Abraham Lincoln, habiendo sido elegido presidente de los Estados Unidos, pero iniciándose en su periodo una guerra civil, entre los estados del norte y del sur (esclavista), decía:
Nosotros rezamos al Señor para que sea nuestra la victoria, porque creemos tener la razón. Pero los del bando contrario le rezan también pidiéndole la victoria, porque creen estar en lo justo. ¡Qué pensará el Señor de nosotros!
La guerra en la sociedad es la más cruel de las violencias, ya que no respeta edad, sexo, discapacidad, religión, ideología, trabajo y, además, destruye la infraestructura de los pueblos o países, y, sobre todo, lesiona la identidad que se estaban forjando los niños; figuras inocentes dentro del juego de la maldad de destrucción político militar de los hombres.
Desde la antigüedad remota al presente el hombre se dio cuenta de que, mediante la agresión que poseía como carácter innato para defenderse, si esta la ejercía en forma violenta, ya sea individual o en grupo, contra otros seres humanos podría obtener cosas como: alimentos, tierras, riquezas, esclavos, espacios naturales para usufructuarlos, etc. Esa actitud de violencia llevó a los humanos a atacar a otros humanos, conquistando así lo anterior, pero destruyendo y matando sin una verdadera necesidad y solo por el provecho que obtenía con esa conducta violenta.
Primero fabricaron armas con piedras y lanzas usando palos de los árboles, luego arcos y flechas, posteriormente hachas y mazos con los que lograban matar con mayor eficacia a los oponentes. Al aparecer los sumerios, en la Mesopotamia hace unos 6,000 años y en otros lugares, se agruparon en poblados y luego en ciudades, y, para proteger sus cultivos de las hordas nómadas que se los querían robar, organizaron grupos de personas para cuidarlos y defenderse de ellos. Con el tiempo a esos grupos se les llamó policías, y luego tropas o ejércitos.
Pero, al tener un ejército protector, surgió la tentación de conquistar otros pueblos o ciudades-estados y, desde entonces esto ya no nunca paró. Las herramientas para uso individual mediante la fuerza física pasaron a segundo plano al inventarse la pólvora, los rifles, los cañones y las bombas y entonces cada pueblo (si podía) y para no estar indefenso se dedicó a buscar cómo obtener las mismas y, armarse hasta los dientes para defenderse según se decía.
Fue así como comenzó desde hace siglos una carrera armamentista que persiste en la actualidad y que eufemísticamente las autoridades civiles y militares de cada país señalan es solamente para obtener el respeto y el temor a una represalia de un «probable agresor o enemigo». Pero, lamentablemente, el marco de la lucha violenta se fue ampliando hasta llegar a la Primera y Segunda Guerras Mundiales de inicio en los años de 1914 y 1939, donde los cultos y cristianos pueblos de Europa se enfrentaron destructivamente, extendiendo la guerra al Asia y haciéndola general. Lo peor es que los pueblos de Alemania e Italia y Japón fueron inducidos mediante el engaño a ir a la guerra sin una justificación adecuada.
No se entiende como los gobiernos de Europa cuando Hitler se anexó Austria, y luego Checoslovaquia, continuaron creyendo en sus cantos de paz, si, este megalómano dictador nazi había escrito lo siguiente:
La naturaleza no ha reservado el suelo europeo para su posesión para ninguna nación en particular, por el contrario, este suelo existe para el pueblo que tenga la fuerza para expropiarlo (Mein Kampf).
Después de un inicio triunfal del grupo nazi-japonés, los llamados «aliados», los Estados Unidos, Canadá, Rusia, e Inglaterra, y otras naciones. devolvieron con sus armas la destrucción creada por los otros, dejando devastada la infraestructura de los invasores y devolviéndoles así todo el daño que habían provocado y dejándolos en ruinas con una pérdida de vidas humanas estimada en 60 millones de personas, quedando al final Europa y Japón destruidos.
Quedaron vencedores en 1945, dos grupos antagónicos ideológicamente hablando. Por el área del liberalismo, el capital y la democracia, los Estados Unidos, Canadá y los países del centro de Europa. Y la Unión Soviética y los países europeos adyacentes, así como China, Vietnam, y otros con ideología comunista. De todos es conocido cómo la Unión Soviética, con el ascenso en 1985 de Mijaíl Gorbachov, con el tiempo se fragmentó en Rusia y diversos países, quedando Rusia muy debilitada militarmente en cuanto a la división clásica de marina, ejército de tierra y aire, si se compara con la época recién pasada, pero infinitamente superior militarmente por ser una de las tres grandes potencias nucleares, junto con los Estados Unidos y China. Entre los tres pueden destruir varias veces a la humanidad.
Debemos apuntar que quien recurre a la guerra, se justifica aduciendo que lo hace por un motivo justo y señala que fue provocado por el contrario que traicionó su confianza de alguna manera. Para ello poseen sistemas de propaganda con expertos para convencer a las masas de su país de apoyar su decisión de hacer una guerra (mediante la violencia armada), y usualmente logrando que su pueblo se entere de lo sucedido, únicamente mediante sus medios de prensa.
Siempre existe un país agresor y uno agredido, al agresor no le agrada que lo señalen así. Al final solo los vencedores son los que pueden justificar su manera de actuar.
Debemos subrayar que ni Rusia ni los Estados Unidos son santos para confesarse con ellos, pues ambos representan a naciones que en diplomacia se dice que «no tienen amigos, solo intereses» y para demostrar eso voy a señalar los prolegómenos de esta guerra de Rusia contra Ucrania, cuyos antecedentes se remontan a antes de la Primera Guerra Mundial. En esa época Ucrania era un país independiente, pero, al formarse la Unión Soviética, esta la absorbió, pese a no desearlo ella, ya que, era el granero de Europa y Stalin les quitaba sus cultivos y aterrorizó y masacró esa nación por años.
Al desintegrarse la Unión Soviética en 1989 quedó como Rusia y una serie de países que conformaban la Federación Rusa, quedando Ucrania independiente, pero supuestamente bajo el amparo de Rusia y con presidentes prosoviéticos. Sin embargo, en el 2014 el pueblo derrocó al último de esos presidentes (según Putin, con ayuda de EE. UU.) y fue elegido en su lugar un «comediante» llamado Volodimir Zelenski (durante esta guerra ha demostrado ser todo un valiente señor) quien, escuchando el clamor de democracia de su pueblo, estaba tratando de lograr que su país entrara a la organización militar europea y de Estados Unidos, la OTAN. Putin no acepta el expansionismo de la OTAN, pues se acercaba a su país, y por ello esta invasión, que de todos modos era esperada, ya que en el 2014 se había anexado la península de Crimea aduciendo que el 60% era una etnia rusa que hablaba dicha lengua, además de estar una base naval de Rusia. Por otra parte, una Ucrania democrática era un mal ejemplo para Rusia.
De última hora y debido a la tremenda destrucción de su nación, hoy 15 de marzo, Zelensky dice a la prensa que él promete que Ucrania no entrará a la OTAN.
Esta guerra entre Rusia y Ucrania es la última guerra preventiva en pleno siglo XXI; lamentablemente, según la prensa, se está cometiendo un genocidio con el pueblo de Ucrania, ya que hay un exterminio sistemático no solo de la infraestructura, sino de vidas en las ciudades de Mariúpol y Kiev. Ahora todo depende de la capacidad para infligir daño al ejecito ruso de parte de los militares ucranianos, y de la resistencia del pueblo.
Antes de hablar de la otra injusta guerra preventiva en este siglo, pero, en este caso, provocada por los Estados Unidos y otros países contra Irak, paso a señalar lo siguiente.
De 1979 a 1992 existió una guerra entre la Unión Soviética —luego Rusia— en contra Afganistán, donde el ejército soviético apoyó a la fracción socialista gobernante de ese país, que estaba enfrentado a los muyahidines, un grupo de guerrilleros afganos islámicos que pretendían el poder. Estos pudieron resistir a los rusos, debido a que los Estados Unidos, Inglaterra, Arabia Saudita e Irán (increíble la asociación) apoyaron con armas y dinero por años a esos guerrilleros de Afganistán. Rusia abandonó esa guerra después de 9 años de lucha y se retiró en 1992. Y Afganistán paso a ser un estado islámico.
Al desintegrarse la Unión Soviética, se formó la República de Chechenia por grupos de separatistas chechenos que declararon la independencia dejando de lado a los políticos prorrusos, por lo que, en 1994 el ejército ruso trató de recuperar esa República peleando (la primera guerra) sin lograrlo hasta el año 1996, fecha en que el ejército ruso dejó ese país. Sin embargo, las luchas entre facciones socialistas y de partidarios del islam, creaban gran inestabilidad, por la que Rusia amenazaba con invadir. Por esos tiempos un grupo de separatistas terroristas del islam provocaron atentados con muertes de ciudadanos soviéticos en varias ciudades rusas. Aunado a eso un grupo checheno proislamita y separatista invadió a su vecino Daguestán prorruso, y, entonces en 1999 Vladimir Putin ordenó un nueva la invasión rusa a Chechenia (la segunda guerra) para debilitar sus defensas. Después de un asedio feroz de varios meses de su capital Grozni, fueron vencidos. He señalado lo anterior para que no espere el pueblo de Ucrania una paz con Rusia, lamentablemente, van a ser masacrados por el ejército de esta nación quienes están ya bombardeando sin piedad a las ciudades de Mariúpol y Kiev, bajo la estrategia del terror acostumbrada ya por Putin en Chechenia, y ahora los habitantes de Ucrania viven bajo sus escombros, sin agua, luz, calefacción y alimentos y sus calles llenas de muertos, provocado todo ello para que se den por vencidos.
No olvidamos también que, después de la disolución de la Unión Soviética en el año 1991, Georgia había conseguido la independencia de Rusia (Moscú), pero, en el 2018 Rusia le hizo la guerra a Georgia al apoyar a dos separatistas y autoproclamadas Republicas, Osetia al sur y Abjasia (ambas siempre habían sido prorrusas, aunque pertenecían a Georgia). El ejército ruso aplastó al de Georgia y esta perdió la guerra y las regiones.
En septiembre del 2001 el pueblo de los Estados Unidos vio con horror cómo su país, el más fuerte del mundo militarmente hablando, fue atacado en su propia tierra por un grupo de terroristas islamista que destruyeron dos edificios de Nueva York, llamados las Torres Gemelas, asesinando a tres mil personas. La respuesta fue un justo y contundente ataque contra Afganistán (país al que habían ayudado a combatir contra Rusia), y gobernado por los talibanes que albergaba al grupo terrorista de Al Queda cuyo cerebro era Osama bin Laden, un rico terrateniente de Arabia Saudita. Muy rápidamente los estadounidenses derrotaron a los talibanes y los exilaron. Después de 20 años de ocupación y habiendo fracasado en democratizar esa nación, salieron a toda velocidad en septiembre del 2021.
En el presente siglo XXI la otra guerra «preventiva» injusta ha sido la Invasión de Irak en el 2003, por los Estados Unidos y otros países, aduciendo que Sadam Husein, su presidente, tenía armas de destrucción masiva, pese a que, las Naciones Unidas (ONU) había señalado que no era cierto, lo que en realidad se deseaba era el control de su petróleo y tener un país supuestamente democratizado en el Medio Oriente. Nunca se demostró la existencia de esas armas; al final los norteamericanos dejaron Irak varios años después en el 2011. Esta guerra tuvo un gigantesco costo en dinero y vidas, que, como siempre, lo pagó el pueblo norteamericano, dejando a Irak muy destruido, con un gobierno poco popular y lleno de terrorismo entre las facciones chitas y sunitas de ese país.
Recordemos también que, para el pueblo de los Estados Unidos, el abandono de Afganistán significó no solo una derrota militar, sino sobre todo una sangría económica, ya que mantener una guerra como esa por 20 años, tuvo un costo de $2.3 billones. Pero, sí hubo ganadores, ya que fue un gran negocio para la industria de guerra de ese país donde varias empresas privadas se llenaron los bolsillos con miles de millones de dólares gracias a contratos con el Pentágono.
Lo que es difícil de entender, es, cómo es posible que la «inteligencia militar» de los Estados Unidos haya podido creer que Afganistán e Irak, pueblos cuya religión es el islam puedan ser adoctrinados ideológicamente tratando de hacerlos democráticos, ya que para eso deberían dejar su religión donde el Corán rige todas las actividades de la vida de los pueblos. Por cierto, ni siquiera Alejandro Magno, que conquistó Persia (que incluía a Irak) y el resto del mundo conocido, quiso conquistar Afganistán ya que consideraba esas inhóspitas montañas y a sus guerreros, difíciles de dominar.
Sigmund Freud, escribió a propósito de la guerra:
La evolución no hace más dóciles y humanas las técnicas bélicas, sino que las convierte en más crueles e insoportables… Nos sentimos confundidos al no poder reconocer la diferencia entre el extranjero y el enemigo, se descubre que la rivalidad y la enemistad están dentro de nosotros mismos… Esto se deriva del hecho de que ser hombre no equivale para nada a tener humanidad; además, la guerra marca el final del sueño de una existencia pacífica.
Se ha señalado que para evitar las guerras tiene valor la frase si vis pacem para bellum: «si quieres la paz, prepara la guerra», como una primicia preventiva para evitar un conflicto, supuestamente del famoso general y filosofo chino Sun Tzu, quién en el año 544 a. C., señaló que lo anterior puede dar resultados. Sin embargo, hay muchos ejemplos a través de los siglos que contradicen esto, ya que en la antigüedad al armarse un país con el correr del tiempo atacaba a otros.
Ejemplo de esto, las constantes guerras entre las ciudades/Estados de las civilizaciones sumerias, acadias, babilonias, asirias, Persia contra los griegos, Esparta vs Atenas, esta contra Tebas, Macedonia contra todas las griegas, Alejandro conquistando Persia, los romanos conquistando el mundo, y peleando entre sí y por las provincias y mucho antes, las luchas de los cananeos contra los israelitas y estos contra los filisteos y luego contra los palestinos; los mongoles descendientes de Gengis Khan invadiendo China y luego el Oriente Medio y hasta Europa y lo mismo los hunos de Atila; el profeta Mahoma después de apoderarse de Medina y la Meca, sus seguidores los musulmanes conquistando tierras en el Medio Oriente y hasta España y la actual Turquía.
La guerra de los Estados Unidos contra España por Cuba y Filipinas. La invasión del ejército norteamericano contra México, perdiendo este parte de su territorio. Las luchas entre la India y Pakistán por Cachemira. La invasión de japón a China. La guerra entre las dos Coreas. Las innumerables guerras entre los pueblos africanos. Las guerras ya descritas de Afganistán, Chechenia y Irak, y para no llenar páginas y páginas de las guerras habidas entre otros pueblos y países, finalmente llegamos a la invasión y guerra de Rusia contra Ucrania del momento actual. Lo raro es pues que el mundo tenga momentos de paz duraderos, hasta hoy el «hombre ha sido el lobo del hombre» como señalaba el filósofo Hobbes.
Por cierto, la sentencia latina citada antes y achacada a Sun Tzu, al parecer, en realidad pertenece al escritor romano de temas militares del siglo IV, Flavio Vegecio. Y subrayamos que a fin de cuentas no parecía estar equivocado, si un país se prepara para la guerra, evita esta. Pues desde 1948 al 2021, aunque ha habido muchas guerras y enfrentamientos entre países, sin embargo, no se ha presentado otra guerra mundial, debido al carácter disuasorio de las armas nucleares en posesión especialmente de los Estados Unidos, Rusia, China, la India y Pakistán e incluso Israel; esto ha evitado que los países árabes y musulmanes veinte veces más numerosos y que lo rodean, no la hayan vuelto a atacar.
La razón para evitar una guerra entre naciones con armas atómicas que podría dar como resultado la aniquilación total de los países enfrentados es precisamente ese elemento disuasivo. Ahora bien, en este momento hay el gran peligro de si Rusia continúa avanzando más allá de Ucrania hacia los países de la OTAN, o si esta y los Estados Unidos deciden, debido al genocidio a que Rusia está sometiendo a Ucrania, darle protección aérea o militar por tierra, la Tercera Guerra Mundial puede estallar.
El general prusiano Karl von Clausewitz decía que la guerra era la continuación de la política por otros medios y que usualmente los contendientes recurrían a esta cuando se estimaba que las ganancias superarían a las perdidas potenciales. Según él, este era el elemento racional de una guerra; los otros eran el odio, la enemistad y la violencia primitiva. Maquiavelo señalaba que, las causas que impedían la unificación entre las ciudades-estados de Italia eran diversas y complejas y generaban odios y pasiones entre facciones, pero había que llegar a un acuerdo al inicio buscando comprender las causas del enfrentamiento, y hacerles saber las consecuencias de una guerra con pérdida de vida y bienes materiales para disuadirlos de una guerra, ya que una vez que esta se inicia es casi imposible detenerla.
Albert Einstein, después de ver como su fórmula matemática E=mc2 había dado lugar a la bomba atómica, se volvió un pacifista fanático y luchó toda su vida para tratar de crear una institución supranacional más poderosa que la ONU, con el fin de que esta impusiera la paz y prohibiera la creación y uso de armas atómicas. Algo que no se ha logrado aún. Él decía «si surge una tercera guerra mundial, los pocos hombres que quedarán, harían una cuarta guerra solamente con piedras, pues serían las únicas armas que conseguirían».
Finalmente, a propósito del empleo de armas atómicas, voy a dar a ustedes un resumen de un discurso que Gabriel García Márquez envió para ser leído al inaugurarse la Universidad de la Paz en Costa Rica.
Un minuto después de la última explosión, más de la mitad de los seres humanos habrá muerto, el polvo y el humo de los continentes en llamas derrotarán a la luz solar, y las tinieblas absolutas volverán a reinar en el mundo. Un invierno de lluvias anaranjadas y huracanes helados alterará el curso de los océanos y los ríos, cuyos peces habrán muerto de sed en las aguas ardientes y los pájaros no encontrarán el cielo, las nieves perpetuas cubrirán el desierto del Sáhara, la vasta Amazonia desaparecerá de la faz del planeta… Los pocos seres humanos que sobrevivan al primer espanto, y los que hubieran tenido el privilegio de un refugio… solo habrán salvado la vida para morir después por el horror de sus recuerdos. La Creación habrá terminado. En el caos final de la humedad y las noches eternas, el único vestigio de lo que fue la vida serán las cucarachas.