En otras columnas desarrolladas durante este año se plantearon los movimientos de la agenda política exterior del gobierno en Pekín, se planteó la propuesta de «Pax Sínica» en el rol de cooperación —conflicto de la superpotencia, el papel del gobierno chino junto con el ruso en la dinámica de inestabilidad de la República Islámica de Irán. Complementario a ese rol, se expandió el concepto sobre la agenda china en Medio Oriente y se planteó en términos generales cómo es la relación del «gigante asiático» en su competencia con la Unión Europea.
Era necesario continuar con el análisis planteando la agenda que se ha venido desarrollando por parte de China en otras dos regiones, donde su ventaja comparativa y competitiva es mucho mayor; donde además ha implementado una poderosa estrategia de poder blando económico que le ha resultado positivamente, dadas las necesidades de estas regiones de captar inversión extranjera y debido a la desidia de otros actores fundamentales e históricos en estas zonas, puntualmente Estados Unidos y Europa.
Importancia estratégica de Latinoamérica para los intereses chinos
Las inversiones de China en América Latina han tenido durante años un comportamiento creciente, sin embargo, producto de la pandemia, la crisis económica e inestabilidad política de la región, así como el cambio de modelo de negocios chino hace que los préstamos y los movimientos económicos sean más limitados.
En un período de al menos 16 años (2002-2018) las inversiones chinas en la región pasaron de US$17 mil millones a US$306 mil millones, siendo además el socio comercial más importante de países como Brasil, Chile, Perú y Uruguay (DW, 2019).
Aun y con lo mencionado, en lo que se refiere a préstamos, los montos han bajado llevando incluso a que no haya tales movimientos económicos durante el año 2020, según explica Fernanda Paúl para la BBC en español (Paúl, 2021).
Este movimiento económico explicado en el mismo artículo de la BBC referencia los tres factores referidos; sin embargo, el que quizás tenga un peso mayor es el que se refiere a cambios en el modelo económico chino.
Anteriormente gestaban movimientos con gobiernos, pero el riesgo adquirido al hacerlo con fondos soberanos es mucho mayor, ajustado además por el modelo del G20, por lo que bien se señala que el país mantiene intereses en la zona, pero ya no pueden hacer estos flujos de préstamos por la posibilidad de no recuperar los montos invertidos; no hay una garantía real de retorno de los ingresos, que se canalizan en muchas oportunidades a través de Banco Asiático de Inversión en Infraestructura.
Un ejemplo de lo anterior y asociado al riesgo soberano es la República Bolivariana de Venezuela. Anteriormente, la República Popular de China negociaba fuertes sumas en este país para obtener beneficios en cuanto a recursos estratégicos, sin embargo, la situación política del país, sumado a los factores externos que generan una fuerza centrífuga de inestabilidad, incluyendo sanciones económicas y tensiones políticas con sus vecinos ha restringido un poco la participación china con el gobierno de Caracas.
Otro país que ha recibido miles de millones de dólares en inversiones chinas en la región es Brasil. De igual manera, la situación política de este país asociada con su gobierno y a la respuesta poco sesuda durante la pandemia podría terminar de cerrar los flujos económicos provenientes de Beijing, al menos de manera directa y seguir canalizando sus proyectos por la vía de capital mixto público-privado. En el siguiente gráfico, también tomado de la BBC se puede ver la cantidad y los montos de los préstamos a los países de la región, la mayoría ubicados en el cono sur, donde está más marcada la tendencia de influencia económica.
Mientras que en este otro gráfico se pueden notar los altos porcentajes de los préstamos dedicados a aspectos que son de su propio beneficio: energía e infraestructura.
Las inversiones en infraestructura energética —considerando que China tiene interés en adquirir buenos precios en la importación de petróleo crudo para su industria manufacturera (Hongbo, 2014)—, siendo este país el principal importador de petróleo a nivel global, y que espera convertirse en el mayor exportador de productos terminados según su proyecto «Made in China 2025», por lo que sus aportes en esta industria están más que justificados.
Por otra parte, el modelo de los préstamos para infraestructura chinos en la región obedece al proyecto de «Una sola franja, una sola ruta» (One Belt, One Road) denominada popularmente como «La nueva ruta de la seda», donde se asocian infraestructuras terrestres y marítimas para hacer una mega conexión comercial donde China es el principal beneficiado. En la región latinoamericana hay países que formarían parte de dicha ruta, como se puede ver en la imagen a continuación.
Como se puede ver, el gran proyecto chino incorpora distintas regiones de forma significativa conservando un carácter económico, no hay una importancia política en la zona, ya que el modelo del gobierno de Beijing no incluye la intromisión directa en los asuntos de los Estados y cualquier acercamiento e influencia lo utilizan a través del softpower económico.
Un último elemento que se podría mencionar de la importancia regional de América Latina para China es su cercanía con los Estados Unidos, de ahí que el coqueteo con algunos países obedezca a querer competir en línea directa contra Washington. Así como el gobierno estadounidense toma la decisión de ubicarse estratégicamente en países cercanos a sus competidores directos; principalmente a través del hardpower, el gobierno chino toma ha decidido hacer lo propio participando a lo interno de las situaciones latinoamericanas.
Han tocado las puertas de la CELAC a través de un foro conjunto con China, que ha logrado cuadrar importantes esfuerzos de cooperación en tecnología digital, que es una necesidad de primera línea en la actualidad, tal y como ocurrió en México en febrero anterior, participando en el combate a la COVID-19 a través de la alta tecnología (El Economista, 2021).
De esa forma, se gestan más alianzas entre el gobierno chino y los países de la región, cerrando vínculos que podrían eventualmente significar importantes pasos para flanquear comercialmente a Estados Unidos, como ha ocurrido en otras zonas del mundo como el caso africano, que será el último de esta serie de artículos escritos al respecto.
Notas
DW español. (2019). China en América Latina: economía sí, política no. Julio, 31.
El Economista. (2021). México, un importante blanco estratégico para China. Abril, 5.
Hongbo, S. (2014). Modelo de cooperación energética entre China y América Latina. Problemas del Desarrollo. No. 176 (marzo): 9-30.
Paúl, F. (2021). China y América Latina: 3 claves que explican por qué Pekín restringe sus préstamos a la región. BBC en español. Marzo, 12.