Para abrir un ciclo de actividades económicas más sostenibles y ecológicas, en el futuro se impondrá un impuesto relativamente alto a la contaminación ambiental. Esto reducirá los márgenes de ganancias en esta tipología de empresa y actividades, provocando una reasignación de recursos y capitales en sectores que contaminen menos, penalizando las empresas que tengan un impacto negativo en el medio ambiente y favoreciendo las que, en vez, no lo tengan.
Esta redistribución del valor se reflejará también en la bolsa y las inversiones que buscaran obviamente tecnologías que permitan una reducción general de la contaminación. Bill Gates, en este sentido, ha anticipado los tiempos y ha hecho visible el fenómeno. Los inversores en actividades contaminantes moverán sus capitales hacia otros sectores, produciendo un cambio estructural en el sistema económico. Este aspecto esencial del sistema “capitalista”, crea una flexibilidad mayor, basada en un flujo transparente de informaciones y en la capacidad de mover los recursos de un sector a otro con cierta facilidad.
En breve, el valor de las inversiones en actividades contaminantes bajará y la velocidad con que lo hará aumentará progresivamente, penalizando ulteriormente a los que no reaccionen rápidamente. Históricamente, se hablará del COP21, que ha tenido lugar recientemente en Francia, como el punto de demarcación de esta tendencia y así el mismo sistema económico creará condiciones de producción y vida más sostenibles, estimulando y favoreciendo el uso de fuentes de energía renovables y menos contaminantes, inversiones en nuevos tecnologías y procesos y un cambio radical del sistema de transportes, donde las soluciones de transporte público serán aventajadas, como también el uso de motores eléctricos.
Las ciudades cambiarán lentamente. Habrá más espacios verdes, menos carreteras, el porcentaje de personas que trabajará desde su casa aumentará rápidamente y el concepto mismo de ciudad será diferente. La estructura urbana tendrá no un solo centro sino cientos y el espacio será menos traficado, más disgregado y habitable. El aire que se respira en muchas ciudades es la causa de muerte de miles y miles de personas y en China los grandes centros urbanos son, desde un punto de vista de la salud, inhabitables.
El COP21, el grupo de inversores dirigidos por Bill Gates, la búsqueda de la ganancia, el aumento de los impuesto selectivos, las preferencia de los consumidores y la innovación tecnológica son fuerzas importantes en los cambios sociales y en la industria del automóvil, lo podemos observar fácilmente: Toyota gana espacio con sus vehículos híbridos y la Volkswagen trata ilegalmente de “mejorar” sus emisiones para ser mas vendible. La fuerza que lleva a la Toyota a innovar es la misma que lleva a otros a eludir los controles y adaptarse falazmente a las nuevas exigencias.
El fondo de inversiones AXA anunció en mayo del 2015 que ellos consideran la contaminación como un riesgo y como consecuencia han comenzado a retirarse de actividades y sectores donde el impacto ambiental es negativo y, aunque no lo leímos cotidianamente en los periódicos, este proceso irreversible está ya en movimiento y el próximo sector será el de las armas y después el de la alimentación.
La micro economía es definida por muchos como la “ciencia” que estudia la asignación y reasignación de los “recursos disponibles” y es este el nivel donde se observan las innovaciones y tendencias reales. Si el COP21 será un cambio o un fraude dependerá del impacto que sus discusiones y decisiones tendrán a nivel microeconómico, donde se reflejan realmente los nuevos padrones de actitud y comportamiento. Personalmente pienso que el COP21 determinará un cambio, no por sí mismo, sino por la urgencia de los problemas.