En 2023 el INAH ofreció un curso llamado Seminario de Órdenes Religiosas en las Audiencias Americanas, con un amplio colectivo de especialistas mexicanos y latinoamericanos que aportan mucho al estudio tanto de los jesuitas, como los franciscanos, fundamentalmente. Afortunadamente, sus sesiones pueden verse aún en el canal de YouTube del Instituto de Antropología e Historia de la República Mexicana.

En el trabajo que propuse al final de las sesiones mencioné algunos de los conferencistas y temáticas: a partir de la arqueología histórica como metodología de estudio de la Compañía de Jesús en Panamá. Muchas son las líneas de estudio que se abren con los debates del Seminario del 2023.

La arqueología histórica es parte de la disciplina arqueológica que en general “interpreta el registro arqueológico” y añade a este las fuentes de documentos escritos existentes (Campos, 2003) y es el método empleado por muchos arqueólogos en el continente americano. En el caso del estudio de los jesuitas panameños presentado en el Seminario en la conferencia del 31 de agosto con el tema de las excavaciones del Convento de la Compañía, surge una pregunta en la intervención acerca de cómo determinar el papel de los jesuitas en esa ciudad o región entre los años 1673 en que se muda la ciudad hacia el lugar que hoy ocupa y 1767 cuando son expulsados de América: a partir del registro arqueológico e histórico que emplearon Mendizábal y Martín en Arqueología del Convento de la Compañía de Jesús, San Felipe, Panamá y la conferencia de Tomás Mendizábal ya mencionada, se complementa con la investigación histórica y su conferencia del Dr. Bravo en octubre que nos permite plantear algunas ideas acerca del funcionamiento de la orden y su importancia en el aspecto económico-administrativo.

Partimos de la definición de qué es arqueología histórica, su importancia como método para el estudio particular de este caso, la utilidad de los materiales arqueológicos como los denominan Mendizábal y Martín, para terminar con el estudio de algunas características del funcionamiento de la orden jesuita planteados por Guillermo Bravo en el caso de Chile que someramente nos permiten intuir la posibilidad de un estudio interregional.

Bravo plantea que el nacimiento de la compañía en 1540, aprobada por Paulo III como parte de la estrategia de la Contrarreforma, sirvió para “afirmar las creencias católicas y combatir la herejía, utilizando como armas la prédica, la confesión y la enseñanza para cumplir con el mandato de la Bula de Confirmación” (Bravo, p.130).

La unión del método histórico con el arqueológico se evidencia en esta investigación al ampliar, contrastar los resultados de la estratigrafía con las fuentes documentales por lo cual el método de la arqueología histórica que se planteó la investigación como problema el desarrollo o evaluación histórica del sitio desde 1673 hasta el siglo pasado. Lo llamativo es cómo se aplica el método. Por lo que primero seguir el planteamiento de Ramos en su tesis de doctorado de que la arqueología histórica ha sido clasificada por Orser y Fagan como un estudio de un período, un método de investigación o un estudio de América. En cambio, la Arqueología Histórica “aborda problemas del pasado humano ubicados en tiempos históricos y (…) utiliza para su resolución (…) información proveniente del registro arqueológico y de documentos escritos. Los datos (…) pueden resultar convergentes y orientarse a responder una misma pregunta” (Ramos, 2003: 645).

Los materiales arqueológicos permiten acercarnos al modo de vida de los seres humanos del pasado. De igual forma ciertos tipos de objetos, en nuestro caso las cerámicas, se convierten en marcadores cronológicos muy precisos, facilitando la lectura temporal de los depósitos arqueológicos investigados. La identificación y análisis de estos elementos, ya sean fragmentos cerámicos, de vidrio, plástico o restos óseos, pueden informar sobre un sinnúmero de actividades, desde la obtención y explotación de materias primas, pasando por la tecnología de fabricación, hasta preferencias estéticas, redes de comercio e intercambio, capacidad adquisitiva, entre muchos otros datos, de acuerdo con los objetivos de la investigación.

(Mendizábal y Martín, 95-96)

Vemos la alternativa para estudiar las unidades locales de una cultura como esta orden están en relación y solo pueden ser entendidos en los contextos geográfico-sociales más amplios, de modo comparativo, tendencia que viene de la antropología y llega a la arqueología como plantea Gill J. Stein (2002, 904).

El empleo de métodos documentales y la estratigrafía de tres unidades con estudio de material cerámico y orgánico, este último como fuentes de alimentos, estudio de la dieta que implica el estudio de los niveles de ocupación y las actividades económicas en el sitio a lo largo de tres siglos desde el traslado de la ciudad de Panamá a su emplazamiento actual, permiten tener una idea de las actividades económicas del sitio en su período como complejo arquitectónico jesuita dentro de una perspectiva de los estudios de la circulación de bienes materiales y comercio que es una línea de investigación de la arqueología contemporánea que permite comparar lo que se conoce por la historia local con los resultados de las investigaciones regionales, por ejemplo el clásico de Enrique Dussel Historia General de la Iglesia en América Latina y el texto e intervención de Guillermo Bravo.

Dado que la estructura de la orden tenía una organización racional administrativa y económica que propiciaba la relación o intercambio entre los mercados internos y externos (Bravo, 167), además de una estructura institucional a partir de la Provincia, donde se establecían los Colegios Máximos, como el estudiado en Panamá, y en esos colegios se unía la función educativa, a la misionera y pastoral con la económica. Así que el Colegio en la ciudad no era una unidad independiente a cargo del Rector sino que en cambio funcionaba como “un complejo económico urbano-rural” (Bravo, 160). Luego lo que concluyo es que para conocer el funcionamiento del Colegio en la ciudad de Panamá es muy importante investigar el funcionamiento de sus unidades productivas: las haciendas que manejaba, y como no es posible más que plantearlo con la bibliografía consultada, considero que es a través de los documentos de administración descubiertos en Chile una buena manera de complementar la investigación arqueológica panameña además de investigar las misiones y la influencia en la educación.

Conclusión

Para quienes no somos arqueólogos la propuesta de análisis desde las ciencias arqueológicas muestran cómo se integra el registro arqueológico al documental en la resolución de nuevos problemas de la disciplina que contribuyen al estudio de la historia como plantean los autores desde el inicio y al esclarecimiento de una cronología; luego hace pensar en cómo el trabajo de los historiadores después de los Annales puede integrar la cultura material a sus estudios y no solo ser una disciplina complementaria sino avanzar hacia la interdisciplinariedad, como ya lo están haciendo muchos investigadores arqueológicos y demuestra en el resultado de las interpretaciones de cerámicos, vidrios, objetos óseos, y arquitectónicos del patio de la Compañía de Jesús en la ciudad de Panamá.

Los problemas de ambas disciplinas se complementan, contradicen o ayudan a plantear nuevas interrogantes, que ayudan a entender cómo pudo influir el comportamiento de la orden en la sociedad en un aspecto teórico planteado muy brevemente, que necesita como indicó el conferencista de investigaciones que consideren tanto lo económico como lo social y simbólico comprometido en la misión de evangelizar, educar y disciplinar a los habitantes de la ciudad y el campo, desde un racionalismo empresarial moderno, antecesor del capitalismo posterior, de muy interesante funcionamiento y eficacia. Proponemos finalmente que la comparación con otras fuentes como las de Chile pueden ayudar a completar el cuadro de información acerca de la influencia y actuación de los jesuitas en Panamá, que desarrolla Mendizábal en estos momentos desde la arqueología.

Epílogo

Hasta aquí el trabajo que presenté. Agradezco a los organizadores del seminario: coordinado por José Manuel A. Chávez Gómez del DEH-INAH y a Israel Escamilla por su comprensión y la oportunidad de aprehender en esos meses de estudio conjunto entre México y Argentina.

Referencias

Bravo, G. La Compañía de Jesús y su aporte a la modernidad en la sociedad de Chile colonial (1593-1767).
Dussel, E. (1983). Historia General de la Iglesia en América Latina, Tomo I. Introducción General a la historia de la Iglesia en América Latina. Salamanca: Ediciones Sígueme, S.A.
Ramos, M. (2003). “El proceso de investigación en la denominada Arqueología Histórica”. En: Arqueología Histórica Argentina. Actas del 1° Congreso Nacional de Arqueología Histórica. Mesa XI, Arqueología histórica: el debate teórico en la Argentina (pp. 645-658). Corregidor.
Stein, G. J. (2002). “From Passive Periphery to Active Agents: Emerging Perspectives in the Archaeology of Interregional Interaction”. American Anthropologist, 104(3):903-916.
Mendizábal, T. y Martín, J. G. (2013). “Arqueología del Convento de la Compañía de Jesús, San Felipe” (Falta título de la colección). Camagüey: Ediciones El lugareño.