Figura central del modernismo brasileño, Tarsila do Amaral (o Tarsila, su nombre artístico) es la creadora de una obra original y evocadora, basada tanto en el imaginario indígena y popular como en las dinámicas modernizadoras de un país en plena transformación.

En la década de 1920, moviéndose entre São Paulo y París, actuó como puente entre las vanguardias de estas dos capitales culturales y puso a prueba su universo iconográfico brasileño pasándolo por el tamiz del Cubismo y el Primitivismo, en boga en la capital francesa. Su pintura inspira entonces los movimientos Pau-Brasil y Antropofagia, cuya búsqueda de un Brasil “auténtico”, multicultural y multirracial tiene como objetivo refundar la relación del país con los “centros” europeos de la colonización.

La dimensión militante de las pinturas de Tarsila de la década de 1930 y su capacidad para acompañar las profundas transformaciones de su entorno social y urbano hasta los años sesenta confirman la fuerza de una obra en sintonía con su tiempo y siempre dispuesta a renovarse, a pesar de las inestables condiciones que debe afrontar, según las épocas y los contextos, una mujer artista emancipada e independiente.

Con su invitación a adentrarnos en una modernidad brasileña que ella contribuyó a forjar aún más de lo que la ilustró, Tarsila do Amaral revela en su trabajo toda la complejidad de este concepto siempre sujeto a debate, que, aún hoy, suscita cuestiones identitarias y sociales de gran actualidad, tanto en Brasil como en Europa.