Visitar el Centro de Innovación Tecnológica de Syngenta en Enkhuizen (Holanda) es casi como sumergirse en un lugar de ciencia ficción: tal es el cuidado y la atención a la investigación agrícola de esta empresa.
El propósito fundamental de Syngenta, una de las principales empresas agroindustriales del mundo es «desarrollar el potencial de las plantas al servicio de la vida», y para ello «el agricultor está en el centro de todo lo que hacemos», dijo Jeff Rowe, presidente de Syngenta Seeds, recordando que «todos nuestros colaboradores, más de 26.000 personas que operan en más de 100 países, tienen un propósito: pensar como un agricultor, la única forma que nos permite desarrollar soluciones integradas para cultivos que satisfagan las necesidades y requisitos para poder ponerlos a disposición a gran escala».
Comprometida con el desarrollo de la agricultura sostenible a través de la investigación y tecnologías innovadoras, es una realidad única que integra habilidades, recursos científicos y soporte técnico comercial para proponer soluciones concretas e innovadoras en el mercado con el fin de poder contribuir a enfrentar un de los desafíos más difíciles de nuestro planeta: detener el cambio climático.
Para garantizar una mayor seguridad alimentaria en un mundo cada vez más densamente poblado, en modo sostenible para el medio ambiente, a través de un cambio en la productividad agrícola, la estrategia de esta empresa se centra en la innovación, especialmente en investigación y desarrollo. Syngenta, de hecho, se propone como un punto de referencia, capaz de brindar un soporte adecuado a las diferentes necesidades de todos aquellos que optan por hacer agricultura al ritmo de los tiempos, enfocándose en la innovación, la calidad y la sostenibilidad, para producir más y mejor.
Para superar los grandes retos globales, sobre todo a nivel del cambio climático y garantizar un futuro sostenible, la investigación científica es fundamental, sobre todo con el fin de desarrollar el potencial de las plantas al servicio de la vida. Jeff Rowe es claro: «Nuestra ambición es contribuir a una mayor seguridad alimentaria de una manera ambientalmente sostenible. Para 2050, los agricultores de todo el mundo tendrán que alimentar a dos mil millones de personas más y tendrán que hacerlo a medida que da disminuyendo la tierra disponible para la agricultura. Es un desafío serio y la seguridad alimentaria mundial depende de ello».
En este sentido, agrega Rowe: «Syngenta juega un papel clave en la cadena para alimentar a la población mundial: queremos ser el equipo más confiable en agricultura, proporcionando las mejores semillas y pesticidas innovadores para aumentar el bienestar de agricultores, en todo el mundo. De hecho, gracias al poder de nuestra ciencia y nuestras soluciones innovadoras de cara a los cultivos, permitimos que millones de productores hagan un mejor uso de los recursos disponibles al transformar la forma como se procesan los cultivos».
Y como ejemplo concreto del potencial de los productos que ofrece Syngenta, en el Piamonte, en los cerros de Roero, encontramos la finca Angelo Negro. En esta zona se cultivan viñedos desde 1670, y como explica Angelo Negro, tataranieto del fundador de esta familia de viticultores: «trabajamos para interpretar mejor el potencial de este rincón del Piamonte, fabricando nuestros vinos con las cepas autóctonas, cada una valorada en su propia identidad».
«La pasión que anima nuestra profesión y la relación de amor y respeto que nos une profundamente al territorio tienen orígenes ancestrales», agrega Negro: «La nuestra es, de hecho, una familia histórica, orgullosa de sus raíces y orgullosa depositaria de un valioso patrimonio de conocimientos y tradiciones».
Setenta hectáreas en los territorios de Monteu Roero, Canale, Neive, Serralunga en esta empresa de tradición centenaria donde se entrelazan historias de varias generaciones en el camino de la empresa Angelo Negro e hijos, productores con pasión de los vinos Langa y Roero sólo de viñedos de origen autóctono, que en 2016 pasó a formar parte de la red implementada por Syngenta: el modelo Interra Farm.
El entramado de empresas que están unidas a través de este modelos se caracteriza por la adopción de herramientas, tecnologías innovadoras, actividades de formación e información fundamentales para la difundir la cultura de protección del territorio y del viñedo, gracias a prácticas virtuosas que defienden la biodiversidad y el uso sostenible de productos fitosanitarios.
La opción de centrarse en las cepas autóctonas elaboradas con métodos tradicionales y la constante atención a la calidad, también gracias al aporte de Sygenta, pronto dieron sus frutos: a partir de los años ochenta los vinos de la finca Angelo Negro e Figli comenzaron a obtener consenso, primero en Italia y luego a nivel internacional.
Esta empresa y la sinergia con Syngenta demuestran que la agricultura productiva y un entorno vivo rico en biodiversidad pueden coexistir: aquí se han puesto en práctica soluciones concretas encaminadas a transformar los márgenes de los campos cultivados en nuevos hábitats para garantizar fuentes de alimento para los polinizadores, aumentando su presencia en términos de especies y tamaño de las poblaciones dentro de las áreas cultivadas.
También en el borde de los viñedos se siembran esencias especiales para asegurar una buena cobertura de las legumbres: desde la zulla (Hedysarum coronarium), hasta el trébol por citar un par de ejemplos; lo que ha permitido registrar un aumento importante en el número de abejorros, mariposas y otros insectos benéficos. Además, esta iniciativa va acompañada de la adopción de un sistema de drenaje especial para reducir la erosión del suelo como consecuencia de las lluvias cada vez más frecuentes, clara evidencia del cambio climático en curso.
Y para hacer frente a los retos del cambio climático, Sygenta inauguró en 2017 en Enkhuizen, una pequeña localidad del norte de Holanda, el moderno Centro Tecnológico, con más de 1700 m² distribuidos en diferentes ambientes para la investigación y desarrollo de nuevas variedades donde la innovación tecnológica aplicada permite proporcionar datos repetibles y fiables.
Es una estructura de alta tecnología, dividida en varias áreas diferentes, dedicadas respectivamente a entomología, fitopatología, vivero y biología celular. Todo el Centro fue diseñado siguiendo los más altos estándares tecnológicos con el fin de analizar los diferentes germoplasmas de cultivos con el objetivo de hacerlos resistentes a una amplia gama de enfermedades, plagas y en general a todos los desafíos que implica el cambio climático.
Todo esto que parecería ciencia ficción tiene un propósito concreto, y nos afecta directamente a todos: evitar el desperdicio de alimentos y enfrentar los desafíos del cambio climático. Y para hacer esto, a través del programa de desarrollo de semillas, un sector clave se destina a producir vegetales que tienen menos probabilidades de echarse a perder en el traslado, en las estanterías de los negocios, o en los hogares mismos de las personas.
Además, Syngenta Vegetable Seeds ha creado un brócoli con tallos tiernos que se pueden comer sin necesidad de pelar... y una mini sandía sin semillas que evita la necesidad de partir esta fruta de grandes dimensiones, que no siempre se puede terminar antes de que se eche a perder.
Como puede verse, la agricultura tiene más sutilezas de las que la gente puede imaginar. Con la línea de productos llamada EasyBroq, Syngenta es parte de un esfuerzo general para reducir el desperdicio de alimentos en la cadena de suministro desde diferentes ángulos y con diversas perspectivas, por lo que es una respuesta importante a este enorme desafío global que es el cambio climático.