Dicen que en la cocina está el corazón del hogar, la comida y el proceso de elaboración puede ser de gran importancia para muchas familias, una receta, un ritual que pasa de generación en generación y su valioso significado.
En la época de diciembre, en muchos hogares existen tradiciones ancestrales que se guardan para solo desempolvarse en Navidad. Todo gira en torno a este suculento y especial plato que une a las familias en un solo corazón, en el calor de la celebración, sus esperanzas y los deseos para la llegada de un año nuevo.
En Venezuela hay un plato que resume todos estos sentimientos, un plato que no solo significa Navidad sino que es la Navidad explotando todos nuestros sentidos con su aroma, sabor, color y textura.
La hallaca es un plato típico venezolano, consiste en una masa de harina de maíz sazonada con caldo de gallina o de pollo y pigmentada con onoto, rellena con guiso de carne de res, gallina, pollo o cerdo al cual se le agregan ingredientes al gusto de las familias que la preparan; pero que, entre los más típicos, están las aceitunas, pasas, pimentón, cebolla, huevo hervido, y esto se envuelve de forma rectangular en hojas de plátano, para que finalmente sea atada con hilo de pabilo y hervida en agua para su cocción.
La Navidad no ha empezado en una casa venezolana si la hallaca no está servida en el mesa, hirviendo en la olla o congelada en la nevera. Todos tenemos nuestra favorita, muchos nos gusta sacarle las pasitas, comernos la masa y luego el relleno, partirla en dos y siempre acompañada con pan de jamón, pernil de cochino, ensalada de gallina, ponche, vino o torta negra. Cortar el hilo y abrir la hoja es como abrir un delicioso regalo que se puede disfrutar todo diciembre y, si hacen las suficientes, inclusive todo enero y hasta febrero. Nunca es demasiado si se puede almorzar y cenar hallaca.
Este plato ha unido a familias y amigos por generaciones, el intercambio de hallacas es un gesto de amistad, cordialidad y gentileza entre las familias y amigos tanto para aquellos que comparten sus hallacas, como para el que gustosamente acepta probarla.
Estas costumbres decembrinas relacionadas con la hallaca, han sido adoptadas por la inmensa población de extranjeros y descendientes de ellos de primera y segunda generación que llegaron al país, y cada uno ha sabido agregarle a su receta familiar algún ingrediente de sus propias tradiciones culinarias, lo que ha permitido la unión de las costumbres.
Por eso para los venezolanos y todo aquel que ha vivido en el país y compartido las tradiciones navideñas pueden asegurar que al oler el guiso, oír las gaitas y ver las hojas de plátano sobre la mesa significa solo una cosa: la Navidad ya ha tocado la puerta.