El silencio es un arma poderosa, si es empleado para el bien.

El silencio como virtud: a través de la historia de la espiritualidad podemos saber que grandes filósofos herméticos, grandes iniciados, monjes y santos, se arropaban en el silencio, como una virtud en la espiritualidad ya que esto les daba mayor concentración, focalización de los pensamientos, la oración y meditación profunda, pero no solo eso; también les permitía desarrollar la intuición y ciertos estados elevados de conciencia conexión con lo invisible.

La mayoría de las personas confían, en que comunicarse a diestra y siniestra con todo el mundo y todo el tiempo, es una necesidad primaria y básica para poder sobrevivir y transmitir todo el tiempo sus emociones, su estado de animo en las redes sociales, en un mundo lleno de información tácita, las 24 horas del día, aumentando la comunicación por diversos medios y hablando con lenguaje coloquial y automático solo por hablar.

Se ha ido perdiendo ese silencio que lleva a la paz y al conocimiento de uno mismo Entre el ruido de la ciudad, grandes fabricas, comercios, bullicio de gente en las plazas, los televisores y radios encendidos todo el día y a todo volumen. El ruido se hace presente solo queda un pequeño espacio de la noche para esa tranquilidad y necesidad imperiosa que, es silencio.

La vida aveces, va tan acelerada en su ritmo cardíaco, que ciertamente contamina todo a su paso y deja pocos momentos para esa concentración tan sana que se requiere para disfrutar un atardecer, el canto de las aves, el suave sonido del agua fluyendo en un rio, el oleaje del mar, la ensoñación y visualización despierta; de nuestros mas fervientes deseos y sueños.

Escuchar una armoniosa melodía, mientras disfrutas cada nota a la luz de una vela, disfrutando de tu propia compañía sin que nadie interrumpa tu soledad, ese tiempo a solas que se disfruta.
Pero el silencio va mucho mas allá de una simple velada consigo mismo. Se dice que el silencio es el lenguaje de Dios.

El silencio interior, es esencial para poder oír la llamada de la belleza y responder a ella. Si en nuestro interior no hay silencio -si nuestra mente, nuestro cuerpo, están llenos de ruido- no oiremos la llamada de la belleza.

(Buda)

El silencio abre espacios para la reflexión y nos ayuda a escuchar de una forma mucho más activa y profunda. Amplía nuestro mapa de la realidad y nos ayuda a ser más empáticos. Reduce la saturación que produce el exceso de palabras en el canal de comunicación y permite que afloren nuevos significados en todos los aspectos y en todas nuestras relaciones.

El silencio es el lenguaje de nuestra alma. Si bien podemos conectar en oración con nuestro ser superior mediante la verbalización en lenguas habladas (como cánticos, la oración y las palabras amorosas); la ruta más rápida hacia la paz interior es la quietud exterior. Esto se debe a que Dios Fuente Espíritu siempre nos susurra, pero debemos aquietar nuestras mentes para poder escucharlo dentro de nosotros mismos.
Precisamente el silencio es el sendero de la conexión con los estados, más elevados de conciencia ya que en ese tenor es donde puedes visualizar y elevar tu energía vibratoria. Es el comienzo del viaje al interior y un mayor entendimiento con la ley de asunción.

La Ley de la Asunción comentada por varios escritores como Neville Goddard por comentar alguno, proyectada en nuestros pensamientos y emociones puede influir en toda nuestra realidad. Esta ley es la base fundamental en la que donde asumir nuestros mas profundos deseos hace que se manifiesten en el mundo físico.

Creando nuestra realidad

Para poder concebir y concretar eventos y situaciones que sean constituidas y benéficas en todos los sentidos es primordial primero haber trabajado en nuestra sombra, para disolver de nosotros el ego y poder ser una persona con alto sentido y deber de conciencia, donde los deseos que tengamos sean primordial-mente beneficiosos para el bien y no sean deseos egoístas.

El poder de la asunción, se desarrollada bajo ciertos procesos y trabajo diario donde se nos permite alinearnos con las mas altas dosis de auto conocimiento. En este proceso hay dos momentos claves donde la concepción de nuestros deseos tienen mayor cúmulo de energía, estos momentos son claves, para elevar la frecuencia, que desatará todas nuestras manifestaciones; hay dos momentos importantes uno, es por las noches cuando se esta en vigilia, antes de conciliar el sueño profundo y otro es al despertar, donde la mente aun esta fresca, la imaginación y el silencio son la clave para darle forma a nuestros deseos y cambiar de un estado a otro.

Este proceso, algunas ocasiones será, de fácil acceso a lo que deseamos y otras veces el proceso es lento, ya que para llegar a nuestro deseo, hay que disolver o cambiar ciertas circunstancias, antes de ver manifestado nuestro deseo.

Para comprender mejor: el silencio es la clave, tiempo espacio fuerza y enfoque, la imaginación y visualización es la concepción, darle forma o rostro a nuestro deseo, la emoción es el la energía y frecuencia la gestación es el periodo de tiempo entre el cual se trabaja mental y espiritualmente, hasta concebir por completo nuestro deseo y vivenciarlo. En ese proceso se vive también a nivel psíquico un estado y cambio de frecuencias que van equilibrando ciertas sustancias en nuestro cerebro y ciertas sustancias espirituales que serian las frecuencias de vibración y correspondencia.

El cerebro modifica las secreciones químicas en función de los pensamientos y emociones. Por ejemplo, los pensamientos negativos y las emociones pueden impedir que el cerebro produzca sustancias químicas que ayudan al cuerpo a sanar.

El cerebro y la mente están en constante evolución y se influyen de forma bidireccional. Cada experiencia modifica el perfil neuro-biológico, estructural y funcional del cerebro, lo que también afecta a la mente. Las neuronas se envían información entre sí, a través de un proceso electro-químico complejo, y establecen conexiones que afectan a la forma en que piensas, aprendes, te mueves y te comportas.

Esto hace que conectado a ciertas frecuencias: pensamiento y espíritu se eleven y alcancemos estados iluminados de la mente. Y al hacer una conexión con lo etéreo, podemos doblar la realidad y se logra la llamada asunción ya que los pensamientos viajan prácticamente a la velocidad de la luz y cuando a ese pensamiento le damos una emoción, se eleva la frecuencia de nuestro campo áurico, al momento de esto, nuestro campo electromagnético se mezcla con la frecuencia exterior y da por consecuencia un estado lumínico, que toma forma en la materia y realidad.

Hay una palabra en kabbala para describir esta manifestación tzimtzum que en hebreo significa contracción, condensación, concentración. El tzimtzum es generalmente descrito como la contracción o el desplazamiento de la luz divina de un punto único central a su periferia.

Cuando la luz se retrae del punto, un espacio es vaciado en el que los mundos se pueden manifestar. Entonces entendemos que en todas partes por igual radiando con absoluto esplendor que no alcanzamos a percibir sólo por el oscurecimiento de nuestra propia percepción. Es también por esta creencia que se forma como la configuración geométrica del vaciado de la luz— es una estructura causal, jerárquica y con coordenadas en el espacio que debe de ser atravesada como uno se subiría a una escalera o a un árbol.

El cartógrafo y kabbalista David Chaim Smith nos regala esta visión _ que aparte de kabbalista es un tanto alquímica (Si la perspectiva del tzimtzum cambia todo el edificio se estremece y se disuelve en una nada radiante que es presencia mágica —magia que se sabe magia, sin sustancia.) Lo cual aquí en este texto Smith_ evidencia que esa luz infinita esta dentro de nosotros mismos en nuestra propia “conciencia” esa luz no es percibida pero si emanada.

Volviendo a nuestra principal idea el silencio es el principio básico para lograr toda la concentración y fuerza que necesitamos para ser co-creadores de nuestro propio universo. Si estas preparado para guardar en silencio, el secreto de tu propia su asunción! ¡shhh!