En nuestro día a día, tenemos que tratar con multitud de personas, algunas más agradables, más educadas o más simpáticas que otras. Pero hay un tipo de persona especialmente difícil, las personas tóxicas o “vampiros emocionales”. Son aquellas que tienen un carácter más complicado y conflictivo a la hora de tratarlas.
Este tipo de personas se caracterizan por transmitir su negatividad allí donde van. Las relaciones con este tipo de personas suponen un desgaste físico y emocional, “roban” la energía de aquellos que les rodean.
Los "vampiros emocionales” disponen de muchos recursos para conseguir salirse con la suya y para ello no dudan en recurrir al chantaje emocional o a la manipulación. Son especialistas en convertirse en las víctimas de las situaciones en las que se encuentran, siempre dispuesto a compartir sus problemas pero no disponible para dar apoyo o escuchar los problemas de los demás.
La descripción de una persona así parece sacada de una película de domingo por la tarde, pero este perfil existe y hay que estar muy atento para reconocerlas y poner tierra de por medio. En caso de no poder alejarnos de ellas, existen una serie de herramientas para poder gestionar nuestra forma de relacionarnos.
En ocasiones, si se trata de un amigo, conocido, familiar, un novio, etc, puede resultar muy difícil identificar a una persona tóxica y en vez de terminar la relación acabamos contagiándonos de su negatividad y adoptando algunas de sus actitudes.
Algunas claves para reconocer a las personas tóxicas:
- Se centra siempre en los aspectos negativos de las cosas.
Todos tenemos momentos pesimistas en nuestra vida, pero esta gente siempre ve el lado negativo y no es capaz de apreciar las cosas buenas y positivas que les pasan.
- Nunca escuchan los problemas de los demás. Acuden constantemente a ti para contarte sus problemas, pero nunca tienen tiempo para escuchar los tuyos.
- Suelen señalar tus defectos.
- No les importan los sentimientos de los demás.
- Te presionan para que tomes decisiones en contra de tus intereses siempre que ellos consigan los suyos.
No dudan en recurrir al chantaje emocional para salirse con la suya y no dudan en presionarte para que tomes decisiones con las que no estás de a cuerdo para conseguir su objetivo.
- Te llenan de inseguridades.
Son especialistas en boicotear los planes, te llenan de dudas y te ponen trabas para que puedas alcanzar tus sueños.
- Suelen tensar las cosas para saber hasta dónde llega tu paciencia.
- No asumen su responsabilidad.
Consideran que la culpa nunca es suya, siempre encuentran a otro que es responsable de sus errores. En ocasiones puedes acabar siendo tú el responsable de sus problemas.
- Se niegan a cambiar. Para que una relación avance y sea sana, es necesario que las dos personas cambien y se adapten a la otra persona. Pero las personas tóxicas no dan su brazo a torcer y no están dispuestas ni siquiera a intentar cambiar.
- Siempre tienen la razón.
- Buscan manipular con mentiras.
En ocasiones nos vemos involucrados con personas así sin saber muy bien qué es lo que les ha atraído de nosotros. La relación con las personas tóxicas, aparte de trasladarnos su negatividad, nos desgasta de tal forma que dejamos de ser nosotros mismos, poco a poco van minado tu autoestima y tu personalidad.
¿Por qué a veces nos mezclamos con un “vampiro emocional”?
- Te encuentras en una etapa más vulnerable: en momentos así, siempre es bueno tener a tu lado a personas que se interesan por ti.
- Necesitas subir a tu autoestima: en un primer momento, las personas tóxicas son muy atentas y encantadoras, te dicen lo que quieres oír.
Existen principalmente tres tipos de personas tóxicas:
- El quejica: siempre se quejan, independientemente de que las cosas vayan bien o mal. Lo normal en ellos es quejarse, de forma que siempre están enfadados. Transmiten negatividad allí donde van.
- El agresivo: son intimidantes, agresivos, inseguros y ofensivos.
- El culpabilizador: la culpa nunca es suya, siempre hay alguien o algo que es el culpable de las cosas que él hace mal o que le ocurren.
- El envidioso: siempre hay alguien que tiene algo mejor lo que provoca una tremenda angustia por no conseguir lo que tienen los otros.
- El jefe autoritario: este perfil es muy típico dentro de las empresas. Son personas que dicen trabajar en equipo, pero que disfrutan creando miedo en sus subordinados.
Las relaciones sociales y personales deben aportar una experiencia y un enriquecimiento a las personas que interaccionan en esa relación, pero si cuando todo lo que se consigue es frustración y malestar, lo mejor es alejarse de esos “vampiros emocionales” que nos chupan la energía y nos transmiten su negatividad.