Helene Rother fue la primera mujer invitada en dar una conferencia en la Sociedad de Ingenieros Automotrices en Detroit, en 1948.
Su artículo se tituló "¿Estamos haciendo un buen trabajo con nuestros interiores?" e instó a los miembros de la industria a mirar hacia el futuro y al estilo de los detalles interiores de los autos.
Esta conferencia debió ser un hito en la historia del diseño, aunque es bastante desconocida, pero ya no únicamente por ser una de las primeras mujeres que trabajó como diseñadora de automóviles, sino por ser una de las primeras mujeres invitadas a dar una charla, tal como señala la propia diseñadora, reivindicando el papel de la mujer en la masculinizada industria automotriz:
Puede que te sorprenda escuchar a una mujer hablando esta noche. Realmente, incluso sorprende ¡que yo esté aquí de pie! Cuando llegué por primera vez a Detroit para diseñar para la industria automotriz, y asistí a mi primera reunión de la S.A.E., me llevé la sorpresa de mi vida. Al no ver nada más que hombres; ¡estaba segura de que me había equivocado de puerta! Y aún hoy, después de seis años, la industria automotriz sigue siendo única en su falta de empleo de mujeres en puestos creativos. Por lo tanto, quiero agradecer a la Sociedad de Ingenieros Automotrices, y en particular al Sr. Lindsay, por la oportunidad que les brindó; me han dado la posibilidad de expresar la opinión de las mujeres sobre nuestros interiores. Creo que es una excelente idea que los ingenieros finalmente se estén interesando en la "otra mitad" de nuestros compradores.
( Helene Rother)
Más de una década antes, encontramos artículos que demuestran el incremento de las mujeres en la conducción, principalmente después de la Primera Guerra Mundial. Un estudio de la Universidad de Yale señalaba en la revista Literary Digest en 1936 que solo un 6% de los accidentes graves de tráfico eran cometidos por mujeres. Aun así, el articulo se titulaba "¡Una mujer al volante! Ya lo sabías...”, haciendo referencia al cinismo masculino.
Sin embargo, la diseñadora siempre se mostró como una mujer intrépida de personalidad arrolladora, y al contrario de las estadísticas, era conocida por ser una conductora terrible, con múltiples multas de tráfico y varios accidentes, conduciendo siempre a toda velocidad con su Nash. Un pequeño coche diseñado por ella y cuyo interior fue una revolución. Helene Rother marcó un antes y un después en el diseño de interiores de los automóviles.
En aquella conferencia, Helene reivindicó el color atrevido frente al imperante y aburrido mono cromatismo. Si bien no de manera instintiva, tal vez de manera práctica, estos fabricantes de automóviles entendieron que las opiniones de mujeres como Helene Rother tenían la clave con la revolución de color que haría que los automóviles estadounidenses de la década de 1950 fueran atractivos para un mercado que estaba cambiando.
Al mismo tiempo, Helene allanó el camino que ayudaría a las mujeres a obtener los mismos derechos legales, económicos, vocacionales, educativos y sociales que los hombres.
Helene Rother cambió los patrones estandarizados en el diseño automotriz, después de la Segunda Guerra Mundial, pasando de básico y simple a elegante y único. Este nuevo enfoque en el diseño y el aumento de la calidad de sus interiores ayudó a establecer un nuevo segmento en el mercado automotriz. Su talento natural para el diseño industrial la convirtió en una de los principales representantes en la lista existente de inventores, ingenieros y diseñadores.
Helene Rother, vida y diseños
Rother nació en 1908 en Leipzig, Alemania, y pasó su infancia en una de las comunidades más creativas y artísticas de Alemania.
Estudió arte en la Kunstgewerbeschule de Hamburgo y también en la Bauhaus de Weimar (Alemania), a la que asimismo asistieron muchos de los diseñadores más conocidos de mediados de siglo, como señalaba ella personalmente en una entrevista en 1994 realizada por el Censo de Vidrieras de Michigan. En ella, Rother afirmaba que estudió artesanía en metal, esmaltes y orfebrería. Aunque los archivos de la Bauhaus no tienen registros de Rother debido a los daños sufridos durante la Segunda Guerra Mundial.
Casada a los 24 años con el famoso historiador Erwin Ackernecht, este era un destacado revolucionario trotskista y miembro activo del Partido Comunista de Alemania. Tuvieron una hija, Ina, con la que huyeron a París escapando de la persecución nazi.
Una vez establecidos allí, él las abandonó debido a su peligrosa situación y ella encontró trabajo diseñando joyería de alta costura en el elegante centro de París, asociándose con Studio Contempora.
Diseñó y comercializó algunos de los populares broches de animales pequeños que las mujeres usaban en sombreros y vestidos antes de la Segunda Guerra Mundial. Aunque esta nueva y glamourosa vida quedaría pronto truncada cuando los alemanes invadieron las avenidas de Place Vendôme y Rue du Faubourg Saint-Honoré. Los famosos salones de Chanel, Jean Patou y Elsa Schiaparelli con los que trabajaba cerraron y los diseñadores huyeron al sur.
Helene y su hija, que por entonces tenía siete años, escaparon a Casablanca a través de una ruta migratoria, donde las esperaba un benefactor. Allí permanecieron durante cuatro meses antes de encontrar pasaje en un barco con destino a Nueva York en 1941. Una vez allí, durante un tiempo se dedicó a la fabricación de moldes de metal para joyería. Sin embargo, el racionamiento de materiales, así como la disminución de las demostraciones públicas de riqueza debido a la guerra, hicieron que perdiera su trabajo.
Sin embargo, Rother consiguió pronto un nuevo trabajo como ilustradora en Marvel Comics. Por entonces creó a Jimmy Jupiter, un personaje que luchaba contra Hitler a través de un mundo paralelo donde podía crear cualquier cosa y otras veces aparecía en números junto a La Antorcha Humana y Namor el Submarino, pero esto necesitaría un episodio aparte.
En 1942, se trasladó con su hija a Detroit, contratada como parte del departamento de diseño del vicepresidente de General Motors, Harley Earl. Su labor consistía en "agregar un 'toque femenino' a los colores de la tapicería y las telas del interior, la iluminación, los herrajes de las puertas y la construcción de los asientos", según señala Francesca Steel en "Nash gets the girl" publicada en 2019 en Hemmings.
Aunque el experimento resultaba radical al ingresar a una mujer en una industria estrictamente masculina, asunto que la empresa mantuvo en secreto, la diseñadora demostró que estaban equivocados. Llegó a la gerencia, ganando tres veces más que el salario promedio de los hombres de la firma, y convirtió los interiores contemporáneos, que antes eran de tonos lúgubres de negro, gris o tostado, en explosiones de color, elegancia y comodidad. A partir de aquí, su vida dio un giro, convirtiéndose en una de las primeras mujeres en llegar a la cima del diseño de interiores de vehículos en la "capital automotriz" de los EE. UU.
En 1947 abrió su propio estudio de diseño, Rother Design Styling Studios, instalado en el piso 16 del edificio Fisher, un rascacielos considerado punto de referencia por su arquitectura grandiosa y artística en el distrito New Centre de Detroit.
La diseñadora atrajo a las mejores y más grandes empresas para su lista de clientes. Entre ellos estaba la firma de automóviles Nash, que se convirtió en su principal cliente. Trabajó extensamente en todos los interiores de los revolucionarios modelos Airflyte, realizando el diseño de asientos, molduras, equipos, piezas decorativas y telas. El Statesman fue su triunfo, ya que utilizó elementos de diseño artísticos que incorporaban color, telas y texturas en todo el vehículo.
Entre 1948 y 1956, la mayoría de los automóviles Nash tenían un elegante diseño interior de Helene Rother. En los anuncios publicitarios podía leerse “Diseño de Pinin Farina de Turín, Italia, e interiores de Madame Helene Rother de París”, recalcando la influencia europea en su estilo. Incluso los modelos económicos Nash Rambler fueron promocionados de manera destacada como “glamour irresistible” sobre ruedas.
El diseño de este pequeño Rambler fue reconocido como el primer exitoso automóvil moderno compacto estadounidense. Diseñado para atraer a las mujeres, era elegante, lujoso y con estilo, con telas costosas, variedad de colores y acabados coordinados. El éxito de ventas de este pequeño vehículo económico de lujo fue impresionante y dio lugar a versiones del mismo modelo en forma familiar y con techo rígido.
Se trataba de coches que reflejaban la naturaleza elegante de la posguerra estadounidense y ofrecían a los compradores algo nuevo y, sobre todo, algo con lo que las compradoras femeninas pudieran identificarse.
Entre sus clientes se encontraban también US Rubber, Stromberg-Carlson, BFGoodrich, The Goodyear Tire & Rubber Company e International Harvester. Además, diseñó el interior de los Cadillac Series 61 y Series 62 de 1948, automóviles con telas lujosas, detalles ingeniosos y un brillo notable de cromo.
Otro de los clientes de Rother fue Miller-Meteor, el carrocero de Ohio que producía coches fúnebres y ambulancias sobre chasis comerciales Cadillac.
Las damiselas de la General Motors
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, mientras los hombres habían salido a luchar, las mujeres fueron incorporadas al mercado laboral. En este contexto, la mujer se sentía independiente y aceptaba los derechos que ya había alcanzado durante la Primera Guerra Mundial.
En los Estados Unidos de la posguerra, las mujeres estudiaban, ganaban dinero y compraban coches en mayor número que nunca; por ello había que preocuparse de sus necesidades, y quién mejor para complacer su sensibilidad que las propias mujeres.
De 1943 a 1946, Helene había sido la responsable de agregar lo que llamaban un "toque femenino" a los interiores de los coches colores en General Motors. Sin lugar a dudas, fue la musa en que se inspiró la visión de Harley Earl cuando creo El grupo de "Las damiselas del diseño”.
Helene había revolucionado el diseño automotriz seleccionando telas, revestimientos y molduras que combinaran con los nuevos esquemas de colores y accesorios como maletas a juego, además de incorporar artilugios para usar en los automóviles, empezando por enchufes para calentar biberones y sopa enlatada, encendedores con resortes, portaparaguas, etc.
Las "Damsels" o Damiselas fueron un grupo de mujeres de elite, famosas por su innovación y modernidad, que aparecieron en las principales revistas de moda y revolucionaron el interior del diseño de automóviles.
El grupo de diseñadoras trabajó a las órdenes del jefe de diseño de General Motors, Harley Earl, a finales de los años cincuenta. Las damas eran Ruth Glennie, Suzanne Vanderbilt, Marjorie Ford, Jeanette Linder, Peggy Sauer, Sandra Longyear y Jeanette Krebs, todas ellas mujeres entre veinte y treinta años, recién graduadas con títulos de diseño del Pratt Institute y la *Cranbrook Academy of Art/.
El resultado final resultó ser innovador, controvertido y extremadamente exitoso. El Sr. Earl estableció un nuevo concepto de equipo de "pensamiento igualitario" dentro de la división de la Sección de Diseño de General Motors, equiparando las bases en el inicio de la igualdad laboral de las mujeres; acudíamos al primer caso en el mundo.
Diseñaron muchos elementos para los interiores de los automóviles de General Motors y crearon elementos útiles como espejos de maquillaje iluminados, guanteras, consolas de almacenamiento, interruptor de bloqueo remoto de ventanas y puertas o soportes lumbares ajustables en los asientos.
Colectivamente, las Damsels, incorporaron innovaciones intuitivas, pestillos de seguridad para los niños, compartimentos de almacenamiento divertidos para picnics y sombrillas, carrusel trasero infantil, dispensadores de pañuelos de papel. Realizaron acabados llamativos y usaron telas texturizadas en colores llamativos extraídos de una paleta de cosméticos de Elizabeth Arden.
Bajo un pensamiento “holístico” sobre los automóviles, adoptaron sus diseños a su utilización en un mundo real. Pero no aceptaban el rol de diferenciación de géneros, diseñaban para todos, incorporando el diseño a las necesidades de todo el mundo.
A medida que más mujeres trabajaban, conducían y participaban en la compra de automóviles, las Damsels ayudaron a General Motors a adaptarse a los nuevos tiempos.
En la primavera de 1958, en el Centro Técnico de General Motors en Warren, Michigan, Earl realizó una exposición que pretendía destacar la contribución de las mujeres al diseño automotriz bajo el título; "Festival de Moda de Primavera de Autos Diseñados por Mujeres". Fue la primera del mundo en destacar a las mujeres y sus contribuciones al diseño automotriz.
Suzanne Vanderbilt aprovechó la oportunidad para decir:
Disfruté especialmente demostrándoles a nuestros colegas masculinos que no estábamos en el negocio de agregar encajes a los respaldos de los asientos o diamantes de imitación a las alfombras, sino de hacer que el automóvil fuera lo más útil y atractivo posible tanto para hombres como para mujeres.
Para la exposición, que se presentó bajo una cúpula repleta de jacintos, sonido de canarios y una suave iluminación en tonos pastel, cada una de las seis diseñadoras de General Motors tuvo la oportunidad de actualizar algunas propuestas de diseño. Al mismo tiempo, tenían completa autoridad en decidir los interiores de los autos, pero no el exterior, excepto el color de la pintura. Aquella exposición fue un gran éxito, salieron en todas las revistas de moda y estas mujeres hicieron historia en el mundo automotriz.
De los autos exhibidos durante la muestra, destacó el Cadillac convertible “Saxony” de color aguamarina de Vanderbilt, en el cual incluyó innovadores añadidos como un apoyabrazos plegable, un dictáfono y una guantera dividida, así como el Corvette de Ruth Glennie.
Lamentablemente, solo sobrevivió el Chevrolet Corvette “Fancy Free” diseñado por Glennie, un modelo muy poco común. La diseñadora pensó que el interior del Corvette se podía personalizar y creó un juego de tres fundas de asiento para cada estación del año que complementaban el interior de cuero de color oliva. También diseñó cinturones de seguridad retráctiles y agregó espacio para guardar un bolso mientras se conducía.
A pesar de la gran labor que realizaron y la revolución que supuso para las mujeres. Por desgracia, cuando Harley Earl se retiró a finales de 1958 y fue sucedido por Bill Mitchell, las damiselas se disolvieron.
Con los años, el trabajo de las damiselas y el de Helene cayó en el olvido; la comunidad automovilística no ha elogiado la innovación de las damas, ni el Rambler de Helene, aunque sólo basta con fijarse en el Chevrolet Corvette, el Lincoln Continental o el Pontiac Trans Am de los años 60 y 70, con sus llamativos colores y sus características y diseños innovadores, para ver las influencias. Hoy día encontramos el ADN de la diseñadora en todos los dispositivos modernos con sus consolas o asientos de cuero con calefacción, que nos recuerdan sus interiores.
A medida que las mujeres han ido entrando en el mundo de la automoción contemporánea, el nombre de Rother ha vuelto a aparecer. Siendo incluida en el Salón de la Fama del Automóvil en 1920, veintiún años después de su fallecimiento.