El Instituto Nacional de Bellas Artes de México cumple 65 años de existencia con el propósito del resguardo, la conservación, preservación y difusión del patrimonio artístico de los mexicanos. Con motivo de esta celebración, muestra un recorrido por la colección del estado - desde su fundación hasta las más recientes adquisiciones - de enorme valía para la investigación y disfrute de las artes plásticas.
Las salas de exhibición del Palaci – que Octavio Paz narrara como un ejemplo insospechado de las relaciones entre mayonesa y arquitectura – representa esta vez a instituciones disímbolas, que prestan sus colecciones como un cúmulo de afrentas culturales, artísticas y, sobre todo, de diálogo plástico. La convivencia de paradigmas artísticos y de identidad cultural da cuenta del flujo que el INBA ha propuesto desde su fundación mediante decreto presidencial en 1947. La museografía, acoplada a los núcleos epocales, promueve interlocuciones interesantísimas entre la fotografía documental de Abel Briiquet y de Manuel Antonio Cruz; fotografía de autor como la de Antonio Kahlo y Lázaro Blanco; el dibujo de Juan O’Gorman; la escultura de Matías Goeritz; la pintura de Daniel Lezama y las instalaciones y objetos de Gabriel Orozco, entre otros.
En la Sala González Camarena se conjunta el montaje de un gabinete decimonónico, y en él destaca un afortunadísimo Félix Parra, que contrapuntea con los trazos posrevolucionarios del método Best Maugard, relación que evidencia la mirada plástica-histórica de la curadora, Ana Garduño, quien formó parte del comité de adquisiciones que el Instituto conformó del 2008 al 2010 y que da lugar a este proyecto.
En total la exposición, reúne más de 250 obras de cerca de 100 artistas, a las que la directora del INBA define como: " una rica antología de las colecciones de artes plásticas y visuales que, con gran esfuerzo pero también con gran entusiasmo, nuestros museos han venido formando para dar cumplimiento, cada uno de ellos, a su vocación".