España y Rusia se embarcan de nuevo en una aventura conjunta que acaban de estrenar y que será protagonista a lo largo del presente 2016: el año Dual dedicado al Turismo. Una iniciativa que viene a complementar otros episodios, como el reciente año de la lengua y literatura, que permitió dar a conocer la vasta riqueza cultural de ambos países. No hay que olvidar el exitoso Año Dual de 2010 que inició esta vía de colaboración y que ahora pretende afianzar la relación simbiótica de dos países: uno pone el territorio (clima, mar…) y el otro los clientes.
La organización recalca que el objetivo es desarrollar la cooperación en un área tan decisiva para ambas economías, para fomentar los flujos recíprocos. No hay que olvidar que España es el cuarto destino más visitado por los viajeros rusos. Casi un millón de ellos llegan cada año al país, en una tendencia que va en aumento.
El secretario general de la OMT (Organización Mundial de Turismo) alabó el proyecto que impulsan uno de los mayores exponentes del ámbito y uno de los mayores consumidores. Porque Rusia, al margen de sus vaivenes económicos, sigue buscando salir de su país para disfrutar -principalmente- del sol y la playa.
En los últimos años, los visitantes del país eslavo venían incrementándose a un ritmo del 40 por ciento. Ya no había que centrarse en los oligarcas y hombres de negocios que fijaban su descanso veraniego en la costa española. La bonanza económica, basada en los hidrocarburos rusos, auspició la aparición de un homo turistus ruski.
La prominente clase media que integraban los jóvenes treintañeros de profesiones liberales (abogados, médicos, ingenieros o periodistas) tenían la suerte de haber sido viajeros habituales, por lo que no había descanso organizado que no aprovecharan para escapar a sus destinos preferidos, entre ellos España. Pronto el 'gusto por lo español’ conquistó también los corazones de los estratos obreros, que cambiaron sus destinos de sol y playa 'todo incluido' de Turquía por el incombustible Benidorm o la mágica Málaga.
La caída brutal de la cotización del rublo se llevó por delante todas sus aspiraciones.
El año 2014 sembró los frutos de lo cosechado en en una importante estrategia comercial hispano-rusa que marcó récord de visitas con 1, 4 millones de turistas rusos. Sin embargo, el sector sufrió un fortísimo retroceso a nivel internacional debido a la galopante crisis económica.
El ejercicio siguiente dejó unas estadísticas en números rojos. Por ejemplo, entre enero y abril a España llegaron 161.800 rusos, es decir, un 28, 3% menos que en el primer cuatrimestre de 2014. En aquella ocasión, el Ejecutivo ibérico lo interpretó como 'coyuntural', mostrando su esperanza de que la situación revertiera. En términos absolutos, en 2015 hubo una caída del 32, 7% del número de visitantes rusos.
La grave situación económica, especialmente incisiva en Rusia, se agravó con la denominada 'guerra de sanciones' que al inicio resultó financiera y terminó derivando en asuntos más mundanos, burocráticos entre otros. Visados, permisos, ruegos.... iban haciendo cola hasta la saciedad. Los rusos entonces buscaron otros destinos 'asequoibles' y países como Chipre, Tailandia, India o Emiratos Árabes Unidos pasaron a la acción para hacerse con un trozo de la tarta -ya no tan destacado ni elitista en algunos casos-, mientras Turquía se afanaba por recuperar el trono perdido.
Fueron y aún son varios los estados europeos que claman contra las sanciones a Rusia. España también mostró su rechazo en varias ocasiones a sabiendas del nicho de mercado que se juega. El propio ministro de Exteriores Margallo cargaba duramente durante una visita a Moscú contra la política servilista de Europa. Una crítica que inmortalizó acompañado del mismísimo Serguéi Lavrov.
Según el dicho "el tiempo todo lo cura" y, con el paso de los meses y gracias a una aparente recuperación económica, hay de nuevo movimiento en el sector. Pero algo ha cambiado en el consumidor ruso. Este tiempo de hibernación -casi obligada- le ha servido para madurar y volverse más exigente. Ahora los rusos demandan cada vez más un turismo cultural, de ciudad, naturaleza, salud y de compras. España ha recibido entre enero y febrero de 2016 un total de 93.000 turistas del país más grande del mundo. O lo que es lo mismo, un 4,69 por ciento más que el anno horribilis.
Factores positivos que la Comisión Intergubernamental Mixta Hispana-Rusa de Cooperación Económica e Industrial quiere aprovechar para cerrar uno de los mejores ejercicios del sector turístico, con la implementación del Año Dual.
Para conseguirlo se ha establecido la simplificación de los trámites para los visados turísticos y facilitación, tanto para estancias de corta como de larga duración. Exención de tasas administrativas y otros índices burocráticos. La entidad Turespaña reforzará la promoción hacia el público ruso, intensificando la presencia en internet y redes sociales. También el portal oficial de Turismo español [Spain.info]/http://www.spain.info/) incrementará sus contenidos en ruso.
Además, a lo largo de este 2016 y de 2017 se va a propiciar el intercambio de periodistas, expertos y personal técnico para abordar temas turísticos, integración en ferias como MITT, Intourmarket, Fitur y Otdykh entre ellas, además de establecer contenidos de popularización de destinos.
Pero al margen del aspecto técnico -el cual es de vital importancia- la organización ya dejó claro desde la inauguración en el Teatro Real de Madrid a cargo de Mariinski y Bolshói que la apuesta cultural será baluarte de ambos países. No en vano, San Petersburgo acogerá un festival de flamenco. Pero también habrá espacio para otras artes. El museo Pushkin de Moscú será sede de una obra de Cranach, que cede el Thyssen Bornemitsza de Madrid, o una exposición del pintor valenciano Sorolla. Las impregnaciones españolas también serán referente en la Universidad de Finanzas y la de los Pueblos con la iniciativa 'turismo de aulas'.
Un año por delante para estrechar lazos entre dos países con mucho en común y que sienten una gran simpatía mutua. Aunque un dato choca en este asunto. Tomemos de ejemplo el catastrófico 2015, en el que 956.000 rusos llegaron a España por 73.000 españoles que visitaron Rusia ¿Les salen las cuentas?