Seguramente habrás sentido alguna vez esa necesidad de aislarte de todos, encerrarte en un lugar oscuro e incluso taparte la cabeza. Este es un comportamiento muy habitual entre las personas enojadas, pero también con síntomas depresivos.
De hecho, la luz es tan importante para nuestra salud mental que se ha observado cómo en invierno existe un mayor número de casos de depresiones frente a la primavera o el verano. De ahí que se haya desarrollado una técnica denominada luminoterapia que mediante lámparas artificiales tratan de imitar los efectos del sol en el organismo.
Además, se ha observado cómo las personas pasan más horas “en la calle” en los países mediterráneos donde se goza de un mayor número de horas de sol, frente a los países del norte de Europa. Esto sin duda va a favorecer el contacto con otros y a mejorar las relaciones sociales, aspecto también fundamental para una adecuada salud mental.
Pero no todos son aspectos positivos en cuanto al “uso” del sol, ya que los excesos pueden traer consecuencias indeseadas, por ejemplo, la famosa “operación bikini” por la cual, las personas tratan de perder los kilos acumulados durante el año, pero lo hacen en los últimos meses previos a “salir a la playa”. Esto puede provocar problemas de regulación de la alimentación buscando esta “figura ideal” que puede desarrollar un problema de anorexia o bulimia.
Igualmente, cuando llega el momento de ponerse el bikini, las personas obesas suelen sufrir vergüenza por su gordura, con lo que tienen a no acudir a la playa o de hacerlo sentirse mal y no disfrutar de ese momento, lo que a algunos puede llevarle a la aparición de síntomas depresivos.
Un último peligro por comentar es el de la tanorexia o adicción al bronceado, donde se trata de tener un color oscuro por exposición continuada a sol, lo que le puede llevar horas de conseguir, como toda adicción debe ser tratada por un especialista.
Hay que tener en cuenta que, además de las consecuencias psicológicas anteriormente mencionadas, el sol también tiene efectos positivos sobre nuestra salud física, por ejemplo, al facilitar producción de vitamina D o de melatonina.
Por lo tanto, el sol, ni es bueno o malo, sino que ha de ser tomado en su justa medida, disfrutando cuando hay buen tiempo, pero teniendo prevención de no estar expuesto demasiado tiempo para no quemarse.