Roma es fascinante en la superficie pero también en el subsuelo: existe una ciudad debajo de la ciudad. Las entrañas de la capital italiana esconden 800 kilómetros de corredores, galerías, catacumbas – de las que les hablaremos con más detención en las semanas siguientes – acueductos y templos.
Antes de seguir explicando la Roma subterránea, hay que aclarar que es necesario excluir de este itinerario a todos quienes padecen enfermedades bronquiales, claustrofobia, ataques de pánico o miedo a la oscuridad. Si la situación es esa, hay que limitarse a leer o mirar videos sobre lo que se podría haber visitado, porque todo se encuentra, por lo menos, 14 metros debajo de la tierra. Si por el contrario, es de talante aventurero, y el físico se lo permite póngase botas impermeables, compre una buena linterna, y… sumérjase en el subsuelo romano.
Las cuevas y grutas subterráneas eran lugares de culto donde se practicaban, sobre todo, los ritos del mitraísmo, un culto esotérico oriental que surgió aproximadamente en el siglo II a.C. en la zona donde se encuentra el actual Irán. Desde allí se difundió en los siglos posteriores a todo el Imperio Romano, sobre todo entre los soldados de las famosas legiones.
Existen más de cincuenta mitreos pero los invitamos a conocer el más importante y rico en arte, que es el de la Iglesia de San Clemente. Además es el único que normalmente está siempre abierto al público.
El Mitreo de la Iglesia de San Clemente...
La basílica, que se encuentra en via Labicana 95, a 300 metros del Coliseo está dedicada a San Clemente, el tercer pontífice en la dos veces milenaria historia de la Iglesia católica que gobernó entre los años 88 y 97 d.C.. La leyenda cuenta que después de haber sido exiliado a Crimea, fue arrojado al Mar Negro amarrado a una ancla.
La iglesia está construida en tres niveles: el primero de ellos es el más reciente y se remonta al siglo XIII. En el ábside se puede admirar uno de los mosaicos más interesantes y significativos de Roma: en un fondo dorado, desde una Cruz parten ramos de vid y un río, que simbolizan el alimento espiritual a la humanidad. Después de haber superado la Sacristía, por amplias escalas, se baja al primer nivel inferior: estamos en la basílica original, construida a fines del siglo IV de nuestra era (año 385).
Solamente durante dos años la basílica fue utilizada como lugar de culto, después de haber sido abandonada, fue destruida por los Normandos en el año 1084 y luego reconstruida, bajo el pontificado de Pascual II, en 1108.
En este sector se pueden admirar antiguos frescos de la vida de San Clemente, entre ellos uno que describe en letras aun perceptibles un milagro del santo. Este escrito está considerado como uno de los ejemplos más antiguos de italiano vulgar.
Para llegar al último nivel se sigue bajando, esta vez por estrechas escalitas que llevan a una Domus (casa) típicamente romana, construida hace más de dos mil años. Tras el abandono de sus propietarios en el siglo II de nuestra era, probablemente tras el incendio del año 64 (que Tacito atribuye a Nerón) que destruyó Roma, las habitaciones se utilizaron como santuario del dios Mitra.
Este mitreo, cuyas paredes aún conservaban vestigios de una suntuosa decoración marmórea, se descubrió recién en la primera mitad del siglo XX, mientras se realizaban trabajos para una bodega del Teatro Nacional de la Opera: entre los ambientes más importantes se han identificado, y aun está visible la Escuela Mitraica, donde se preparaba a los adeptos, y el Santuario propiamente tal.
En esta sala se descubrió un elemento que los arqueólogos consideran específico de este rito: una tarima alrededor de la que se sentaban los adeptos durante la ceremonia y la celebración del banquete sagrado. En el santuario todavía se puede identificar un nicho semicircular donde probablemente se encontraba una pequeña estatua de Mitra: en este lugar hay un bajo relieve que describe la empresa principal de Mitra: la muerte del toro, tema recurrente en los mitreos.
Apertura: 9.00 – 12.30 y 15.30 – 18.30
De octubre a marzo hasta las 18 horas
Dirección: Via Labicana 91
Cómo llegar: desde la estación del metro COLOSSEO (línea B), diez minutos de a pié, recorriendo la vía San Giovanni In Laterano.
La mayor parte de los lugares de Roma subterránea no están abiertas al público, pero hay varias asociaciones culturales, entre ellas la Asociación Futuro 2000 (tel. +39.0677591443) que se dedican a organizar visitas en diferentes idiomas.
Otro de los lugares sugeridos es el Mitreo del Circo Massimo, cuyo descubrimiento ha permitido reconstruir las fases de este importante culto. Junto con admirar un estupendo bajo relieve del período helenístico, este Mitreo ofrece una estupenda ocasión para descubrir los secretos de una religión que alcanzó su máxima difusión en los siglos III y IV d.C., época en que se convirtió en una fuerte competidora del cristianismo. La práctica del mitraísmo, como la de todas las religiones paganas, fue declarada ilegal en el año 391.
Y hablando de cultos esotéricos y subsuelo, en el próximo “paseo” en programa para el 8 de Diciembre, les contaremos como era el culto fúnebre en la Antigua Roma y como se sepultaban no solamente los poderosos, sino también la gente común, la plebe