Al momento de hacer una evaluación autocrítica, hay que plantearse dos puntos muy importantes. En primer lugar, qué fue lo que se dijo que se iba a hacer y, en segundo, qué es lo que se hace de todo lo que se dijo. Estos ejes son los que, generalmente, ponen en jaque la veracidad de un político en su gestión al ser electo. Por ejemplo, el señor presidente de la nación argentina, Mauricio Macri, prometió en su campaña “eliminar el impuesto a las ganancias” y pobreza cero. Pero cada medida y/o accionar va en contra de estas “promesas” que realizó, entre muchas otras.
Hablando cronológicamente, desde que asumió la presidencia, una de las primeras medidas fue sacar el cepo al dólar para que cualquier persona pueda adquirir esta divisa sin limitaciones, a fin de generar confianza en el mercado y atraer inversiones extranjeras que, hasta el momento, no tenían en mira a la Argentina por los altos costos de inversión en dólares con ganancias en pesos, además de que no podían sacar su capital al extranjero.
Seguidamente de esto, saco las retenciones al campo para fomentar la producción interna y la exportación a mercados de antiguos clientes o nuevos. La idea era activar al sector ganadero y agropecuario llevando a 0% las retenciones, con excepción de la soja, cuyo porcentaje bajaría de 35% a 30%. El trigo bajó de 23% a 0%, el maíz de 20% a 0% y se eliminó el impuesto a la exportación de carne. Vale aclarar que la producción de estos productos era muy baja por el costo entre producción, impuestos y ganancias que tenía el sector. A un año de esta medida, la Argentina aumentó el volumen de exportación pero, aun siendo productor, se enfoca en exportación de dichos productos y no en el abastecimiento interno, sumado a que los precios de los mismos suben a nivel local como si compráramos en el supermercado algo que importamos. En resumen, se benefició solamente al sector productor y no al consumidor local, haciendo que salga más barato comprar carne, por ejemplo, que se trae de otros países como Uruguay (medida adoptada para aumentar la competencia y variedad en el mercado interno), en lugar de hacer un abastecimiento a valor peso y no dólar, teniendo un margen de exportación coherente.
El segundo gran evento de su gestión fue la suba de los servicios básicos (electricidad, agua, gas). Se permitió una suba de todos los servicios en porcentajes que no se auditaron, con infraestructuras de servicios defectuosas y mediocres sin inversión por parte de los sectores privados que proveen hace años y tampoco se intentó negociar esto. El agua lleva una suba de 375%, el gas 300% y la electricidad hasta un 700%. Además, el transporte subió un 100% en el último año. En el mes de abril se calculaba entre un 15% y 18% de aumento, pero, hasta la fecha (diciembre 2016), no hay estadísticas confiables por parte del Gobierno, aunque admiten que el nivel de los sueldos quedó por debajo de la canasta básica para un familia tipo. Se registraba un 29% de pobreza en 2015 con el gobierno kirchnerista y con la nueva gestión se disparó un 34,5%, lo que hace un total de 14 millones de nuevos pobres en todo el país bajo una campaña realizada bajo el lema “pobreza 0 (cero)”.
Según las cifras oficiales publicadas por el INDEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos), el 32,2% de los argentinos es pobre y el 6,3% se encuentra en la indigencia. Las mediciones del INDEC se basan en la consideración de indigente a aquella persona o grupo familiar que no cuenta con los ingresos mínimos como para comprar los alimentos indispensables de subsistencia comprendidos en la Canasta Básica Alimentaria, que costaba 5.175,92 pesos en agosto para una familia compuesta por dos mayores y dos niños de 6 y 8 años . Ese mismo grupo familiar requirió de 12.489,37 pesos para poder adquirir la Canasta Básica Total (CBT) -compuesta por alimentos, indumentaria y servicios básicos-, para no caer por debajo de la línea de pobreza.
Por parte de Cambiemos, mientras funcionarios públicos negocian con la inflación y sectores privados, se intenta hacer una persuasión (por no llamarlo intimidación) al poder judicial y a grupos opositores para fragmentar partidos estipulando ganar las próximas elecciones.
Tengamos en cuenta que, en todo el mundo, se utilizan eventos, ya sean deportivos, artísticos, etc., para esconder lo que está pasando realmente. En Argentina, la pérdida de tres finales y la complicada clasificación de la selección Argentina en vistas al mundial de Rusia 2018 es una perfecta excusa para que se desarrollen proyectos de ley tales como “permitamos que las mascotas puedan viajar en subte/metro”.
A la hora de votar, la gente se olvidó gracias a quién y por qué “Favaloro” se quitó la vida, por ejemplo. Sin duda, la promesa de un cambio era cierta, hay menos inclusión social, menos dinero en el bolsillo de la gente y las brechas sociales cada vez son más amplias, pero se justifican bajo los “errores” de quien estuvo antes cuando cada accionar que se toma es perjudicial para la mayoría que no forma parte de la élite que nos gobierna.
Todos sabíamos que el Señor Mauricio Macri se caracterizaba más por ser empresario y, en lo que va de su gestión, lo ha demostrado perfectamente con sus cambios.