En el año 2007 tuve la fortuna de convertirme en mamá de una hermosa niña que nació de forma prematura. Cuando decidí embarazarme tomé todas las precauciones necesarias, mi salud era buena y desde el primer trimestre llevé un adecuado control médico. Todo cambió cuando estaba por cumplir las 29 semanas de gestación: presenté graves complicaciones y mi embarazo tuvo que ser interrumpido abruptamente debido a que mi vida y la de mi bebé corrían peligro. Me fue diagnosticada Preeclampsia Grave y posteriormente Síndrome de Hellp. Fuimos atendidas en la Unidad Cuidados Intensivos por varias semanas donde poco a poco nuestra salud se fue recuperando, fuimos dadas de alta y finalmente regresamos a casa.
Desafortunadamente no todas las mujeres que presentan complicaciones durante el embarazo y parto corren con la misma suerte que nosotras. Según datos del Observatorio De Mortalidad Materna en México (OMM) en 2014 habrá un promedio de 43.1 defunciones por cada 100.000 nacimientos en el país y en el mundo diariamente hay unas 800 defunciones relacionadas con el parto y embarazo. El 80% de estas se deben a hemorragias graves, hipertensión gestacional, abortos e infecciones graves informa la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La gran mayoría de estos decesos se podrían evitar si todas las mujeres embarazadas tuvieran acceso a servicios médicos y pudieran llevar un adecuado control de su embarazo y parto. La pobreza, la distancia, la falta de información, prácticas culturales y la falta de servicios son factores que impiden que algunas mujeres busquen la atención médica adecuada antes, durante y después del parto. Los gobiernos deben tomar medidas para atender adecuadamente la salud de sus habitantes y hacer programas que tengan el objetivo de llegar a las comunidades más pobres que es donde hay mayor índice de mortalidad materna, una clara muestra de injusticia social y de la falta de equidad de género alrededor del mundo.
La OMS presentó en el año 2010 la Estrategia mundial de la salud de las mujeres y los niños con el fin de salvar la vida de más de 16 millones de mujeres y niños, un avance importante, pero aún queda muchísimo trabajo por hacer para cuidar la vida de las mujeres que dan vida. Y nosotras que tenemos el acceso a servicios de salud y la información necesaria cuidémonos por nuestro bienestar y el de nuestro futuro hijo y en lo posible ayudemos a quienes no tienen estas posibilidades.