El capitalismo es un sistema muy productivo y ágil. A pesar del coronavirus y la guerra en Ucrania, se sostiene con fuerza, sus raíces vienen luego de las monarquías con el impulso de la iniciativa individual que permitió la labor de artesanos y pequeños productores agilizando un mercado incipiente. No obstante, hoy presenta muchas lagunas, que son su piedra en el zapato.
Las necesidades en el capitalismo
Para crecer, el capitalismo ha necesitado crear necesidades que, según el grupo económico beneficiado (clase media), ha sumido al sistema en una espiral inflacionaria tendiente a resquebrajar sus bases. Veamos la aparición de las tarjetas de crédito, que además de limitar el ahorro y la formación de capital e inversión que vaya más allá de los bienes suntuarios que seducen a la clase media, deja por fuera a grupos económicos menos favorecidos.
Es cierto, la economía crece, pero las monedas, sobre todo de naciones periféricas, las más pobres, pierden valor, afectando el poder adquisitivo de estas y empobreciendo su producción y a los más pobres. Se empobrece la producción como un todo, limitando posibilidades de mayor crecimiento real. Recordemos que, en un sistema de mercado, la acción de cada individuo cuenta dentro del conjunto.
Ahora veremos, con las tarjetas de crédito, la gente mejora su calidad de vida, en especial la clase media, pero ya sus cuentas se están viendo saturadas porque su real poder de endeudamiento no es ilimitado. Tendrán que restringir los gastos, contrayendo con ello las variables clásicas del sistema.
Con las tarjetas de crédito también se han visto favorecidas las clases más ricas, por los plazos sobre todo y la facilidad de pagar sin efectivo.
Descrito todo lo anterior, llegamos a la conclusión de que en la actualidad la tan nombrada curva de transformación de las economías se convierte en una caricatura, pero dantesca.
Futuro a corto plazo: disminuirá la demanda de tarjetas de crédito y el consumo con las mismas. La curva de transformación define: producción de bienes y servicios de acuerdo con disponibilidad de capital y recursos del trabajo.
Como vimos arriba, esta curva está manipulada: el recurso de trabajo (mano de obra) abunda en un sistema con desempleo galopante. Ya las tarjetas de crédito no enmascararán esta realidad. El capital abunda, en grandes cantidades, pero concentradas. Y estos dueños del capital son también devoradores de bienes suntuarios. Inflación, desempleo y pobreza provocan contracción de la economía.
Este panorama significa especulación, pues solo beneficia a los grupos financieros, a quienes favorece la inflación pues captan más circulante en el mercado, que les llegará abaratado, pero que, a mediano plazo, con la revaluación de las monedas adquirirá mayor valor. Y sigue la espiral del cuarto infierno.
La curva de oferta y demanda en este contexto
En un contexto de especulación con la recurrente inflación, los más afectados son los desempleados y más humildes a quienes costará sin recursos acceder a sus bienes básicos, que estarán a precios desorbitados (parte del cuadro inflacionario). Y mucho también a las clases medias, ya de por sí golpeadas también.
La posible participación estatal en tal estado es limitada, pues estos capitales especulativos no tienen fronteras, son flexibles en cuanto a los sitios donde se instalan, siempre van de paso para devorar recursos y existen paraísos fiscales donde se burlan todos los controles.
Entonces la ley de la oferta y la demanda se queda en 0, ya no tiene un balance positivo, que es su objetivo básico. ¿Por qué? Además de lo anterior (especulación con inflación), hay un mercado que ya no puede crecer más, porque la demanda está contraída por los altos precios de los productos y con ello la oferta no puede aumentar, no abundan quiénes compren. ¿Despedir? Ello significa para las empresas, además de mayor pobreza y contracción de la economía, no crecer, no más ganancias, no más aumento de riqueza y posibilidades de ahorro y con ello, de nuevos emprendimientos.
La ley de la oferta y la demanda establece que los precios en un sistema de mercado los determina el juego entre ambos factores, que siempre estarán, oferta y demanda, en equilibrio positivo por supuesto para la oferta o sea el capital, que dispondrá del factor despedir a empleados para lograr el equilibrio positivo de la oferta o sea del capital.
He ahí las grandes contradicciones del capitalismo de hoy. No ha logrado responder a las necesidades de la sociedad. El bien común era su norte filosófico político. Pues lo perdió.
Necesidades de un sistema en crisis:
Detener especulación y con esto la inflación. Habrá entonces más posibilidades de crecimiento de un capital real productivo, no parasitario. Se beneficiarían todas las clases sociales.
Aumentar la demanda bajando precios, ello agilizaría la actividad económica y significará a mediano-corto plazo recuperación de capital perdido en crisis, aunque requiera para el capital un merecido, sí, merecido sacrificio momentáneo. La recuperación de capital significará frenar posible inflación y desenfreno en caída de precios. Cabe decir que en un sistema inflacionario ya endémico el capital real tendrá siempre las de perder y solo les queda como camino sostener para soportar las crisis recurrentes, pues en una de ellas pueden agotar sus recursos y dejar de ser útiles para el sistema, o sea, quebrar.
Cambio estructural activo con participación de todos los sectores sociales para establecer formas de control de precios y control del desempleo, aunque ello signifique romper el equilibrio de la oferta demanda, ya de por sí roto por la especulación. Además, en la realidad actual esta ley es anacrónica.
Crear una curva variable de satisfacción de necesidades por sector económico. Esta curva se basará en encuestas periódicas que midan relación entre precios y niveles de satisfacción por sector social (ello mostrará el éxito o no del sistema y ayudará a tomar decisiones).
Hacer balances periódicos capital-trabajo para permitir una necesaria paridad necesidades-intereses.
Promover nuevos emprendimientos como pequeñas empresas organizadas en panales productivos sectoriales, o sea grupos de empresas reunidas con el interés de crecer económicamente y lograr un mayor nivel de vida para sus miembros. Puede iniciarse este proyecto con pequeñas empresas ya existentes.
He tratado de resumir aquí mis inquietudes en el campo de la Economía. Mi interés solo es para que personas preparadas en el campo puedan analizarlas.