Es cierto, si nos fijamos en el diseño arquitectónico de algunos aeropuertos emblemáticos, e incluso otros con menos demanda aeroportuaria, más que un aeropuerto encontraremos verdaderas obras de arte. Y es que en ocasiones son producto de concursos internacionales, en los que participan renombrados estudios de arquitectos como, por ejemplo, el aeropuerto de Lyon, realizado por el estudio del español Santiago Calatrava, o bien el aeropuerto de Carrasco en Montevideo, Uruguay, del arquitecto Rafael Viñoly.
En el caso de aeropuertos con gran demanda y tránsito, se pueden mencionar algunos de ellos en las siguientes ciudades: Beijín (China), Bakú (Azerbaiyán), Terminal TWA del John Kennedy de Nueva York (USA), Wellington (Nueva Zelandia), la nueva terminal en Abu Dhabi (Emiratos Árabes Unidos), Kuwait o la nueva terminal de Londres Heathrow (Inglaterra), entre otros más.
A los nombres como los que hemos mencionado (Calatrava, Viñoly) se unen a otros renombrados y reconocidos arquitectos como Norman Foster, Luis Vidal, Kohn Pedersen Fox, Eero Saarinen and Associates, Zaha Hadid.
Estos renombrados diseñadores de grandes obras, se han interesado o bien han sucumbido a cambiar la cara de estas infraestructuras urbanas, para darle un aire de ciencia ficción o bien de visiones de futuro al mero estilo de una película como Blade Runner o el entorno urbano de Bruna Husky, la detective androide emblemática en los relatos de ciencia ficción de la escritora Rosa Montero.
El denominador común en estas creaciones urbanas de acogida y despedida de pasajeros aéreos con despegue y aterrizaje de aviones transatlánticos con gran o menor demanda; es que son realmente diseñadas, pensando en una prospectiva futurística de lo que han sido como aeropuertos en el pasado, cumpliendo su misión elemental de ser una infraestructura de servicios aéreos a transcender en su percepción y en su entorno. Teniendo la base de su historia y de su locación, crean una visión en donde los cuatro elementos se posesionan de la forma (continente) para llamar la atención y es como sí nos dijeran: Hola, yo soy la principal puerta de entrada de este país y mírame, soy majestuoso.
Porque un aeropuerto internacional es una infraestructura con pistas e instalaciones para el tráfico aéreo que tiene zonas de mantenimiento, servicio destinado a los aviones y a los pasajeros y que permite comunicar físicamente a los ciudadanos del mundo. Su misión esencial es el desarrollo económico y comunicacional y el intercambio de actividades turísticas, empresariales o familiares para conectar a un país con el mundo.
Están constituidos por áreas como el servicio de rampas, los espacios de las aerolíneas y de las empresas asociadas, áreas de servicios para el pasajero, áreas comerciales, áreas sanitarias; y hangares y zonas de mantenimiento y de provisión de combustible para los aviones y zonas restringidas y de seguridad.
Todas esas funciones y actividades que llamamos contenido son las actividades rutinarias de estas infraestructuras de servicios para el intercambio mundial como hemos dicho de personas, de comercio y de entrada y salida de los países. Y estas funciones son tan importantes, porque constituyen u vienen a ser la primera imagen que nos recibe cuando llegamos a un destino.
Es cierto que muchos pueden haber modificado este “contenido” y lo hayan modernizado, asegurándose de que se encuentren muy bien dotados tanto para los aviones como para los pasajeros y el personal; más hay países que han internalizado que estás estructuras son la primera cara del país, y han ido a por ello y a embellecer ese “continente” o forma estructural, para darle un sentido exclusivo, armónico y envidiable, que lo hace como diría alguna canción romántica universal “Unforgettable” de Nat King Cole.
Porque sin duda los aeropuertos internacionales principales de cada país, son eso la primera impresión que recibimos y la percepción e internalización de ese dato tan importante en sus mandatarios correspondientes de turno y su visión país, han hecho de que quieran otorgar de majestuosidad esa obra urbana, por lo que se ocupan de su trascendencia, modernización y marca país; para lo cual justamente llaman a concursos internacionales para el diseño de la forma y la función de la nueva cara de sus principales aeropuertos y es así que entran en juego estos herederos del artista renacentista Miguel Ángel y le confieren a los aeropuertos que hemos nombrado al inicio y otros más como el de Paris, Frankfurt o de Estambul, que mueven alta circulación de vuelos y por ende de pasajeros, hayan tomado conciencia de su protagonismo y sean ciudades dentro de su ciudad y sean un icono de nuestros tiempos modernos en pleno primer cuarto de siglo XXI.