La exposición parte de la curiosa colección de máscaras mortuorias, moldeadas en los rostros de pintores como almeida júnior e pedro alejandrino — investigar las formas en que los artistas abordan el tiempo y su experiencia. Reuniendo alrededor de 40 esculturas, que van desde el siglo XII hasta nuestros días, la exposición es una oportunidad para reflexionar sobre el lenguaje, ver y revisar obras fundamentales de la colección de la Pinacoteca.
Al ingresar al espacio expositivo, el público se topa con una escultura medieval del siglo XII, que representa a Cristo crucificado, de autor desconocido, además de obras del período barroco brasileño. A continuación se encuentran las máscaras mortuorias, así como las esculturas de bronce de Brecheret e Lobo Liuba.
Entre ellos, está el intento de artistas de principios del siglo XX de representar a las mujeres y hombres negros como “tipos brasileños”. Hasta que comenzaron las investigaciones para esta exposición, sólo una de estas esculturas tenía nombre: María de gloria (entre 1920 y 1988), de Luis Morrón. Durante una investigación para analizar el origen de estos títulos, el equipo ubicó el nombre del modelo de una escultura de José Cucê, Irina – que ahora pasa a formar parte del título de la obra.
La forma del fin nace de una mirada a la colección centenaria de la Pinacoteca, que cuenta con más de 13 mil obras. De ellos, casi un millar forman parte de la exposición permanente, Pinacoteca: Colección.
Pensando en la colección como una plataforma para nuevas investigaciones y adquisiciones, surge el interés por la colección de esculturas presentes en la Pinacoteca, en la búsqueda de comprender cómo se forma y cuáles son las características llamativas que se han ido desarrollando a lo largo del tiempo. Los curadores buscaron comprender estas tendencias históricas, organizando su discurso a partir de lo recurrente en la colección.
Una de las máscaras de La forma del fin es la del artista almeida júnior, uno de los nombres más importantes del arte brasileño del siglo XIX, cuya obra es la base de la colección de la Pinacoteca.
Raíces muertas de la naturaleza y las vides (2015 – 2013), de Advanio Lessa, da un nuevo significado a la materia muerta, transformándola en algo vivo a través del arte. Dando forma a las diferentes dimensiones del tiempo, esculturas como Animal. Reloj de sol (1960), Lygia Clark, Yuxin (2022), Kássia Borges, Herramienta meteorológica (2021), José Adário, y el rendimiento pasaje (1979), Celeida Tostes, proponen comprender la vida y las actividades del arte de forma cíclica.
Las esculturas de Marcia Pastore e Hudinilson Jr. (década de 1980), miembros del cuerpo o prendas de vestir se materializan en el espacio, delicados registros de su presencia, que no se imponen como ordenadores del mundo. La famosa obra de Waltercio Caldas, La emoción estética (1977), es una pista para comprender esta presencia y nuestra experiencia del arte: un par de zapatos parecen estar a punto de flotar frente a la forma –una manera de estar frente a algo que nos conmueve, de comprender nuestra emoción a través de dialogar, investigar cómo ponernos en relación y, así, imaginar nuestro futuro.
(La exposición está curada por Yuri Quevedo)