Las Fiestas de la Paloma o la verbena de la Paloma forman parte de una tradición madrileña que se celebra en el barrio de La Latina, en el centro de Madrid. Esta celebración se hace en honor de la Virgen de la Paloma, cuya festividad es el 15 de agosto.
El eje de la celebración de esta festividad popular es la calle de Toledo y las calles que desembocan en ella. Las fiestas, que poseen más de doscientos años de antigüedad, tienen un componente religioso. El momento más emotivo es la procesión que sale de la Iglesia de la Paloma el mismo 15 de agosto.
Las verbenas se celebran en las calles cercanas al eje de la calle de Toledo y la popularidad desde finales del siglo XIX hizo que se hiciera una Zarzuela. Los bomberos de Madrid han elegido a la virgen como su Patrona.
Los inicios de la festividad se remontan al año 1797 en que los vecinos del barrio de la Fuentecilla celebraron la asunción de la virgen. La celebración en sus inicios se centraba en el canto de la Salve en las vísperas del día 15 de agosto y la misa solemne del día siguiente. La verbena comienza a mostrar procesión a mediados del siglo XX. La festividad poco a poco pasó de lo religioso a lo popular. La verbena poco a poco fue cobrando importancia frente a la festividad religiosa hasta el comienzo de la Guerra Civil.
Es costumbre desde comienzos del siglo XX que los bomberos saquen un lienzo con una representación de la Virgen extendida sobre la fachada de los parqués de la zona y lo paseen posteriormente por las calles del barrio en una especie de procesión. Esta costumbre se fundamenta en la asignación de la Virgen de la Paloma como patrona de los bomberos madrileños.
En estas fiestas se celebran concursos de mantones de Manila, decoración de balcones, bailes (generalmente chotis), degustaciones de productos típicos de Madrid. Algunas de las celebraciones populares de la fiesta de la Paloma se centran en la plaza de la Paja, plaza de la Cebada, puerta de Moros y prolongándose por la carrera de San Francisco.
Se trata, pues, de un estupendo plan para los que decidan disfrutar del agosto madrileño. Es muy recomendable llevar agua fresca o sangria para refrescarse, no nos olvidemos de que estamos todavía en pleno verano. ¡A disfrutar!