No hay error en el subtítulo, algunos acertadamente pensarán que la cuestión de soberanía es del Sahara Occidental y los problemas van entre Marruecos y Argelia, ya que España no tiene un problema de identidad y gobierno, porque tenemos a nuestro soberano, que no es el rey sino Sánchez. Sí, seguimos siendo España, una soberanía diferenciada en la UE, y también somos la vergüenza del viejo continente, ocurre pues, que al divo y sus plañideras no les parece suficiente la que está cayendo con la guerra de Ucrania, o que nos enfrentáramos a Marruecos por acoger en un hospital al líder del Frente Polisario… ahora nos place hacerlo con Argelia. Europa ya no sabe qué hacer con nosotros, somos la meretriz de Marruecos y de Estados Unidos, y en política exterior no hay mayor desgracia que ser la fulana de la Casa Blanca.
Aunque visto de otra forma, si ya somos una república bananera a nivel nacional, coleccionando cromos de los nacionalistas, independentistas y advenedizos de la extrema izquierda, dejar descompensada la política exterior y ser serios no sería muy coherente, es mucho más acertado ser la venta de carretera donde otros países paran para ir al baño. Marruecos controlando el Magreb y la costa atlántica del norte de África, siempre con el beneplácito de Estados Unidos. Argelia, geoestratégicamente traicionada por España, y para llegar a bingo tenemos que Argel disfruta de amistad de Rusia. Vaya, que no solo tenemos un problema de falta de amor de Biden hacía Sánchez, o de gas argelino, o de oleadas migratorias con Marruecos, sino que además Putin es amigo de nuestros «cabreados argelinos».
Ni queriendo se puede hacer peor; para el divo la diplomacia es un todo a cien, donde el ministro de Exteriores Albares es un peón más, y aquí paz y luego gloria. Es una forma de hablar, no hay gloria en nuestra pérdida de reputación internacional y en que nos dirija un actor salido del camarote de los Hermanos Marx. Hasta Poco Yo sabe que los Estados Unidos tiene en Marruecos un socio mucho más fiable que España, y lo que nunca hará la Casa Blanca es confundir la propaganda sanchista con el poder de Mohamed VI, rey de Marruecos. Si Biden no ha movido un dedo por Ucrania es porque de política exterior y de defensa sabe lo suyo, y porque la inteligencia americana ya ha hecho sus deberes sobre Sánchez.
Después de cargarse medio siglo de nuestra política magrebí, nuestro dueño y señor del gobierno activa todos sus medios de comunicación, y nos dice que reventar las expectativas estratégicas de nuestro principal proveedor de gas es una iniciativa magnifica. A veces pienso que somos indignos por no tener esa inteligencia, pero se me pasa cuando voy a echar gasolina. Perjudicadas las empresas españolas con negocios en Argelia, incitando a otra fuente de inmigración ilegal que nos regalará incontables pateras, aplastando a las empresas y ciudadanos españoles con una inflación adicional que ya está casi en el 9%, somos más pobres que nunca, y el gobierno de España responde que no es justa la reacción de Argelia, que le parece desproporcionada.
El divo confía ahora en que la presión de las instituciones europeas le ayude a resolver la crisis con Argelia, dado que las relaciones comerciales con países terceros son competencia de la Comisión Europea, y Argelia parece haber recogido el guante. El gobierno argelino lamenta la premura con la que la Comisión Europea reaccionó sin consulta previa ni verificación alguna con el gobierno argelino, a la suspensión por parte de Argelia de un tratado político bilateral con un socio europeo, en este caso España, sin comprobar que esta medida no afecta ni directa ni indirectamente a ninguno de sus compromisos contenidos en el Acuerdo de Asociación Argelia-Unión Europea.
Esto es lo mismo que decir que el conflicto diplomático ha alcanzado a la UE, que es lo que quería nuestro gobierno. Así que el ministro de Exteriores, Albares, y superando a la señora Laya en sus declaraciones, nos informó que no era el momento de hacer autocrítica por la mala gestión de este conflicto diplomático que ha involucrado a Argelia, Marruecos y el Sahara Occidental y que ha llevado a esta situación: «no estamos aquí para hablar de lo que ha hecho el Gobierno de España sino de las acciones unilaterales de las autoridades argelinas». Y ya que Albares ejercía de faraón también reprochó al PP su posición crítica llamándolos desleales por no apoyar al gobierno en estas circunstancias.
Con semejante discurso, una se pregunta si es una cuestión de medicación, o de vergüenza, porque en el primer caso hasta llegaría a entenderlo. En respuesta, el comunicado oficial de la Comisión confirma que el ejecutivo comunitario va a analizar el caso, sin prisas, incluida la instrucción dada a las instituciones financieras para detener las transacciones entre los dos países, que en principio parece violar el acuerdo de la UE-Argelia, en particular en el área de comercio e inversión.
La UE ya no sabe dónde mirar, harta de nuestra inflación, de nuestros socios independentistas, de que incumplamos reiteradamente con los planes de crecimiento, de ser un polvorín en la política de inmigración, de nuestros millones de desempleados… y que después de 50 años le estemos creando problemas de un calado muy profundo en el área del Magreb. Porque además Argelia no niega haber suspendido su acuerdo de amistad con España, un matiz político que era de esperar, pero señala que la idea de congelar operaciones corrientes es falsa. De hecho, reitera la continuidad de los compromisos de suministro de gas y sus compromisos económicos.
Hay fuentes que apuntan que las escuchas de Pegasus podrían estar relacionadas con la forma repentina del divo, sin consultar a su partido, el parlamento, a su gobierno y al rey, de ponerse del lado de Marruecos en la cuestión del Sahara. Es muy grave todo lo que hace y ser tan despótico negando la evidencia es una falta de catadura moral imputable por lo criminal. Cada vez que el gobierno trata de tranquilizarnos con sus análisis, de los datos económicos, lo único que hace es incurrir en un ejercicio de negacionismo de la profunda crisis que ha generado a España.
En el reparto estelar tenemos a Nadia Calviño, diciendo a los españoles que «de momento no se espera una espiral inflacionista», con una inflación de 8.7 puntos me preocupa poco la forma geométrica, si es espiral o son pompas de jabón, pero señora esto empieza a convertirse en un gran problema que amenaza con arrastrar estructuralmente a nuestra economía. Aquí tampoco ocurre nada, igual que en política exterior, a lo sumo, los sindicatos siguen exigiendo un alza en los salarios, es el monodiscurso aparente para no levantar sospechas de que están alineados con el gobierno. Las movilizaciones siempre contra los empresarios nunca contra el gobierno. Si la izquierda viviese así económicamente con un gobierno del PP ya habrían quemado las calles y tomado el Congreso con panderetas, tiendas de campaña y perros con flautas, argumentando que la derecha no se ocupa del trabajador y que los ciudadanos no pueden vivir en esa pobreza despótica.
Gracias, a los hechos me remito, la criatura que tenemos es vuestra, sois el padre, Sánchez nos ha dado un hija nueva, una España nueva, en la que somos ciudadanos muy pobres, una criatura que sufre la inflación subyacente de los precios ajenos a los combustibles, donde el incremento de los precios en la alimentación es del 12% interanual, la mayor subida desde 1995, y los transportes se han encarecido el 15%, los carburantes son un 20% más caros que el pasado mes de enero, repito enero, y un 33% más que en mayo de hace un año. El Banco Mundial empieza a alertar de estanflación, organismos como la OCDE o el Banco de España siguen revisando a la baja las expectativas del crecimiento de nuestra economía.
Y la respuesta del gobierno siempre es la misma, la sonrisa del divo, la idea de que todos somos poco listos y que nos traguemos su propaganda oficial, convertida en un relato de Aladino y la Lampara Maravillosa. Todo lo que rodea a Sánchez es desgracia y alarma, y ahora la crisis con Argelia. Y a pesar de sus esfuerzos, la realidad es que comienza su etapa de decadencia, midiendo no salir a la calle para no ser abucheado y evitando ruedas de prensa. La culpa de todo antes era del covid, luego de Putin, y ahora con el Sahara Occidental y Argelia ¿dónde te gustaría llorar querido Pedro?