Las elecciones presidenciales del 18 de junio en la República Islámica de Irán tienen una serie de retos que siguen aflorando en la situación del país. En términos generales, la decisión de una nueva cara en la presidencia no cambia demasiado las políticas estatales ya que por constitución el artículo 4 establece que todas las leyes propuestas deben ajustarse a criterios islámicos,1 ante lo cual cualquier iniciativa debe ser aprobada por al menos seis clérigos del Consejo de Guardianes de doce miembros que son los que determinan finalmente si es compatible con los principios chiitas del Estado teocrático.
Los clérigos elegidos para analizar estas normas son decididos por el Líder Supremo y, en todo caso, los candidatos presidenciales son designados por el Consejo de Guardianes, por lo tanto, sería poco probable que un opositor al régimen logre tener un puesto importante. De igual manera, por una norma constitucional (artículo 115) el presidente del Estado debe ser chiita, lo que descarta que cualquier otra minoría tenga acceso a puestos de importancia, como ha ocurrido durante el gobierno de Rouhani, al cual se ha criticado la no designación de un gobernador provincial sunita en una zona bajo control de esta minoría religiosa, tal y como lo informaría el Centro para los Derechos Humanos de Irán en el año 2017.2
Los mismos inconvenientes se han presentado con las mujeres iraníes ya que, si bien no hay prohibiciones específicas para ocupar algunos puestos gubernamentales, han vivido entre promesas y decepciones de los presidentes que han estado anteriormente,3 en los casos muy puntuales de la gestión de Hassán Rouhani y Mahmmoud Ahmadinejad que no han generado mayores avances sin que pareciera que más bien podría haber un retroceso si el elegido finalmente fuera Ebrahim Raisi, ultraconservador y señalado como futuro sucesor del Líder Supremo, tal y como fue explicado en un artículo escrito para Wall Street International en mayo anterior.
Es importante señalar que la candidatura de su oponente principal, el expresidente del Parlamento, Alí Larijani, fue rechazada. Exasesor de seguridad nacional y negociador nuclear cuyas opiniones se han vuelto más centristas en un contexto iraní a lo largo de los años, se acercó sin éxito a la administración de George W. Bush para entablar conversaciones sobre el programa nuclear de Irán en 2006-2007. Más tarde, ayudó a defender el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA) de 2015 de las críticas duras como presidente del parlamento.
También fue rechazada la candidatura de Ishaq Jahangiri, vicepresidente del país y aliado del presidente Hasan Rouhani. Es probable que este rechazo se deba a que el líder Supremo le cobra al gobierno actual cualquier desplante realizado, aparte de que está claro que ya está elegido a dedo el heredero del puesto.
Además del clérigo conservador Raisi, se encuentran también otros seis candidatos Abdolnaser Hematí (presidente del Banco Central), Mohsen Mehralizadeh (exvicepresidente y exgobernador de Isfahán), estos considerados reformistas. Mientras que, del lado de los conservadores, se suman las candidaturas de Mohsen Rezaí (secretario del Consejo de Discernimiento), Saíd Yalilí (exministro de Exteriores), Amir Hosein Qazizadeh Hashemí (diputado), así como Alireza Zakaní (jefe del Centro de Investigaciones del Parlamento). En total hubo al menos 600 postulaciones, de las cuales 40 se filtraron en primer lugar como «aptas» y de estas se desprendieron las siete finales que se encuentran en competencia por la silla presidencial.
Es evidente que, desde un punto de vista estructural, quien quiera que sea el próximo presidente iraní no tiene mucho margen de maniobra y está supeditado claramente a lo que el régimen ordene. Desgraciadamente para el país, sean los mulás los que decidan sobre el país o se cambie por un régimen menos controlado por el islamismo político chiita, los retos y dificultades que experimenta el país están a la orden del día y deben ser considerados, por lo que a continuación serán mencionados algunos de estos.
Desafíos del próximo presidente iraní
Según Jubin Katiraie del sitio Iran Focus,4 los próximos retos del país van desde los embates de la COVID-19 sobre la sociedad, el déficit presupuestario, el problema del medio ambiente, el acuerdo nuclear y la inestabilidad regional de la que el país es actor directo, hasta el envejecimiento de la población, desempleo, déficit presupuestario, crisis de los fondos de pensión, mercado inmobiliario y la tasa de fecundidad, por mencionar algunos aspectos que serán ampliados.
La pandemia y las proyecciones económicas
Según las proyecciones el déficit presupuestario sería para el 2021 de US$350 mil millones. Debe recordarse que la economía iraní ha tenido déficit debido a las sanciones y los problemas estructurales que se suma, además, la cantidad de contagios y muertos por la pandemia, donde ha habido casi tres millones de casos, más de 80 mil muertes según se puede ver en Datos Macro que actualiza la información constantemente en su sitio.
Se suma además que la inflación acumulada del país pueda tener una subida de 36.5% en 2020 hasta llegar a alcanzar 39% en 2021 si no hay cambios en el gasto público y no se mejoran las condiciones externas del país, por lo que este será sin duda uno de los aspectos fundamentales por afrontar del próximo gobierno iraní.
Se debe añadir la crisis de los fondos de pensiones, ya que cada vez hay más personas adultas con edad para jubilarse; un desplome en la tasa de natalidad en los últimos 20 años según datos del Banco Mundial, lo cual generaría en un futuro no muy lejano un problema de ingresos al Estado, elemento que además podría interpretarse como cierta desesperanza entre la sociedad al optar por tener hijos menos hijos.
El último apartado de este punto tiene que ver con el mercado inmobiliario que impacta en la percepción de la calidad de vida de los ciudadanos. Hubo un aumento en los costos de la vivienda durante el 2020 que amplió la brecha entre poder adquisitivo y acceso a vivienda, generando una sensación de inaccesibilidad, donde además se trata de un mercado que durante el primer año de la pandemia tuvo un retroceso que impactó económicamente al país.
Estos aspectos económicos son parte de los componentes de la antipatía social que puede escalar el descontento social de la población iraní.
Crisis medioambiental
Lo que anteriormente era un país con altos estándares ecológicos, es en la época actual solamente un recuerdo ya que ni siquiera se respeta la vida de los conservacionistas. Algunos están en medio de torturas, procesos extrajudiciales, detenciones arbitrarias, todo según se desprende de la información por parte de Amnistía Internacional a través de su jefe de crisis y medio ambiente, Richard Pearshouse, consignado en un informe de National Geographic.5
Irán experimentará este 2021 uno de los veranos más secos de los últimos 50 años, gran parte de la responsabilidad del desabastecimiento es debido a las políticas estatales que estarían fallando en sus reformas en aras de las mejoras en materia hídrica, así como otros aspectos relacionados con el ambiente. «El año del agua 2020-2021 será uno de los peores años del agua en Irán. Y esta situación crítica puede tener un impacto negativo en el suministro de agua potable».6
Acuerdo nuclear y la inestabilidad regional
En mayo anterior, a través de una reunión realizada por las potencias mundiales en Viena, se reactivó la posibilidad de levantar las sanciones y la esperanza de que Irán regrese a cumplir con los elementos fundamentales que exigía el plan para no desarrollar armas nucleares.7
Cabe recordar que, desde el año 2018, el gobierno estadounidense al mando de Donald Trump decidió retirarse del acuerdo, señalando incumplimientos por parte del régimen de Teherán y reactivando las sanciones contra el país. Ante esto, los iraníes retomaron la producción de uranio enviando un mensaje retador a los gobiernos occidentales por lo que el dialogo se mantuvo cerrado en el resto de la gestión de Trump y fue con la llegada del presidente Biden a la Casa Blanca que se retomaron las conversaciones para aplacar la crisis que esto les acarrea.
Evidentemente, lo primero que busca el régimen iraní es que se suavicen las condiciones de las sanciones, por lo que sería necesario por parte de ellos que tomen decisiones inmediatas que les generen más flexibilidad, ya que la situación actual les afecta en su eje de influencia regional, y profundiza la crisis interna del país impidiendo incluso pagar a sus propios funcionarios.8
Esto podría motivarles retomar algunas medidas impuestas por la Agencia Internacional de Energía Atómica, considerando que, a lo largo de estos tres años desde el retiro estadounidense, Irán ha logrado acumular suficiente uranio enriquecido para uso balístico, por lo que si el liderazgo optara por purificar el metal pesado al nivel del 90% tendría un importante desarrollo armamentista. Con la capacidad de producción que el régimen ha implementado, demostró que sus ingenieros tienen una alta capacidad de desarrollo para uso militar.9
Su percepción en la región también se vería obligada a cambiar, puntualmente en el tema de soporte e influencia a grupos terroristas en la región como el Hezbolá libanés (también el iraquí), el Hamas y la Yihad palestinos o las milicias Hutíes yemeníes.
Esa participación iraní en conflictos internacionales ha sido una constante crítica a lo interno del país, tanto así que, en las protestas del 2018, se escuchaban consignas contra la participación iraní en conflictos regionales. Sin embargo, estos le han funcionado al régimen para sacarse un poco de atención de encima y llevarla hacia los territorios del Levante Mediterráneo, donde además poseen una importante cuota de influencia.
La República Islámica de Irán mantiene altos los niveles de tensión regionales y son vistos con recelo por parte de gobiernos como el israelí con el cual además tiene una guerra indirecta, en primer lugar, por la vía cibernética, que incluso tiene alcances civiles, tal y como lo explica Cristina Marzal experta en ciber seguridad de la revista Ejércitos.10
Por otro lado, es claro el apoyo de Irán a los grupos islamistas palestinos para la lucha armada contra Israel, que han sido evidentes y constantes, incluso en el pasado conflicto de mayo 2021 hubo fuerte impulso del gobierno de Teherán en el desarrollo balístico que lograron impulsar los grupos paramilitares de Gaza, mejorando sus capacidades desde el último conflicto armado en el 2014. Este soporte iraní lo confirmó el 7 de mayo Ramez Al-Halabi, alto oficial de la Yihad Islámica palestina al canal iraquí Al Ahd TV.
Mientras esto ocurre con el vínculo iraní y su guerra contra Israel, se sospecha que el Estado judío es el responsable de una serie de incendios e imprevistos que ha sufrido Irán a lo largo de los últimos meses en algunas de sus infraestructuras estratégicas, lo que lleva las confrontaciones a una zona cada vez más caliente.11
Por otro lado, su relación con países del Golfo ha dado importantes cambios en el corto plazo y, desde la llegada de Biden, se han retomado las negociaciones entre Arabia Saudita e Irán para bajar tensiones entre estos dos grandes competidores actuales del mundo musulmán, tal y como lo señalaba en un artículo la BBC el 19 de mayo.
Todos los cambios en materia internacional avanzarán o se modificarán sustancialmente, dependiendo, por supuesto, de los intereses que tenga el clero con el nuevo presidente y hacia dónde deba encaminarse porque, si bien un cambio en las tensiones con occidente puede suavizar los castigos sobre su economía, en estos momentos el repunte de las relaciones con la Federación Rusa o la República Popular de China podrían ser el salvavidas político y económico necesario para no morir en el agobio y no sentir una necesidad imperativa de ocasionar grandes cambios en poco tiempo.
Conclusiones
Estos serían algunos de los elementos generales que el próximo gobierno que llegue a Teherán deberá afrontar; sin embargo, algunos de los puntos de observación están realizados con un enfoque esperanzado en que el liderazgo efectivamente quiera impulsar cambios que puedan garantizar mejoras a la calidad de vida de los ciudadanos y un proceso menos nefasto para los intereses internacionales del país.
Pese a lo anterior, como ha sucedido continuamente en Irán, al tener el clero total control del poder por medio del dominio de todas las estructuras internas, prefieren aplicar medidas paliativas que adormezcan temporalmente algunos de los aspectos de crisis del país y continuar con una agenda de intromisión en asuntos externos donde el activismo del islam político les hace mantenerse en una condición de confrontación que genera vértigo y temores de una crisis mucho mayor hacia conflictos totales, aunque esto último es una visión apocalíptica en la que el gobierno iraní ha sabido cómo dejar los problemas en el sitio donde ocasionan el incendio o son parte de los detonantes.
Se debe considerar que el papel que le corresponda asumir al próximo presidente de Irán será determinante para la imagen que presentará frente al mundo, como ocurrió con Rouhani que siempre fue visto como más moderado que su antecesor, Ahmadinejad, pero debemos caer en la razón de que no es la cara del presidente la que marca necesariamente la hoja de ruta que llevará el gobierno, sino que este solamente es la cara para la opinión pública, ya que todo lo demás estará como ha sido desde finales de los 70, en manos de los clérigos.
Notas
1. World Intellectual Property Organization. (s.f.). Constitution of the Islamic Republic of Iran.
2 Center for Human Rights in Iran. (2017). Center for Human Rights in Iran. Octubre, 9.
3 Acuña, B. (2020). MeToo de las mujeres en Irán. Academia.edu. Septiembre.
4 Katiraie, J. (2021). The Challenges of Iran’s Next President. Iran Focus. Mayo, 29.
5 Shwartzstein, P. (2020). How Iran is destroying its once thriving environmental movement. National Geographic. Noviembre, 12.
6 Rajabi, S. (2021). Iran Loses 360 Square Meters of Its Nature Every Second. Iran Focus. Mayo, 23.
7 Motamedi, M. (2021). Agreement on restoring Iran’s nuclear deal ‘within reach’. Al Jazeera. Mayo, 19.
8 Mohades, E. (2021). Iran’s Regime, Fearing Protests, Pleads for Sanctions To Be Lifted. Iran Focus. Mayo, 24.
9 Tiron, J. (2021). Without a Nuclear Deal, How Close Is Iran to a Bomb?. Bloomberg. Mayo, 20.
10 Marzal, C. (2020). Ataques cibernéticos con efectos físicos. Ejércitos. Agosto, 20.
11 Labrado, E. (2020). Ola de misteriosos incidentes en Irán. Ejércitos. Agosto, 10.