas por él mismo, ahora trasciende lo retratado para utilizarlo prácticamente como planos de color.
Esto es algo que ya estaba presente en su última serie “Rotten Apples” (que será expuesta el próximo abril en el Museo Guggenheim Bilbao), en la que solo si nos acercábamos a la obra podíamos apreciar que lo que aparentemente eran manchas planas de color negro escondían en realidad una celosía vegetal.
Ahora, en “Gravitación visual”, sucede lo mismo. Aquí la materia prima está manipulada de tal manera que apenas queda ya rastro de lo que esas fotografías primigenias retrataban y el registro de la obra se arrima ya definitivamente a lo escultórico, casi dejando al espectador sin argumentos para hablar en propiedad de fotografías.