Es noticia estos días que el polo norte magnético se ha desplazado más de lo habitual. Aunque es normal que haya un desplazamiento de los polos magnéticos, este hecho inusual de un desplazamiento adicional y la continuidad de estos desplazamientos en la misma dirección hay pensar que si esto continúa, podríamos estar frente a un cambio sustancial en el estatus quo referencial y magnético del planeta Tierra.
El campo magnético que rodea a la Tierra es nuestro mayor escudo antes la radiación que proviene del espacio exterior, en especial la que proviene desde nuestra propia estrella, el Sol. Las partículas cargadas y su radiación, los protones del hidrógeno del sol y toda otra partícula cargada que llegue con cierta velocidad a nuestra atmósfera sería capaz de cambiar y alterar el orden celular de cualquier organismo vivo que habita la superficie de la tierra.
El cáncer sería una de las alteraciones, pero podría haber muchas otras, derivada de la radiación de esas partículas cargadas a alta velocidad si se cruzaran con cualquiera de los millones de células que componen nuestros organismos. El campo magnético de la tierra envuelve la atmósfera en su capa más exterior desde el polo norte al polo sur magnéticos. Es una gran capa invisible que hace que las partículas provenientes del espacio exterior no lleguen a ninguno de nosotros. Ese escudo invisible desvía y hace rebotar a las partículas asesinas, ese escudo existe gracias a que el núcleo de la tierra no es sólido.
La tierra se está enfriando
Nuestro planeta es complejo, tiene capas de tierra que sobresale por encima de grandes masas de agua llamadas océanos, pero muy por debajo de esas capas visibles hay una gran capa líquida, metal fundido que sigue moviéndose muchos kilómetros por debajo de nuestros pies. Cada vez que vemos un volcán en erupción, hay que pensar que son pequeños vestigios de lo que hay allí dentro.
Muy cerca del núcleo de la tierra hay una esfera de unos cuantos kilómetros de espesor que está compuesta por hierro líquido con algo de níquel. Estos metales perviven en estado líquido porque nuestro planeta todavía no se ha enfriado del todo (y esperemos que eso siga siendo así por muchos miles de años). Esta capa de hiero líquido en movimiento es la causa de nuestro campo magnético, del escudo protector.
El hiero es un material conductor, es decir, los electrones de sus átomos, esa capa (más bien nube) más externa de los átomos, en el caso de los materiales conductores, está muy poco sujeta. Así, en el hierro y en el níquel, los electrones exteriores pueden moverse libremente entre los distintos átomos que componen una masa de metal puro. Al estar en estado líquido, esa movilidad de los electrones es máxima. Teniendo miles de millones de átomos de hierro juntos y con sus electrones libres, es imposible saber qué electrón corresponde a qué átomo.
Ese movimiento libre de los electrones (partículas subatómicas negativas) hace que, cuando el hierro se mueve como líquido debido a la rotación de la tierra y otras fuerzas planetarias, exista una corriente eléctrica en esa capa profunda de la tierra. Recapitulando: el hierro está moviéndose porque la Tierra se mueve, los electrones del hierro líquido se mueven, ergo, hay una corriente eléctrica en capas profundas de la tierra.
Toda corriente eléctrica, por pequeña que sea, genera un campo magnético asociado a ella. Y, al mismo tiempo todo campo magnético puede genera una corriente eléctrica en un metal si está en movimiento. Así, esa corriente eléctrica de la tierra genera su gran campo magnético, porque el hierro no para de moverse. Todos esos movimientos debajo de nuestros pies son los que hacen que sigamos vivos.
El día en el que se enfríe por completo la tierra, ese día dejará de moverse el hierro y las corrientes eléctricas se detendrán, con ellas el campo magnético morirá y con esa muerta vendrá la de toda la vida (como la conocemos).
Pero creo que esto tardará miles de millones de años en suceder. Mucho antes de que algo así ocurra, el campo magnético de la tierra se está desplazando. El polo norte ya no está en el mar, el polo norte magnético está ahora en Siberia.
Geográfico y magnético
Por si alguno no lo sabe, tenemos cuatro polos en la tierra. Dos geográficos y dos magnéticos. Los polos geográficos son invariables y se deben a la forma propia de la Tierra. Nuestro planeta no es esférico, es un balón un poco achatado en los polos. Esas dos referencias (polo norte y sur geográficos) son marcas geométricas debidas a la forma de la Tierra. A no ser que nuestro planeta cambie de forma (sería algo terrible), seguirán siempre en su lugar.
Los polos magnéticos son los extremos de ese gigantesco imán creado por las corrientes eléctricas en el interior del planeta. Las masas de hierro y níquel moviéndose generan ese imán y su posición se mueve dependiendo de la dirección en la que se mueven las masas de hierro y las corrientes eléctricas que esos movimientos provoquen. Al parecer, los movimientos de las masas de hierro son constantes en una dirección, en estas última décadas, nuestro imán gigantesco se está moviendo en dirección a Siberia, el ángulo del eje de ese imán está desviándose con respecto al eje imaginario que une el polo norte y sur geográfico, es decir, hay un ángulo cada vez mayor entre ambos ejes.
¿Vamos a morir?
Obviamente no es nada grave, si lo fuera estarían los científicos dando la voz de alarma. Pero tampoco es algo que no tenga importancia. Al contrario. Ya se ha dado la alarma para las navegaciones cerca de los polos. Como sabréis, todos los sistemas de navegación basados en el magnetismo de la tierra (las brújulas de mano son un ejemplo básico y muy extendido) sufrirán una variación en la dirección que señalan si el Norte magnético se desplaza. A nivel del Ecuador esa variación es ínfima y no afectará lo más mínimo, pero en latitudes cercanas a los círculos polares, las variaciones serán notables, de cientos de kilómetros, por lo que hay que realizar correcciones con respecto a las mediciones del año pasado.
De momento el problema se ve acotado a desplazamientos en barco y en avión cerca de los polos, tal vez algún efecto sobre los aceleradores de partículas y otros sistemas muy sensibles al campo magnético de la tierra.
Pero hay que estar prevenidos, si este desfase entre el eje geográfico y el eje del gran imán de la tierra sigue creciendo, puede que ciertas aves migratorias pierdan el norte, que las ballenas no encuentren sus sitios de reproducción y que muchos animales que usan el magnetismo de la tierra como referencia, se pierdan.
¿Y nosotros?
No tengo ni idea de cuánto podría llegar a afectarnos el cambio de dirección del gran imán de la Tierra, pero no tengo dudas de que esto nos afectará, porque llevamos miles de años en la tierra y ese gran imán nunca se había movido tanto antes, al menos no con tanta dependencia del electromagnetismo como tenemos ahora. La electrónica y las telecomunicaciones actuales están basadas en la electricidad y el magnetismo, puede que tarde en afectar a los sistemas terrestres, pero no tengo dudas de que estos cambios afectarán y mucho a los sistemas enviados fuera del planeta.
Veremos lo que pasa, de momento que sepan que la brújula que tienen en casa ya no marca el mismo Norte que marcaba el año pasado, aunque no sean capaces de verlo.
Y el año que viene tampoco el norte será el mismo Norte.