El gobierno de Javier Milei es, sin duda, el más ideológico de la historia argentina. Su piedra angular es extravagante: el anarcocapitalismo, basado en la libertad irrestricta de los mercados, que se autorregulan, a través de la ley inapelable de la oferta y la demanda.
El Estado-Nación, queda así, reducido a su mínima expresión: detentar el monopolio del poder militar y policial, para controlar e impedir que cualquier partido político, sindicatos, universidades o movimientos sociales, empresarios y culturales, alteren el sacrosanto decálogo que Moisés le ha transmitido a través de su perro muerto Conan. Este Decálogo se compone de diez mandamientos inalterables, insustituibles y eternos.
Esos diez mandamientos, reiteran los mismos 10 principios que orientaron el Programa Económico de la Dictadura Militar 1976-1983, que enunciara el 2 de abril de 1976, el ministro José Alfredo Martínez de Hoz. Un plan de ajuste fallido ejecutado sobre una montaña de cadáveres y desaparecidos. Seguido de un endeudamiento sin precedentes en la economía argentina.
A su vez, tampoco Martínez de Hoz fue original en su formulación. Esos diez mandamientos que Milei les quiere imponer a los gobernadores como precondición de lo que llama «El Pacto de Mayo», no es más que la cuarta remake doméstica que ensayaron: La Dictadura, Carlos Menem, Mauricio Macri y, ahora, Javier Milei. En suma, se trata de retrotraernos 35 años atrás al Consenso de Washington de 1989, impulsado por los EE. UU. a través del FMI, el Banco Mundial y el Departamento del Tesoro. Se trataba de establecer una política económica neoliberal, desreguladora privatizante y amistosa con los mercados que posibilitara crear el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA); una suerte de versión económica y comercial de la Doctrina Monroe, que impidiera el acceso de la UE, Rusia y China, al patio trasero de los Estados Unidos.
No hay nada nuevo en Milei, excepto su extravagante imitación de Donald Trump, la invención de un partido político digital que no tiene sede ni comités, que es puramente virtual y que, en base a su estilo iconoclasta y contestario, y el uso intensivo de trollers y fake news, ha conquistado a buena parte de la juventud y un electorado que buscan en el horizonte mágico, una salida rápida de la inflación endémica de la Argentina.
En suma, Milei es un vendedor de humo que no anuncia nada nuevo, sino que repite por cuarta vez una receta económica que no es sustentable en el tiempo. Su novedad consiste sólo en subirse, sin casco, a una motocicleta que corre a 180 km/h y que, inexorablemente, apunta directo al abismo. Si buscamos alguna racionalidad en esto es que lo que la dictadura no logró hacer en 7 años, ni Menem en 10, aún menos Macri en 4, Milei se propone hacerlo entre 6 meses y 2 años.
El establishment y la derecha esperan que Milei haga el «trabajo sucio», derogar la legislación laboral y social, privatizar los bancos y fondos financieros que todavía conserva el Estado, privatizar las más importantes empresas públicas y entregar al capital financiero internacional los recursos naturales estratégicos y su explotación. Una vez que su figura se desgaste lo suficiente, lo reemplazarán por alguien más confiable para sus patrocinadores y para los acreedores institucionales y privados.
Nada le está saliendo bien. El déficit cero del mes de enero consiste en una cortina de humo, cuya fabricación y venta es su especialidad. En 6 de los últimos 10 años (2013, 2014, 2016, 2017, 2018, 2019 y 2021) se registró superávit primario en ese mes, que luego se transformaría en déficit durante el resto del año.
De hecho, el superávit primario de enero estuvo apoyado —en gran parte— por la decisión del gobierno de no pagarle nada al sector energético y bajar a cero las transferencias no automáticas a las provincias, y en transferir deuda del Banco Central al Tesoro, tres políticas insostenibles en el tiempo.
Su enfrentamiento con los Gobernadores nos retrotrajo a 1820 cuando estos, que componían la Confederación, se alzaron contra el unitarismo de Buenos Aires y comenzaron la anarquía y las luchas civiles que persistieron hasta la batalla de Caseros y la Constitución de 1853. Trasladado a 2023, el panorama parecía terrible.
Entonces Milei sacó de la galera del mago el Pacto de Mayo que está muerto antes de nacer, porque no es un acuerdo sino un contrato de adhesión, donde Milei pone todas las condiciones: 1) Que el Congreso le apruebe una Ley Ómnibus de más de 650 artículos; 2) Que una Comisión Bicameral le apruebe un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) y 3) Si el Poder Legislativo cumple con las dos condiciones anteriores convocará el 25 de Mayo, en la Ciudad de Córdoba, a todos los gobernadores para que firmen ese pacto que los obliga a respetar los 10 principios del Consenso de Washington.
Algún distraído comparó este adefesio con La Moncloa. No, Milei no convoca a los gobernadores por vocación democrática y respeto al federalismo. Su partido no gobierna ninguna provincia. Lo hace porque se lo exigen el FMI y los acreedores internacionales que quieren asegurarse la sustentabilidad de los pagos de la deuda de la Nación y las Provincias, comprometiendo a los gobernadores y las fuerzas políticas a las que pertenecen, a la continuidad del ajuste y la asfixia fiscal que aseguren el pago de la deuda.
Su alineamiento incondicional con EUA, Israel y UK es el principal sustento que lo mantiene en el poder. Milei ha jugado todas sus cartas a que ese trípode geopolítico, y las concesiones que les otorgue, serán la única garantía de que pueda gobernar y completar su mandato, neutralizando a los innumerables sectores internos con los que se ha enfrentado, en el breve período de su gobierno. Ello explica el continuo e interminable desfile de figuras políticas, militares y de las finanzas de EUA, que han visitado Buenos Aires en las últimas semanas. Desde Antony Blinken, secretario de Estado, Brian Nichols, Subsecretario Adjunto para Asuntos Hemisféricos, Brent Neiman, una figura decisiva de la Secretaría del Tesoro y amigo del ministro de economía de Milei, Luis Caputo, quien aprovechó su presencia, para anunciar un plan de estabilización, con apoyo de la Secretaría del Tesoro y el FMI, en la Ancham (Cámara de Comercio Argentina-Norteamericana).
Por el FMI los visitantes fueron Gita Gopinath, número dos de ese organismo y Rodrigo Valdés, director para el Hemisferio Occidental. Este último y Michel Kaplan, subsecretario adjunto del Tesoro, son viejos conocidos de Caputo y tradicionalmente, grandes críticos de Argentina. Sin embargo, ambos organismos todavía recelan de cerrar acuerdos con un gobierno que no ha podido pasar una sola ley en el Congreso. La lista de visitantes de Washington se completa con el Director del Cuerpo de Ingenieros de Ejercito, quien firmó un acuerdo para cooperar con la administración y control de la Hidrovía Paraguay-Paraná, la más importante vía navegable de país, por la cual sale el 80% de las exportaciones de Argentina; el Director de la Agencia Central de Inteligencia Williams Burns y la Jefa del Comando Sur Laura Richardson, interesada en los recursos naturales de la Argentina, como petróleo, gas, reservas acuíferas y litio, así como en la compra de espacios territoriales estratégicos (tradicionalmente no habilitados a adquirentes extranjeros) y el establecimientos de bases militares en territorio argentino, para combatir el crimen organizado y, principalmente, el narcotráfico.
En suma, Milei apuesta fuerte y está decidido a conceder lo que se le pida, a cambio de un préstamo del FMI, con acuerdo de la Secretaría del Tesoro, por 15 mil millones de dólares que le permita reforzar las reservas del Banco Central, requisito para lanzar su Plan de Estabilización y Reforma Monetaria, que sigue siendo su obsesión, ya sea para llegar a la dolarización, a través de una canasta de monedas o cualquier otro instrumento que sustituya el régimen monetario actual. Juega a todo o nada y para lograrlo está dispuesto a conceder el establecimiento de tres bases militares de EUA en territorio argentino. Una en la Patagonia, cerca del Observatorio Espacial Chino, otra en la Triple Frontera de Paraguay-Brasil-Argentina y la tercera en la triple frontera en que se asienta el triángulo del litio Bolivia-Argentina-Chile. Como podrán apreciar el trade off es claro: Milei necesita dólares urgentes y EUA-UK necesitan expansión geopolítica en el Cono Sur de América. El mes de mayo de 2024 será definitorio para ver si este matrimonio se consuma.