El evento de jazz más antiguo de la República Dominicana se celebra anualmente en distintas ciudades de la costa norte, con dos noches en un escenario al aire libre en la espectacular playa de Cabarete. Este año, para celebrar la vigésima edición, por primera vez, también se presentó en la ciudad de Santo Domingo.
El Dominican Republic Jazz Festival, patrocinado por el Ministerio de Turismo de la República Dominicana, en su edición para el 2016, tuvo una cartelera muy especial: por primera vez en la historia del festival y, realmente, en contraste con las programación de la mayoría de los festivales del mundo, la cartelera se le dedicó exclusivamente a artistas femeninas.
Esto, en gran parte gracias a la curación del reconocido saxofonista y compositor Marco Pignataro, del Berklee Global Jazz, miembro del Comité Artístico del DRJF, quien creó un programa de artistas femeninas y líderes internacionales en el jazz realmente extraordinario. Además, dieron conciertos estrellas femeninas de diversos géneros de música dominicana. Y también, para marcar el aniversario tan especial, instituciones culturales locales como Bellas Artes en Santo Domingo y Casa de Arte en Sosúa exhibieron memorabilia de los veinte años del festival, como sus bellas carteleras y escenarios; el de este año concordó con el tema de la mujer y mostró imágenes en contra del feminicidio y a favor de la mujer.
Presenciar el talento de estas grandes artistas fue realmente maravilloso. La talentosísima Esperanza Spalding dio un concierto en un formato inusual de jazz purísimo (ya desde hace tiempo sus proyectos como solista manejan fusiones de jazz con pop, soul, R&B) . En el escenario, la carismática bajista dio muestra de por qué se le aclama a nivel mundial desde el 2011, año en el que irrumpió en el escenario y fue otorgada su primer Grammy (tres hasta la fecha).
Con fuertes influencias latinoamericanas, la saxofonista chilena Patricia Zárate nos regaló una previa del recién grabado primer elepé como solista, mostrando la influencia de la nueva canción de Víctor Jara y el folklore de Violeta Parra de su tierra natal. La acompañaron en el escenario un quinteto de músicos que incluían a la cantante colombiana folklorista Lucía Pulido. Las texturas latinoamericanas de sus composiciones nos remontaban a cordilleras andinas y la lucha por la justicia social, siempre presente en la nueva canción chilena, destacó aún más en el momento en el que se unió a Zárate en el escenario su joven hija a añadir la fuerza de la palabra poética hecha rap.
Otro concierto extraordinario lo dio Tia Fuller, saxofonista, compositora y miembro de la banda de artistas musicales femeninas elegidas para ir de gira con la superestrella norteamericana Beyoncé. Acompañada de su cuarteto, el cual incluye como pianista a su hermana Shamie Royston, presentaron un bello contraste las dos hermanas (por cierto hijas de músicos de jazz) en el cual la delicadeza de las texturas que despliega Royston sobre el teclado fueron fondo idóneo para lucir la fuerza e intensidad de la extrovertida y carismática Fuller.
Mas no faltó el toque dominicano. La emblemática cantante del salve dominicano, Enerolisa Núñez, acompañada de su agrupación La Salve de Mata de los Indios, integrada casi completamente por miembros de su familia, nos regalaron antiguos cantos a los santos en viva voz y percusión.
En cuanto a la participación de estrellas dominicanas, también cabe destacar el cierre del festival en el cual La India Canela y su acordeón nos tocó un delicioso perico ripiao, ritmos acelerados nacidos en la misma isla que pusieron a todos de pie y a bailar con gran entusiasmo.
A la vez que disfrutamos de momentos musicales de gran arte, algunos de los momentos más emocionantes del DRJF son los que se llegan a nosotros gracias al festival en colaboración con la fundación FeduJazz, la cual beneficia a más de doscientos estudiantes de 7 a 18 años de edad de escuelas y colegios de la zona, quienes reciben educación musical gratuita todo el año. En los días del festival, gracias a FeduJazz, los músicos invitados brindan talleres, desde percusión a teclado y violín. Es impresionante ver la atención que los niños, desde los más pequeños hasta los jóvenes adolescentes, le ponen a los talleres, además del gran entusiasmo y esmero con el que participan; al igual que ver la manera en la que el intercambio con los estudiantes emocionaba no solo a los jóvenes artistas invitados de Berklee Global Jazz Institute, sino a las grandes estrellas como Spalding.
Aparte de talleres en la sede de FeduJazz, hubo otros a gran escala en el escenario de la playa de Cabarete, donde, por ejemplo, Núñez y su familia fueron explicando con gran cuidado la historia y la construcción de los antiguos instrumentos y el canto del salve.
Finalmente, los artistas invitados de Berklee Global Jazz Institute, como siempre, dieron un sencillo concierto participativo con los niños discapacitados del centro “The Mustard Seed”. Los dirigió en la labor la misma Zárate, quien además de compositora y saxofonista, es experta en el arte y la ciencia de la musicoterapia. De todos los conciertos del festival, seguramente este pequeño grupo de niños fue el que más gozaron tanto los músicos de Berklee Jazz Institute como los del grupo de niños que casi se caían de sus sillas de ruedas por participar y moverse al compás de la música.
Comentó Zárate cuando conversábamos que, en estos tiempos de tanta división en la sociedad, hace falta presenciar música en comunidad, que tiene un contexto más allá de la diversión, en el que la improvisación y la creatividad tienen un gran papel, y que involucra y toca a todo tipo de persona en la sociedad; todo esto para que “nos nos conectemos a un nivel humano”. En todos estos sentidos, el Dominican Republic Jazz Festival cumplió ese cometido, a la par de haber brindado noches musicales inolvidables.
Pueden disfrutar de los sonidos del DRJF 2016 y una entrevista con Patricia Zárate en Beat Latino